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JULIO 2008
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Requejo
El municipio de Requejo se presenta intemporal ante nuestros
ojos. Por un lado, la localidad mantiene las construcciones y
costumbres de antaño. Por otro, todavía subsiste aquí un bosque
mixto que cobija a varios tejos milenarios.
Fuera del tiempo
Requejo da cobijo a unos doscientos habitantes que viven
principalmente de la ganadería, la hostelería y la industria,
pero también protege en su seno a especies vegetales y animales
que están amenazadas. En un paseo por su villa no podemos dejar
de lado su iglesia parroquial, con su espadaña. Como está
situado en un alto, desde ella se divisa toda la localidad.
También debemos visitar la ermita de la Virgen de Guadalupe, que
nos saluda con su fachada barroca. Esta Virgen es la
protagonista de una romería y de una fiesta en su honor que
tiene lugar el primer sábado de julio.
Y llegó el momento de poner rumbo al bosque de Tejedelo o
Teixedelo, siguiendo el sendero interpretativo que comienza
trepando entre retama y brezo. A nuestra espalda, dejamos el
valle del río Castro para llegar a un bosque de robles, tapizado
de helechos, donde nos acompaña el piar de pinzones y
carboneros. Si nos acercamos al mirador de las Peñas del
Veladero podemos ver desde arriba el Tejedelo, con las copas
oscuras de los tejos, que resaltan entre el verde más intenso
que presentan los robles y abedules que se entremezclan.
Continuamos, para descender ahora hacia el arroyo Teixedelo, en
cuyas orillas crecen tejos jóvenes que garantizan el crecimiento
del bosque. Esto es todo un regalo, puesto que los tejos están
en peligro de extinción debido a las talas, incendios y el
incremento de la temperatura. Su germinación es muy difícil y no
es fértil hasta los cuarenta años. Todo esto nos hace valorar
los pequeños tejos que tenemos ante nuestros ojos. Es hora de
continuar hasta los reyes del bosque: tejos de más de mil años
que nos dan la bienvenida y nos invitan al silencio. § |
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