-¿Por qué
ahora asistimos a ese levantamiento de la Iglesia?
-Esa pregunta habría que hacérsela a ellos, pero personalmente encuentro
varios motivos. Uno, enormemente profundo, que es la involución tremenda
en la que está metida la Iglesia desde Juan Pablo II y sobre todo con
este Papa. Han vuelto a viejas interpretaciones, que están muy lejos del
Concilio Vaticano II. Considero que es una involución de tipo
integrista, en consonancia con otras involuciones, como las que se están
dando en el Islam y las iglesias protestantes, especialmente
norteamericanas. En segundo lugar están las circunstancias específicas
de la Iglesia española, que es de las que menos han apostado por el
progreso. Aquí la Iglesia estuvo vinculada al régimen franquista, se
acomodó como pudo a la transición y se las arregló para seguir viviendo
bien porque negoció en secreto los acuerdos con el Vaticano en 1979
mientras se discutía la Constitución. Con eso la Iglesia contaba en el
nuevo régimen democrático con muchas prerrogativas, que la llegada al
poder del PP le permitió aumentar. A partir de 2004 el gobierno de
Zapatero revisó parte de la legislación de Aznar con respecto a la
Iglesia. Y una de las cosas que tocó fue la enseñanza de la asignatura
de religión en las escuelas. Eso encrespó a la Iglesia y luego ha venido
todo lo demás: el matrimonio gay, el divorcio exprés, la ley de
igualdad... lo que ellos han llamado la persecución a la familia. Y eso
ha culminado en la manifestación del día 30 de diciembre que
sospechosamente coincide con el final de la legislatura y casi con el
comienzo de la precampaña electoral. Hay motivos para decir que la
Iglesia -que ha estado muy vinculada a las movilizaciones en toda esta
legislatura con el PP-, ha querido sacar a los católicos a la calle para
pedir tácitamente el apoyo a la candidatura de Rajoy, en definitiva.
-¿Qué
diferencia encuentra entre la última concentración convocada por la
Iglesia y las otras cuatro que han tenido lugar durante esta
legislatura?
-Podríamos decir que es la culminación. Además en esta manifestación
ha tenido gran presencia el Papa a través de videoconferencia, hablando
en los mismos términos que los obispos: defensa de la familia, etc... En
esta manifestación algunos obispos se despacharon como quisieron contra
la democracia, diciendo que Zapatero había conculcado Derechos Humanos y
demás, cosas que un Estado no confesional difícilmente puede tolerar.
Porque la Iglesia habla de persecución, pero aquí el Gobierno no ha
llamado a la apostasía, no le ha cerrado el grifo a las subvenciones de
la Iglesia sino que las ha mejorado. No ha prohibido la enseñanza de la
religión en las aulas y las catequesis, ni el matrimonio canónico, no ha
clausurado las iglesias católicas. Entonces, ¿de qué ataques estamos
hablando?
-¿Estas
declaraciones representan el sentir de la mayoría o de un pequeño
sector?
-Podríamos decir que, del conjunto de las resoluciones de los
acuerdos de la Conferencia Episcopal, sale una línea que no coincide
curiosamente con las creencias y las prácticas de los católicos de a
pie. Han crecido de manera espectacular los matrimonios civiles, han
retrocedido los bautizos, las confirmaciones han descendido... La
jerarquía eclesiástica española no representa la fe de los católicos, de
la gente que ha adaptado la doctrina católica a sus necesidades diarias.
La Iglesia no ha evolucionado con los tiempos, más bien pretende que los
católicos vivan como en el siglo XVII, y eso es imposible.
-¿Quién
está detrás de la actuación de la jerarquía eclesiástica?
-Ese es un movimiento marcado por el Vaticano. La Iglesia es una
organización jerárquica y centralizada y el que manda es el Papa y la
curia desde Roma. Esto no es algo de la Iglesia española, en la Iglesia
nadie se mueve si el Papa no lo ordena. Y desde Roma están metidos en
una involución para recuperar parte -no sé si pensarán recuperarla toda-
de la fuerza que han tenido, por lo menos en los países latinos:
Portugal, España, Italia e incluso en Francia.
-¿Cree que
estas manifestaciones religiosas harán mella en la campaña del PSOE?
-Creo que eso por un lado va a reforzar al PP, porque la Iglesia ha
colaborado con este partido -directamente o a través de organizaciones
anejas- en generar el clima de crispación que hemos tenido en esta
legislatura. Han salido varias veces a la calle y eso ha movido al
público del PP, porque la Iglesia Católica sigue siendo hoy el gran
soporte ideológico de la derecha española, que no es una derecha
moderna, sigue siendo una derecha confesional. Pero por otro lado ha
suscitado reacciones y presiones para que el Gobierno diga basta. Desde
los sectores más progresistas de la sociedad se está pidiendo que se
revise el Concordato y que se cierre el grifo a la Iglesia. Esto quiere
decir que la Iglesia puede haber suscitado una reacción de gente que era
tolerante, pero que se ha cansado de tolerar. Así que es posible que la
cuestión religiosa tenga importancia en la campaña electoral. §