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González es de los que hacen girar varios platillos al mismo tiempo sin que
se le caigan. Preside la Asociación de Gestores Técnicos de Cultura de
Asturias, dirige la Casa de Cultura de Mieres y aún encuentra tiempo para
escribir.
Ha hecho sus escarceos con la novela y le han salido bien. Con su primer
trabajo "El cuarto negocio" ganó en 1992 el premio Josefa
Jovellanos. Es colaborador de diferentes medios de comunicación, en
particular del periódico La Nueva España. Y su último trabajo "La
Asturianada", ha sido muy bien recibido por los amantes de la música
tradicional de nuestra tierra.
-Cuando escribes, ¿te decantas por algún género en particular?
-No, en absoluto. Tampoco tengo un especial hábito de
escribir, pero tengo una costumbre que es apuntar lo que diariamente vengo
haciendo, lo que se podría llamar un diario. Gracias a estas anotaciones es
por lo que tengo un poco de agilidad para escribir artículos o comentarios
o columnas de prensa. A veces sirve de archivo de los amigos, que vienen y
me dicen "¿te acuerdas aquella vez que estuvimos en tal
sitio...?", entonces yo lo único que tengo que hacer es mirar la
agenda de 1975 y decir "ah sí, estuvimos tantos, fuimos a tal sitio,
contamos tal cosa y nos pasó aquello".
-¿De dónde has aprendido más de la literatura o de la vida misma?
-Son dos cosas muy distintas. Tengo el vicio de leer, leo
muchísimo. Es raro que no tenga sobre la mesita dos, tres novelas.
Continúo leyendo mucha poesía, me gusta leer ensayo... Además, como soy
insomne, tengo la dicha de que me den las cuatro de la mañana leyendo, y
que pueda estar en el trabajo a las ocho. Eso es una ventaja.
Y luego me gusta muchísimo viajar y aprovecho cualquier hueco que tengo
para marchar, no sólo al extranjero, sino también para salir un fin de
semana al monte. De todas esas cosas aprendo muchísimo.
-¿De dónde partió la idea de tu novela "El cuarto negocio"?
-"El cuarto negocio" nace de las anotaciones de un
viaje, un recorrido por la antigua Yugoslavia. Nos pilló en Zagreb la noche
en que los tanques salieron a la ciudad y los aviones sobrevolaban todo.
Pasamos una noche sin saber absolutamente nada, porque llamábamos a casa y
nadie sabía lo que estaba pasando, escuchábamos la RAI italiana, que era
la única que podíamos entender porque las otras radios eran en yugoslavo y
en serbocroata, y en la RAI no decían absolutamente nada de lo que estaba
ocurriendo, hasta tal extremo que al día siguiente después de toda esa
noche había una tranquilidad absoluta. Pasamos a Eslovenia y lo mismo, yo
creo que ni la propia gente de allí se estaba enterando de lo que estaba
ocurriendo. Como tenemos amigos en Eslovenia, a partir del contacto con
ellos, y de las notas que fui tomando de aquel viaje y aquel recorrido nace
una road-movie, una novela de viaje que es "El cuarto negocio".
-¿Qué más has escrito?
-Hace poco escribí algunas canciones para la Asturiana
Mining Company y alguna traducción de canciones francesas e inglesas para
algún grupo. Hice una recopilación de la obra de Laudelino León, un poeta
de Mieres de mediados de este siglo cuya poesía quedó desperdigada en
revistas y periódicos. Hice una pequeña antología con lo más
significativo de su obra.
Lo último que escribí, en colaboración con mi hermano, obtuvo el premio
de ensayo Fuertes Acevedo. Es un trabajo sobre la asturianada, la canción
tradicional asturiana, que es una de las aficiones comunes que tengo con
él. No hay prácticamente nada escrito sobre nuestra canción más
característica, quizás por eso el libro haya tenido un poco de
repercusión, porque no era un tema que hubiera tratado prácticamente
nadie.
-De esta serie de trabajos que has realizado ¿hay alguno en especial con
el que te sientas más a gusto?
-Pues posiblemente éste de la asturianada, hasta el punto
que estamos ya trabajando en una segunda parte. Cuando escribes una novela
como el "El cuarto negocio" es muy raro que alguien te comente
algo, pues la novela tiene muy poca salida, en cambio un libro como la
asturianada es un libro agradecido. Hay cantidad de cantantes de asturianada,
muchos de los cuales lo leyeron, te lo comentan, te lo critican. Son gente
muy directa.
-¿Crees tú que la cuenca minera es una buena cantera para temas
literarios?
-Pues considero que no, porque debe de ser un tema más
cinematográfico que literario. Ultimamente ya vamos camino del cuarto
equipo de rodaje que viene aquí a las cuencas en estos últimos tres años
a rodar, mientras que literariamente no tuvo muchos momentos. No hay muchos
autores que toquen las cuencas ni a nivel siquiera de ensayo, hasta tal
extremo que si tenemos que analizar nuestra historia reciente nos
encontramos con que apenas nadie toca temas como el movimiento obrero
durante la transición o como el sindicalismo, por las particularidades tan
fuertes que tiene el sindicalismo minero.
-¿Qué te ha aportado ese contacto con el mundo del cine?
-No es un mundo que me guste. Es un mundo en el que conozco
gente con la que me llevo bien, pero sigue siendo un mundo muy extraño, y
mientras más lo conozco creo que menos me gusta. Hizo hace poco Pérez
Reverte un comentario que me encantó: que en el mundo del cine hay actores
que no son más interesantes que lo relativo al papel que están
representando en la obra. Y yo me doy cuenta de que es cierto. Hay gente que
puedes adorar como gran actor y que luego a nivel de persona no te interesa
absolutamente nada. Pues eso mismo ocurre con directores o con guionistas,
etc. En cualquier película hay una gran cantidad de gente para hacer esos
escasos segundos, mientras que detrás de una novela está el trabajo de uno
consigo mismo para escribirla. Quizás de toda una película lo que salve
sea el trabajo del director porque es el que coordina a todo ese maremagnum
que anda alrededor de una película.
-Dedicas también parte de tu tiempo a la Asociación de Gestores
Técnicos de Cultura de Asturias. ¿Quiénes forman esa asociación?
-Es una asociación profesional, igual que existen
asociaciones profesionales de Ingenieros Técnicos de Minas. En nuestro caso
somos gente que trabajamos muy desperdigados y con problemáticas
idénticas. Tiene los mismos problemas una persona que está en Cangas de
Onís que yo que estoy en Mieres u otro que está en Mérida, de manera que
cuando nos empezamos a reunir éramos tantos que vimos que sería
conveniente crear una asociación profesional, la Asociación Profesional de
Técnicos de Asturias. Ahora formamos parte de la Asociación Profesional de
Técnicos de toda España donde están representadas prácticamente todas
las comunidades, algunas de las cuales están mucho más adelantadas porque
llevan trabajando profesionalmente como asociación mucho más tiempo que
nosotros.
-¿El hecho de ser escritor implica un compromiso?
-Yo no pienso que comprometa, a pesar de que sí hay personas
que a sí mismas se consideran comprometidas con algo más que la propia
literatura. Quizás supone un problema para el que lo considere, porque le
está dando una trascendencia a la literatura diferente de la que debería
tener. Uno es buen escritor porque lo es única y exclusivamente en
relación con la literatura. Yo escribo porque me gusta escribir, aunque sí
me doy cuenta de que algo como las columnas o los artículos de prensa no se
hace por literatura, sino porque tenga una trascendencia, por dejar
constancia de algo que quieres decir.
-¿Hacia dónde diriges tu rumbo?
-Creo que voy a seguir escribiendo con la misma tranquilidad
con que lo he estado haciendo hasta ahora. No me pongo ninguna meta,
sencillamente que de vez en cuando surgen cosas que me apetece hacer, como
esto que comentaba de la asturianada, o como esa novela que tengo
estructurada, o como un par de canciones que acabo de preparar para un
grupo. Todas esas cosas van surgiendo poco a poco y sin plantearme a larga
distancia nada. El único proyecto inmediato que tengo es entregar las
pruebas del diario del rodaje de la película "Pídele cuentas al
Rey", porque saldrá publicado aproximadamente hacia el Festival de
Cine de Gijón. Quizás hasta eso ya me esté agobiando, porque hay que
cumplir unos plazos. En cuanto esto termine volverá la tranquilidad otra
vez hasta el próximo proyecto, que ojalá sea ése de la canción
asturiana, porque en el fondo es algo que nos sigue gustando tanto a mi
hermano como a mí. ∆