| | SUPLEMENTO ASTURIAS
Semana Santa en Asturias
Un
destino especial para unos días inolvidables: la tierra asturiana. Una
tierra verde que combina la hospitalidad de sus gentes con paisajes
paradisíacos, una rica gastronomía con un servicio esmerado. Una
tierra para todo aquel que disponga de un poco de tiempo libre y deseos
de vivir algo diferente.
Por donde quiera que vaya el visitante encontrará lo que necesita:
silencio, diversión, naturaleza, aventura, cultura. El Oriente, el
centro y el occidente asturiano preparan para estos días sus mejores
galas y la más sincera de sus sonrisas. Todo está a punto y preparado
para recibir al visitante, al amigo. |
Foto:
Juanjo Arrojo
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VILLAVICIOSA
Entre el verde y el mar
Un
amplio abanico de relieves geográficos de alto valor ecológico y paisajístico
esperan a quien desee adentrarse en este bello concejo. Situado en la zona
centro-oriental, a 42 km. de Oviedo, el municipio de Villaviciosa se extiende a
lo largo de 27'48 kilómetros cuadrados.
Resulta difícil enumerar lo que este concejo ofrece al visitante. Amplios
arenales y numerosos acantilados, pueblos -como el de Tazones- típicamente
costeros, donde la gastronomía adquiere una especial relevancia. Valles y
montes idóneos para la práctica del senderismo, con rutas perfectamente señalizadas.
Una riqueza monumental que se refleja en sus edificios históricos y en sus
iglesias del románico y prerrománico. Una capital como Villaviciosa, dotada de
todos los servicios necesarios. Una tradición centenaria: la de la sidra que se
forja en antiguos lagares. Su ría, un espacio natural protegido por el
Principado de Asturias por su alto valor ecológico y paisajístico. Y acompañando
a todo ello la posibilidad de practicar un turismo diferente, lejos del bullicio
y con todas las comodidades: el turismo rural.
Las casas de aldea ofrecen una información detallada sobre lo que se puede
visitar en el concejo, algunas, incluso, posibilitan que el visitante conozca
las prácticas tradicionales del campo en una nueva modalidad de turismo: el
agroturismo.
Foto: Juanjo Arrojo
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TEVERGA
Capricho
de la naturaleza
En la zona central de Asturias la naturaleza brinda un magnífico
espectáculo lleno de contrastes, un lugar donde valles, desfiladeros, bosques,
praderías y majadas se combinan en una unidad paisajística sensacional.
Teverga es uno de los municipios que conforman el territorio de los Valles del
Oso, en donde habitan las últimas poblaciones de oso pardo.
Este concejo, por su proximidad con la meseta castellana
y por su orografía ofrece una luminosidad muy particular. En este lugar el sol
luce durante más tiempo al año, dando origen a un clima suave y húmedo.
Teverga posee un patrimonio histórico-artístico importante. Brilla con
luz propia la Colegiata de San Pedro, centro histórico del concejo y Monumento
Nacional. Data del siglo XI y constituye un nexo de unión entre el prerrománico
asturiano y el románico. Hay que señalar que el Cristo románico de Teverga,
después de un proceso de restauración, ha vuelto a presidir el altar mayor de
esta Colegiata. Entre las riquezas patrimoniales citaremos las pinturas
rupestres de Abrigos de Fresnedo (edad de bronce); las ruinas del Castillo de
Alesga, en San Salvador; la Iglesia de Villanueva (románico); los restos de románico,
en la Iglesia de Riello; el Palacio Condes de Agüera en Entrago; y el Camín
Real de la Mesa. En cuanto al patrimonio natural cabe destacar la Senda del Oso,
acondicionada como senda verde; la Cueva Huerta, una galería de unos 14 kilómetros
de longitud con estalagmitas, estalactitas y lagunas internas, una auténtica
joya de la espeleología; los desfiladeros de Covarrubia y Valdecerezales; la
bella panorámica de la Peña Sobia y todo el cordal que conduce al Puerto
Ventana; sus majadas y brañas, configuran ese toque especial del paisaje
tevergano. Cualquier estación del año es ideal para visitar este concejo, de
interés para el amante de la naturaleza, para el pescador y el cazador. A todo
ello hay que sumar la amabilidad y hospitalidad de sus gentes, y no olvidarnos
de la magnífica cocina autóctona, que ha alcanzado prestigio gracias a las
famosas jornadas gastronómicas de la zona.
Teverga es para Asturias una ventana que siempre
permanece abierta. Sólo hay que asomarse a ella./ Q.H.
Foto:
Servanda
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VEGADEO
Semana
Santa Piantonesa
En
lugares como la pequeña localidad de Piantón, en Vegadeo, se vive la Semana
Santa con tanta devoción, que su celebración nada tiene que envidiar al
ceremonial de otros rincones de España.
DIAS
DE PASION
La
localidad de Piantón se halla muy próxima a la capital del concejo, Vegadeo.
Es, sin lugar a dudas, una población tranquila aunque llegada la Semana Santa
experimenta un cambio importante. La tradición y la devoción se unen entonces
para vivir unos días de intenso ritual religioso que movilizan a todos sus
habitantes y a numerosos visitantes. Durante generaciones se ha conservado un
ritual cuyo origen es difícil de concretar y que apenas ha variado a lo largo
de los años. En días anteriores a la Semana Santa se culminan los trabajos de
conservación y restauración de imágenes, la elaboración del vestuario y la
preparación de todo el material necesario: cirios, cruces, etc. En los
preparativos de la celebración se vuelcan todos los vecinos piantoneses, tanto
niños como mayores.
Llegado el momento, en la Plaza Mayor se revive la pasión de Jesucristo. Desde
un púlpito provisional un predicador explica paso a paso la representación. La
Oración del Huerto, los azotes, el Vía Crucis con las tres caídas, el
episodio de la Verónica, el encuentro de Jesús con su madre, el Calvario con
las Siete Palabras, el Descendimiento y el Santo Entierro... todas las escenas
se recrean en un ambiente cargado de emoción.
El Domingo de Ramos está por entero dedicado a Cristo Rey. Empieza la Semana
Santa y tiene lugar la entrada de Jesús en Jerusalén en una procesión seguida
con palmas y hojas de laurel. Tras varios días de calma y recogimiento llega el
Jueves Santo. En este día salen a la calle cuatro pasos: el primero el de San
Juan que precede a la figura de Jesús en el huerto de Getsemaní. El tercer
paso hace referencia a las torturas recibidas con las manos atadas a una
columna, y el cuarto a su madre, la Dolorosa que acompaña el sufrimiento de su
hijo.
El Viernes Santo se conmemora la muerte de Cristo.
La Iglesia se viste de luto, y se observa penitencia de ayuno. Tiene lugar la
procesión que representa el camino de Jesús hacia el Calvario.
La imagen de Jesús es una figura articulada de un siglo de antigüedad.
Seguidamente se representan las tres caídas. Tras la tercera, la Dolorosa sale
al encuentro de su hijo en un gesto que simboliza la comprensión de que toda la
humanidad le acompañará en su Pasión, participando así de su dolor. La
Crucifixión, el Sermón de las Siete Palabras quedan aún por vivir. Tras ello
se desclava y desciende el cuerpo sin vida de Nuestro Señor. Son momentos de
gran emotividad que no se borrarán fácilmente de la memoria de los piantoneses.
A lo largo de todo el Sábado Santo se vigila su cuerpo y se entierra. Tan sólo
queda aguardar por la resurrección final, el Domingo de Pascua, el momento de
la victoria final es el más esperado de la Semana Santa.
Foto: Juanjo Arrojo |
TAPIA
DE CASARIEGO
Sabor a mar
Como un artista enamorado, el mar Cantábrico ha dejado una
huella imborrable en este concejo del occidente asturiano. Su costa y sus playas
son unos de los principales reclamos turísticos en cualquier estación del año.
Sus largos arenales, sus bellas ensenadas y sus pequeñas calas, tienen
un atractivo especial para el visitante necesitado de descanso y el amante de
los deportes náuticos.
Cuando llega la primavera la afluencia de visitantes se incrementa y la playa de
los Campos, como cada año y durante la Semana Santa, se convierte en el
escenario del Campeonato de Surf Europeo.
Aprovechando un entrante de mar, la villa de Tapia se encuentra asentada entre
dos promontorios en los que se encaraman sus casas blancas. A la entrada del
puerto y sobre el peñasco de la Isla se levanta el faro, el gran vigía que
desde principios de siglo ha servido de orientación a tantos navegantes. En el
barrio marinero de San Sebastián, con su ermita del mismo nombre, se encuentra
un estupendo mirador desde el cual se puede contemplar la costa con sus
numerosos islotes. En la otra orilla del puerto, la más occidental, está
situado el barrio de la Guardia y también el de San Blas, este último el más
antiguo de Tapia. El ambiente acogedor de todo el litoral del puerto, con sus
callejuelas, con sus bares y tabernas, hacen de éste un rincón atractivo, que
además tiene una oferta gastronómica amplia y variada, que va desde el
pincho y tapeo, hasta las excelentes caldeiradas de pescado y mariscos que se
pueden degustar en los restaurantes.
Pero Tapia también tiene la otra cara, la de tierra adentro, en donde las
aldeas y los caseríos se suceden para combinarse y fundirse de forma armoniosa
en el paisaje, que muestra los magníficos espacios naturales de esta tierra.
Los lagos de Silva, por ejemplo, es uno de los parajes naturales de la zona. Allí
se puede apreciar todavía el pasado minero de la época romana. De lo construido
por el hombre destaca, por su gran interés histórico, el Palacio de Cancio.
Esta edificación tiene un amplio cuerpo rectangular y un muro de cierre, al
cual se accede a través de un portón con arco de medio punto. Es un
conglomerado de construcciones de varias épocas. Este palacio está situado a
tan sólo un kilómetro de la capital y es una visita recomendable para
cualquier visitante que desee conocer la zona./ Q.H.
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