avier
Fernández (Mieres 1948), es ingeniero de minas y ha renunciado a su cargo
de Consejero de Industria del Gobierno de Areces para asumir el de la
Secretaría General de los Socialistas Asturianos. Anteriormente estuvo al
frente de la Dirección Regional de Minas, una responsabilidad que abandonó
en 1996 para asumir el cargo de diputado por Asturias en el Congreso de los
Diputados. Más tarde, pasó a formar parte del equipo de Gobierno de
Vicente Alvarez Areces.
-Manifestabas cierta frustración y decepción por el escaso apoyo
recibido en el 28 Congreso de la FSA-PSOE. ¿En qué se traduce eso?
-Sí, es verdad que manifesté la decepción que me producía el no
tener más apoyo para la ejecutiva que elaboré. ¿Por qué? Porque yo estoy
convencido de que el proceso de integración al que estamos abocados los
socialistas asturianos no es algo que se realiza de un día para otro, ni
como consecuencia de un congreso exclusivamente, sino de un proceso
necesariamente largo. ¿Qué pasa? Que es bueno que ese tipo de cosas tengan
un arranque por encima del 50%, porque indica que todos estamos en esa
dirección y que todos apoyan esa ejecutiva. El que no ocurriera eso a mí
me supuso una decepción, y así lo dije. En ningún caso quise que se
interpretara que en una ejecutiva en la que estuviéramos todos presentes
significara un reparto del poder. No se trataba de un reparto del poder,
sino de una presencia de todos para caminar hacia una integración de todos.
-Una vez asumida la Secretaría General ¿cuál es tu principal
preocupación?
-Lo dije y lo digo ahora: es fundamental restablecer la confianza
entre los socialistas, que en nuestra región ha estado quebrada. A partir
de ahí, tenemos ideas, proyectos para ilusionar a esta sociedad. Yo me
presenté a esta responsabilidad diciendo que quería ser un punto de
encuentro, que me sentía capaz de serlo y de restablecer ese clima de
confianza. Creo que estamos en condiciones de decirles a los asturianos que
los socialistas no estamos ensimismados en nuestros problemas internos, sino
que tenemos un proyecto para ellos para sacar a la región adelante.
-¿Qué puntos fundamentales tiene ese proyecto?
-En líneas generales nosotros estamos en sintonía con el 35
congreso del partido, que se articula en torno a la figura de José Luis
Rodríguez Zapatero. Un partido que sea de una base democrática más ancha,
un partido más auténtico, más transparente y más conectado con la
sociedad. Quiero revitalizar la participación en el seno del partido. En
las agrupaciones debe haber un clima distinto entre los propios militantes.
Lo que estoy haciendo ahora es, además de dotarme de una estructura
organizativa adaptada a esos planteamientos, visitar las agrupaciones, no
para discursear o que me escuchen los militantes, sino para escucharles yo a
ellos. Quiero que me conozcan y quiero conocerlos. Quiero saber cuáles son
las aspiraciones, las ideas y las impresiones desde la base, desde la
militancia, sobre la dirección política.
-¿Quieres que se pase de la confrontación al entendimiento y que esos
compartimentos o familias dentro del socialismo, se acaben?
-Sí, es lo que queremos y no sólo en Asturias. No se trata de
planteamientos utópicos o voluntaristas exclusivamente, porque debemos ser
conscientes de que siempre, dentro de los socialistas, habrá talantes e
ideas que estarán más próximos y ese tipo de proximidades no indica que
no podamos convivir con esas ideas, en algunos casos diferentes, y debatir.
Precisamente lo que yo quiero es que se debata y que se debata mucho más,
porque hasta ahora se ha estado haciendo otra cosa. El debate sobre personas
al final nunca es un debate sincero, siempre es un debate falso y nunca
aclara nada. Hay muchas cosas que los socialistas tenemos que debatir y en
la que estaremos o no de acuerdo. Hay que quitarnos las etiquetas, es decir,
esas simplificaciones a las que a veces también contribuyen mucho los
medios de comunicación, cuando les interesa simplificar y dar el mensaje
elemental. Por supuesto, vamos a tener posiciones e ideas distintas entre
nosotros en muchos casos, y vamos a debatirlas con sinceridad y con
naturalidad, pero vamos a hacerlo en el seno del partido y no en los medios
de comunicación.
-Mucha gente piensa que los partidos políticos miran más su propio
ombligo que los problemas de la sociedad.
-Nosotros tenemos que recuperar la política y hacer que los
ciudadanos crean en las estructuras políticas, pero para ello tienen que
creer en los políticos. Creo que hay demasiados políticos más ocupados en
prometer que en cumplir, pero también hay muchos políticos y muchas
maneras de hacer política, que son absolutamente éticas y necesarias y,
por tanto, hay que reivindicar otra vez la política e ilusionar a la gente.
Cuando pienso en lo que fueron los gobiernos de los socialistas durante
estos trece años, yo tengo una valoración con luces y sombras, pero en
general muy positiva, porque creo que cambiaron de verdad a España. Cuando
se piensa en los errores, que también cometimos, se habla de la
corrupción, que fueron casos puntuales y lamentables que no hay que
repetir. Pero quizá el mayor pasivo nuestro fue ser capaces de hacer una
educación, o una sanidad o unas pensiones más justas, y sin embargo, no
ser capaces de transmitir a la sociedad nuestra pasión por la justicia. Eso
es lo que debemos hacer ahora.
-Has estado formando parte de la ejecutiva de Vicente Alvarez Areces y
ahora asumes esta responsabilidad dentro de tu partido, ¿cuál es tu
visión de nuestra región?
-Sería absurdo decir que ésta no es una región con problemas y
que ha sido objeto de múltiples análisis. Es una economía vinculada
todavía a las transferencias, y hay que pasar a que sea una economía
productiva. Por otro lado, sí he podido comprobar el pulso que tiene la
región, el nervio que tiene Asturias. Ese fatalismo asfixiante que nos
planteábamos hace algunos años, y que no nos iba a permitir salir
adelante, yo creo que se ha superado. La vitalidad de la región se
manifiesta no sólo desde la psicología de la gente, sino viendo cómo se
están produciendo inversiones en Asturias, por parte de gente de aquí y de
fuera de aquí que cree en la región. Y en este último año yo desde el
Ejecutivo, desde el gobierno de la Consejería de Industria, he podido
percibir eso con una nitidez extraordinaria. El tejido productivo de
Asturias está haciéndose cada día más flexible, más moderno y más
diversificado, y eso es esencial.
-Y ello requiere un tiempo, antes de ver los frutos.
-No se pasa de un día para otro de una cultura de empresas
intensivas en empleo, como las que teníamos hasta ahora, de gran
dimensión, a una cultura del riesgo, a una cultura empresarial. Es un
proceso que necesariamente se inscribe en un plazo largo, por tanto, esa
vitalidad y esa capacidad de Asturias para emerger y salir adelante está
ahí y se percibe con toda nitidez. Este proceso hay que compaginarlo con
saber administrar a largo plazo sectores que están ahí, como el
siderúrgico, naval o el propio campo, porque siguen suministrando nervio
económico y lo necesitamos. Los procesos económicos no son como nos los
argumentan, desde planteamientos absolutamente neoliberales, no, lo nuevo y
lo viejo deben de solaparse y crecer al unísono.
-Con esto, contrasta el que venga Alvarez Cascos como un ariete del PP
para abrir brecha y confrontación con el ejecutivo de Areces.... ¿Qué
piensas de esto?
-En primer lugar, siempre hay que comparar el proyecto con el
trayecto. Los socialistas hemos hecho un trayecto y también tenemos un
proyecto de futuro y serán los ciudadanos los que juzguen la sintonía
entre uno y otro. En la derecha no ocurre lo mismo. En Asturias la derecha
gobernó cuatro años y ahí está su trayecto. En cuanto a su proyecto veo
dos cosas: unas infraestructuras que están más en la propia realidad
virtual de la propaganda del señor Cascos y de todos sus seguidores en
Asturias, y un asalto. El PP en el año 93, o antes incluso, protagonizó un
auténtico asalto, no solamente al poder político, sino a los valores de la
democracia, y un asalto con apoyo mediático... Los dos argumentos que tiene
el PP para su acción política en este momento en Asturias son: vender
infraestructuras y, asaltar el gobierno.
Pero vayamos a las políticas que se están desarrollando y que según
Alvarez Cascos son aquellas de las que emana la mejora de la situación
económica asturiana, sus políticas. Me remito a los presupuestos del
Estado de este año, ¿cómo si estamos en el cenit del ciclo económico, no
se encuentra ni una sola medida -hablo de lo social-, para mejorar las
pensiones mínimas, las pensiones no contributivas? ¿Cómo se puede
plantear un equilibrio en este país, desde el punto de vista social, con
504 millones que hay en el presupuesto de España para luchar contra la
pobreza? Un país en el que hemos pasado -según datos de la ONU- del puesto
once en desarrollo humano en 1996, al puesto veintiuno. En esos presupuestos
no hay ningún componente social, hay unas inversiones en infraestructuras
que están en términos de porcentaje de PIB, por debajo de los de 1994, que
era un momento difícil de la economía en España. Al final, lo que sí
existe es una obsesión contable por un déficit cero, que en realidad no es
tal, porque está lleno de artificios y trucos de todo tipo.
-La derecha está tendiendo un pulso al gobierno Areces y hasta pide un
adelanto de las elecciones. ¿Qué piensas al respecto?
-Me parece absurdo. Dentro de su estrategia, si es que la podemos
llamar así, de derribo del gobierno, han anunciado que aquí están en
elecciones, y claro, faltan dos años y medio para esas elecciones.
Entonces, como falta tanto tiempo, o se cansan o tendrán que jugar a un
adelanto de las elecciones, pero no hay ningún elemento ni dato objetivo
para ese adelanto.
-¿Crees que la derecha está nerviosa ante la regeneración que se está
produciendo en el Partido Socialista?
-Estoy absolutamente convencido. La sensación de tranquilidad se
está generando en nuestro partido, por más que se airee en determinados
medios que los congresos salen muy ajustados. Aquí en Asturias, por
ejemplo, se percibe que estamos cauterizando nuestras heridas, que nos
estamos tranquilizando y serenando. Todo eso, obviamente, les pone muy
nerviosos. Porque ese caldo de cultivo de la confrontación entre un grupo
político, les ocurrió a ellos, y saben que eso es lo que genera mayor
castigo desde el punto de vista social. Ellos lo han sufrido en sus propias
carnes.
-Las tensiones habidas entre el Ejecutivo Areces y su propio partido
sugiere la pregunta: ¿qué es primero, el partido o el Gobierno?
-No creo que sea una cuestión de prioridades. El partido es algo
que está siempre, es el referente político. Al partido le corresponde el
proyecto político y siempre ha de ser así. Hay otros partidos que se
conforman con ser una referencia ética en un hemiciclo, o en un parlamento,
pero este no. El Partido Socialista es un partido que quiere cambiar la
sociedad, que quiere transformarla. ¿Cómo se hace? Pues con los gobiernos,
porque el gobierno es quien debe ejecutar ese proyecto, si no estaríamos
siempre en algo puramente estético y ético, una referencia que no tendría
ninguna fuerza transformadora. Es fundamental por parte del partido sostener
y defender al gobierno, intermediar entre el gobierno y la sociedad,
llevando a la sociedad lo que es la acción de gobierno.
-En tu trayectoria política ¿cuál ha sido el momento más difícil?
-Pues esta decisión de ser Secretario General. Ha sido muy dura y difícil,
ya que en otros casos siempre fue mucho más natural o más sencilla, como
la de ser director de Minas. Son nueve años los que llevo realmente en
cargos políticos, pero esto suponía un cambio trascendente para mí, el de
pasar exclusivamente a lo orgánico y plantearme un desafío muy importante:
reconducir la dinámica en la que nos habíamos instalado los socialistas.
Lo medité mucho, y una vez que tomé la decisión, asumí lo de intentar
ser Secretario General. Yo soy de los que piensan, y lo digo sin ninguna
retórica, que las hojas de los libros hay que pasarlas siempre para
adelante, por tanto, cuando tomo una decisión la tomo para bien o para mal.
-¿La auténtica revolución ahora está en la mujer?
-Sí, para mí es la auténtica revolución. La sociedad de la
información, la globalización, están ahí, y son fenómenos tecnológicos
que nadie niega, pero desde el punto de vista de las ideas, la revolución
del siglo XXI va a ser la revolución de la mujer, la plena incorporación
de la mujer, porque tiene mucho que aportar. Y en esas ideas estamos los
socialistas.
-Tu familia sufrió los avatares de la guerra civil y la represión
franquista. ¿Influyó en ti y en tu trayectoria el trauma familiar de la
posguerra?
-Sí, por supuesto. El ambiente que vivía mi familia en aquellos
años, el hecho de ir con mi madre a Francia muchos veranos a ver a la
familia exiliada... Allí empecé a conocer cómo era el exilio y cómo se
vivía España desde allí. Y lo diferente de Francia que era este país. Yo
era un chiquillo y a esa edad uno tiene los ojos muy abiertos. Por otra
parte, nosotros no éramos una familia religiosa, no lo hemos sido nunca, en
casa se estaba más conectado a las ideas y al Partido Socialista que con
otra cosa.
-¿Un deseo?
-Lo que más anhelo en este momento es poder conducir esta
organización por los cauces del discurso que hice en el Congreso, de la
sintonía interna, de la eliminación de cualquier tipo de familia o de
clan, de recuperar la confianza entre los socialistas y avanzar. Creo que
esta sociedad nos necesita, que Asturias necesita a la izquierda. ∆