-Esta Federación estatal supone un paso importante.
-Aún estamos creándola, porque todavía no tenemos los estatutos legalizados. Nació hace ya bastante tiempo, de las mujeres que pertenecen a organizaciones que a su vez componen la Unión de Pequeños Agricultores, en Madrid. Los grupos de mujeres nos reuníamos de manera informal. No teníamos unos estatutos que nos permitieran regirnos legalmente.

-¿Dónde encuentra más dificultades la mujer del medio rural?
-En el medio rural siempre se pensó que la mujer en el momento en que se casaba tenía que tener disponibilidad para todo, dentro de la familia. La mujer es la pieza fundamental de la familia rural. Así que lo primero es pasar la barrera de la familia.

-¿Viviste tú esa problemática?
-No, yo tuve dificultades con personas en segundo plano, pero quienes para mí de verdad son mi familia, que es mi marido y mis hijos, siempre me empujaron. Mi marido llevaba mucho tiempo participando en organizaciones agrarias y de otro tipo y él veía normal que yo me moviese a la par.

-¿Eres una mujer fuerte?
-Bueno, creo que sí, aunque aún me gustaría ser más. Sobre todo soy muy activa. Lo que no soporto es quedarme sentada mirando la televisión. Soy incapaz de ser así. Yo siempre digo que la mujer rural que se lo proponga puede tener la misma valía que la mujer de un médico o cualquier otra. No tenía por qué ir con la etiqueta puesta. Posiblemente eso fue lo que me impulsó y lo que me impulsa en muchos momentos a seguir trabajando.
Pasas momentos muy buenos pero también momentos muy duros y difíciles, como por ejemplo estos últimos cuatro años, en los que esta asociación fue muy castigada. Nos tenían marginados, incluso no nos dejaban casi hacer actividades.