El
frío, la lluvia, y en ocasiones la nieve, ponen a prueba a conductores
y vehículos. Muchos accidentes y averías se pueden evitar si
mantenemos una actitud preventiva.
Motor • Con las bajas temperaturas
invernales lo primero que hay que revisar es la batería y el líquido
refrigerante. La primera que esté en buen nivel de carga y el segundo
que soporte bien las bajas temperaturas. Los refrigerantes al 50%
aguantan hasta temperaturas de 35 grados bajo cero y no producen
deterioro en el interior de los radiadores y culatas de aluminio. No
debemos olvidarnos de mantener una vigilancia del nivel de aceite. Éste
debe estar entre el máximo y el mínimo. Cada 5.000 kilómetros
aproximadamente, debe efectuarse el cambio del aceite. Cada 10.000
kilómetros debe reponerse tanto el filtro del aceite, cuya función es
eliminar las impurezas del aceite lubricante, como cambiar también el
filtro del aire, con la finalidad de favorecer la buena combustión del
combustible y la potencia del vehículo.
Frenos y suspensión • Cada 20.000
kilómetros es conveniente revisar el estado de los frenos y
mensualmente comprobar el nivel del líquido de frenos.
El estado de los amortiguadores condiciona de una manera sustancial la
estabilidad del vehículo, tanto en la conducción como en la frenada,
por eso es conveniente revisarlos cada cierto tiempo.
Neumáticos • Es imprescindible en
invierno que los neumáticos estén en buen estado, con un dibujo
profundo y con la presión de aire adecuada. Unas cubiertas que estén a
medio uso y que en verano aún se podrían utilizar, no nos valen para
circular en invierno ya que con las lluvias y las heladas su adherencia
disminuye considerablemente y es un factor de riesgo importante.
Alumbrado y visibilidad • Ver y
ser visto, son dos factores importantes especialmente en esos días
invernales grises y lluviosos, y conviene tener perfectamente regladas
las luces. La tercera luz de freno es en esta época también muy útil
porque cumple una función determinante en cambios de rasante y en
caravanas. Las escobillas del limpiaparabrisas tienen una vida limitada
por la acción del sol y del agua y conviene renovarlas cada cierto
tiempo. Es importante que las escobillas limpien bien, que no tengan
contaminación de grasa y para mejorar su rendimiento echarle algún
aditivo al agua del limpiaparabrisas. Muchas veces no se da importancia
a estos pequeños detalles y en situaciones adversas pueden evitar que
tengamos un accidente.
Conducción • Las condiciones
climatológicas y el estado de la carretera siempre condicionarán
nuestra conducción. Hay que extremar las precauciones ante la
aparición de placas de hielo en el asfalto, lluvia intensa o nieve, por
lo que se hace necesario disminuir la velocidad a la que se circula,
incrementar la distancia de frenado y los márgenes de seguridad.
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