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NOVIEMBRE 2007

Bienvenidos a la globalización. Si capitales, empresas y personas se mueven libremente por este universo en red, ¿por qué no lo van a hacer las enfermedades?
Millones de personas se desplazan constantemente por el planeta debido a las migraciones y el turismo. Con ellos también "viajan" virus y bacterias. Además, suben las temperaturas y el clima parece haberse vuelto "loco". Todo ha influido para que enfermedades hasta ahora tropicales como dengue, malaria o tuberculosis se hayan puesto de moda. Antes no despertaban mucho interés ya que las endemias golpeaban sólo a los países pobres. Hoy son los nuevos "souvenirs" que en cuestión de horas llegan por sorpresa a cualquier punto del planeta. La Organización Mundial de la Salud ha lanzado una alerta sobre un riesgo de pandemia a nivel mundial. Recuerda que nadie está a salvo de esta amenaza.
/ Texto: Mariló Hidalgo

"Un brote en un lugar del mundo puede convertirse en apenas unas horas en una amenaza inminente en otro punto del planeta. Están surgiendo nuevas enfermedades al ritmo de una por año" OMS
Foto:  © WHO/ P. Virot

EPIDEMIAS, LOS NUEVOS "SOUVENIRS"


Alerta OMS, riesgo de pandemia


A finales del verano vio la luz el informe anual de la Organización Mundial de la Salud 2007. En él se advertía de un riesgo de pandemia a escala planetaria. "Las enfermedades infecciosas se están propagando más rápido en todo el planeta, surgiendo con mayor velocidad y volviéndose cada vez más difíciles de tratar. Existe una gran posibilidad de que pandemias mayores a la gripe aviar, el SARS, el Sida o la fiebre del Ébola, puedan aparecer en los próximos años", apuntaba dicho informe. ¿Cómo de un estado de aparente normalidad saltamos a uno de alerta? ¿Qué está pasando? ¿Exagera la OMS?
Hace tan sólo veinte años que los expertos nos tranquilizaron asegurándonos que las enfermedades infecciosas estaban al borde de la extinción. Las medidas de higiene, las campañas de vacunación, el control de los mosquitos y los modernos antibióticos habían contribuido a ganar la guerra a la enfermedad. Lamentablemente, aquello sólo era una apariencia. La amenaza sigue estando ahí, latente, a la espera de nuevos huéspedes
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"Un brote en un lugar del mundo puede convertirse en apenas unas horas en una amenaza inminente en otro punto del planeta. Están surgiendo nuevas enfermedades al ritmo de una por año"

                                              OMS

 

Los que se creen que las enfermedades no viajan, no piensan en el turismo, el cambio climático, las migraciones, la aparición de resistencias o las nuevas enfermedades. En este sentido Arancha Desojo, farmacéutica y experta en cooperación sanitaria considera preocupante el papel de los humanos en el fortalecimiento de estos microorganismos. "La intervención humana sobre el ecosistema y su repercusión en el cambio climático-apunta-, junto con nuevas formas de vida y nuevas costumbres, propician la aparición o el desplazamiento de los pequeños agresores microscópicos. En este sentido, las megaciudades, las aglomeraciones urbanas favorecen el hacinamiento de los desfavorecidos en condiciones higiénicas lamentables. También el turismo, que contribuye a intercambios sexuales y aumenta el riesgo de transporte de microbios y parásitos. El aumento de la temperatura sobre la tierra produce desequilibrios hídricos que se traducen en sequías o inundaciones que tienen consecuencias directas para la salud, provocando hambrunas, bajada de las defensas y condiciones higiénicas que facilitan el desencadenamiento de epidemias. En concreto, las inundaciones, que causan todos estos daños en los países húmedos y cálidos, aumentan el peligro que constituyen de por sí los mosquitos y, consecuentemente, la malaria o el dengue que transmiten. Pero el aumento de la temperatura en países tradicionalmente menos calurosos, ha trasladado problemas tropicales a latitudes continentales: los casos de malaria al norte y sur de los trópicos y la epidemia de dengue en Nueva York han alertado sobre la facilidad de las enfermedades para viajar". Es en este contexto donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe anual 2007 advierte de un riesgo de pandemia a escala mundial. "En nuestro mundo cada vez más interconectado, nuevas enfermedades están emergiendo de un modo sin precedentes y a menudo con la capacidad de cruzar fronteras y extenderse de manera rápida", recoge la agencia en su informe. En estos momentos "un brote en un lugar del mundo puede convertirse en apenas unas horas en una amenaza inminente en otro punto del planeta. Están surgiendo nuevas enfermedades al ritmo de una por año. Sin ir más lejos, la agencia ha detectado en el último lustro más de mil cien eventos epidémicos. "Si emergiera un virus pandémico plenamente transmisible, no se podría evitar la propagación de la enfermedad que afectaría aproximadamente al 25% de la población mundial". Por su parte, los científicos no sólo muestran su acuerdo con la OMS sino que van más allá: la cuestión ya no está en si se producirá o no, sino cuándo. "Aunque hablar abiertamente acerca de una amenaza de pandemia puede suscitar gran preocupación -advierte Margaret Chan, directora de la OMS-, creemos que no estaríamos cumpliendo nuestra obligación en materia se salud pública si no advirtiéramos al mundo acerca de esta amenaza en continua evolución. Muchas emergencias descritas en este informe podrían haberse prevenido o controlado mejor si los países afectados hubiesen dispuesto de unos sistemas de salud más sólidos y mejor preparados, y sobre todo si se hubiese alertado a la comunidad internacional". Este aviso sin precedentes, ha sido considerado por algunos sectores como una exageración. Frente a ello Chan no sólo no baja la guardia sino que insiste: "En toda la historia, ninguna intervención humana ha logrado detener una pandemia una vez que se ha declarado. Hay una posibilidad de que podamos apagar la chispa antes de que el incendio comience. Ello dependerá de que detectemos rápidamente un brote de transmisión humana y actuemos rápidamente".


Las amenazas


Sin duda esa falsa sensación de seguridad -al no existir brotes de enfermedades infecciosas- repercutió en una falta de inversiones en salud, una reducción en la vigilancia y una falta de cumplimiento de los programas de prevención. Pero las amenazas siguen ahí y podríamos dividirlas en dos bloques. Las que surgen como consecuencia de la influencia de la mano del hombre y las generadas a partir del cambio climático.

Amenazas derivadas de acciones humanas

Aquí podríamos citar casos de incidentes químicos de mediana y pequeña escala que se producen cada año en todo el mundo y son los responsables de la mayoría de las muertes y enfermedades por este motivo. Recordemos por ejemplo, el accidente químico que se produjo en Bhopal (India) donde un escape de gas tóxico mató a más de tres mil personas e hirió a cientos de miles. Desde entonces más de quince mil ciudadanos han muerto de cáncer y ciento veinte mil siguen padeciendo trastornos crónicos derivados de aquel incidente. Un accidente así, advierte la OMS, puede producirse en cualquier momento en otro lugar, ya que la producción y empleo de sustancias químicas se ha multiplicado en los últimos años. Y los países más pobres siguen sin contar con las suficientes medidas de seguridad para evitar casos como éste.
Otra gran amenaza para la salud es la provocada por los conflictos armados. "Cuando un gobierno o grupo armado -señala el informe de la agencia- inicia un conflicto, uno de los efectos colaterales suele ser la destrucción o debilitamiento del sistema de salud que ve disminuida su capacidad para detectar, prevenir y responder a los brotes de enfermedades infecciosas, a lo que se suma la reducción del acceso a la población afectada a la atención sanitaria. Ese fue el caso de Angola, cuya guerra civil duró veintisiete años y tuvo como consecuencia la propagación de un brote de fiebre hemorrágica de Marburgo, enfermedad infecciosa emparentada con el Ébola".

 


Foto:  © WHO/ P. Virot

"Decidir por cuenta propia tomar antibióticos para tratar un resfriado o una gripe, refuerza a los microorganismos patógenos y ha sido culpable de importantes resistencias bacterianas que imposibilitan el tratamiento de infecciones otrora sencillas de curar"

Arancha Desojo, farmacéutica

Los grandes movimientos de población provocados por las guerras, conflictos o catástrofes naturales han dejado sin tierra a más de veinticinco millones de almas que deambulan por el planeta y que acaban hacinándose -en el mejor de los casos- en campos de refugiados donde se incrementa el riesgo de aparición de epidemias infecciosas. Esta fue la causa de la elevadísima tasa de mortalidad en los suburbios de la ciudad de Goma que albergó a desplazados de la crisis de Rwanda del 94. "Durante el primer mes siguiente a su llegada, murieron más de 50.000 refugiados a causa de un brote combinado de cólera y disentería", informa la OMS.
Esta situación no es exclusiva de los campos de refugiados. Acabamos de pasar un peligroso umbral. Más de la mitad de la población del planeta habita en las ciudades. De ellas una tercera parte -que equivale a unos mil millones de personas-, vive en barriadas insalubres, improvisadas, sin acceso al agua potable, saneamiento, alimentos o una vivienda digna. Perfecto caldo de cultivo para cualquier tipo de enfermedad infecciosa.
Otra amenaza para la seguridad sanitaria está relacionada con el aumento de la resistencia a los antibióticos. "Decidir por cuenta propia tomar antibióticos para tratar un resfriado o una gripe, refuerza a los microorganismos patógenos y es la causa de importantes resistencias bacterianas que imposibilitan el tratamiento de infecciones otrora sencillas de curar. Lo peor de esto es que muchos médicos prescriben antibióticos en situaciones cuyo uso no es requerido", apunta Arancha Desojo. A ello hay que añadir otro dato muy preocupante. "En un principio, señala el informe de la OMS, los antibióticos estaban destinados a combatir enfermedades infecciosas en el ser humano, pero con el tiempo los mismos fármacos comenzaron a utilizarse también para tratar a plantas y animales. No es infrecuente que los mismos microbios circulen entre sus huéspedes humanos, animales y vegetales, lo que les brinda oportunidades para el intercambio y adquisición de genes resistentes; todo ello favorece la evolución y propagación de la resistencia". En efecto, gran cantidad de antimicrobianos se emplean en agricultura por ejemplo para combatir las plagas en los árboles frutales, también en granjas de aves e incluso se usan para la cría de animales que luego forman parte de nuestra cadena alimentaria -cerdos, ternera o aves-. En nuestros hogares podemos encontrar también esos productos en detergentes, colchones o almohadas. Este uso indiscriminado de antimicrobianos es lo que puede facilitar la mutación y el intercambio entre animales, plantas y humanos. Muchos aseguran que éste es el motivo que provocó el brote de encefalopatía espongiforme bovina en Reino Unido. El conocido como caso de "las vacas locas" puso de manifiesto las graves consecuencias que podían tener para la salud las malas prácticas de cría y alimentación de animales iniciadas años antes en aquel país. "La situación puede resumirse así: los cadáveres del ganado, incluidos los de los animales infectados por el agente causante de la encefalopatía, se transformaban en pienso para el ganado. Con ello se infectaba a su vez a algunos de los animales que se alimentaban de ese pienso, lo que desencadenó una epidemia de encefalopatía espongiforme bovina, comunmente denominada enfermedad de las vacas locas debido a la conducta inusualmente agitada de estos animales. La causa más probable de infección humana por esta enfermedad es el consumo de carne contaminada por esta infección. Esto obligó a que interviniesen con urgencia las autoridades en todo el proceso de la cadena: desde el pienso a la mesa", explica la OMS.

 

"El caso de las vacas locas puso de manifiesto las graves consecuencias de las malas prácticas de cría y alimentación de animales iniciadas en Reino Unido"

                                             OMS

 

En los últimos años hemos conocido nuevas enfermedades como el denominado virus del Nipah que también provoca encefalitis (inflamación del cerebro) y acaba con la vida del 75% de personas a las que infecta. La enfermedad empezó a manifestarse en Malasia y de los 265 casos registrados, la mayoría estaban asociados al contacto directo con cerdos enfermos o moribundos, o con productos de cerdo contaminados. Allí los porcinos criados para la venta viven en las huertas de frutales de los dueños, así que se comprobó que los animales actuaban como huéspedes intermediarios del nuevo virus. Pasaba de animal a humano a través del aire o del contacto con secreciones nasales. Para acabar con la epidemia fueron sacrificados más de un millón de cerdos.
A estas infecciones nuevas que acabamos de citar hay que sumar las seis grandes patologías que causan el 90% de las muertes por enfermedades infecciosas en todo el mundo. Nos referimos a la gripe, VIH-Sida, enfermedades diarreicas -como el cólera-, tuberculosis, malaria y sarampión. El Sida, por ejemplo, nos deja un saldo a inicios del siglo XXI de más de 40 millones de seropositivos en el mundo y 20 millones de fallecidos. El cólera, enfermedad diarreica aguda, se cobra al año más de 5.000 vidas. En el caso de la tuberculosis, la OMS calcula que entre un millón y medio y dos millones de personas mueren al año debido a esta enfermedad. Hoy se registran más casos en el mundo que en toda la historia de la humanidad.

Amenazas consecuencia del cambio climático

Los seres humanos hemos modificado el planeta de tal forma, que cada vez es más fácil el desplazamiento y la instalación de los gérmenes en las poblaciones más vulnerables. La temperatura y la humedad influyen en la abundancia y distribución de huéspedes intermediarios. Las temperaturas por ejemplo permiten a insectos y plagas sobrevivir inviernos que antes hubiesen diezmado sus poblaciones. Las principales enfermedades transmitidas por mosquitos son: malaria, dengue y encefalitis viral. Pero también hay novedades.
La denominada fiebre del Valle del Rift (África) empezó a manifestarse a raíz de unas lluvias más abundantes de lo normal asociadas a unas temperaturas cálidas como consecuencia del fenómeno El Niño, que hizo proliferar los criaderos de mosquitos. "Entre diciembre de 1997 y marzo de 1998, se produjo en Kenya, Somalia y Tanzania el mayor brote jamás registrado en África oriental: 89.000 casos y 478 muertes. En el ser humano la fiebre del Valle del Rift puede causar: retinopatía, ceguera, meningoencefalitis, síndrome hemorrágico con ictericia, petequias y muerte", apunta el informe de la OMS. Los casos se originaban a partir de los mosquitos que interactuaban con el ganado no vacunado, que a su vez transmitía el virus a los humanos cuando se alimentaban de estos animales infectados.

 

"Hoy se registran más casos de tuberculosis en el mundo que en toda la historia de la humanidad"

OMS

El virus Hanta aparecido en el sudoeste de Norteamérica, también está relacionado con el cambio climático ya que aparece con las precipitaciones de lluvia abundante en zonas tan secas como el sudoeste de EEUU. El virus es transportado por el "ratón ciervo" y acaba con la vida de las personas que han sido expuestas.
Los cambios climático, ambiental, migratorio y demográfico están vinculados e influyen y participan en esta escalada de enfermedades infecciosas detectadas. No se trata de un fenómeno local sino mundial.

LAS ENFERMEDADES NO ENTIENDEN DE FRONTERAS
Por Ana Muñoz, periodista del Centro de Colaboraciones Solidarias

"Las enfermedades se han globalizado. Millones de personas se mueven cada día por un planeta que parece cada vez más pequeño. Y esto ha provocado que los virus y las bacterias también viajen. Enfermedades como el dengue, la malaria o el mal de Chagas se dan en países de Occidente; la tuberculosis, una enfermedad hasta ahora controlada en los países del Norte, se extiende; y otras enfermedades consideradas "cosmopolitas", como las de transmisión sexual o la hepatitis aparecen en países donde no eran comunes.
En España, por ejemplo, en un periodo de cuatro años se han detectado más de 2.000 casos de malaria y 14 muertes. La malaria no es especialmente mortífera, si se detecta a tiempo. El problema es que los síntomas se confunden con los de la gripe y no se trata con los medicamentos adecuados.
La esquistomiasis también está sufriendo un aumento que alarma a las autoridades sanitarias. Hoy, esta enfermedad es endémica en 76 países y la sufren más de 300 millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también alerta de la expansión de otras enfermedades tropicales, como la amebiasis o la filarosis. El dengue es la enfermedad infecciosa que más se ha extendido. Dos quintas partes de la población mundial están en riesgo de contraer esta fiebre que puede acabar con la vida. El dengue tuvo su origen en Centroamérica y el Caribe, pero se ha extendido por toda Latinoamérica e, incluso, ha llegado a Europa. En España, se dieron 70 casos graves entre 1998 y 2002.
Las enfermedades tropicales no han interesado a las empresas farmacéuticas ni a las autoridades sanitarias. Sólo los países empobrecidos del Sur sufrían sus consecuencias: epidemias y muertes que diezmaban sus poblaciones. Sin embargo, hoy estas enfermedades se están expandiendo y las autoridades sanitarias piden que se investigue para conseguir vacunas y medicamentos.
La tuberculosis, que se pensaba erradicada, ha vuelto con mayor virulencia. Es una enfermedad antes ligada a la pobreza y la falta de higiene pero los suburbios de las grandes ciudades donde viven muchos inmigrantes -30% de infectados-, se han convertido en focos de contagio.
Los casos de lepra, viruela o enfermedades de transmisión sexual también aumentan entre las personas con menos recursos del planeta.
El incremento de afectados por enfermedades importadas y emergentes ha alertado a la comunidad sanitaria internacional. Sin embargo, tan sólo el 10% del presupuesto mundial de investigación se invierte en el estudio de las enfermedades que causan el 90% de las muertes del planeta".
 


Bioterrorismo


Desde el pasado año los viajeros que embarcan en aeropuertos de la UE no pueden subir a un avión con más de cien mililitros de cada producto líquido, como bebidas, colonias, geles o cremas, pasta de dientes, rímel, crema de afeitar o aerosoles. Todo deberá ir en una bolsa plástica transparente, con sistema de auto-cierre. Esta normativa se puso en marcha después de que la policía británica descubriese los planes de un grupo terrorista dispuesto para atentar con explosivos líquidos en aviones en pleno vuelo desde Reino Unido a EEUU.
Las redes de delincuencia organizada han demostrado en este tiempo que tienen capacidad de transportar no sólo agentes químicos sino también biológicos letales de forma encubierta, a través de las fronteras para aplicarlos sobre la población. Al empleo de virus, bacterias, hongos, parásitos y toxinas -contra hombres, animales o plantas- para provocar la muerte o enfermedad, o el contaminar suministros de alimentos o agua, se le denomina bioterrorismo. Estos ataques tienen como objetivo subvertir el orden institucional y colapsar los mecanismos de control social de un determinado país. A veces más que afectar a toda la población, buscan generar miedo e incertidumbre entre la ciudadanía, para producir a la larga un colapso social a gran escala.

 

El bioterrorismo busca alimentar el miedo y la incertidumbre entre la ciudadanía para generar a la larga un colapso social a gran escala.

Aunque el bioterrorismo preocupa desde hace tiempo a todos los países, no hay duda de que después del 11-S se ha disparado la alerta a nivel mundial. Unas semanas después de aquella fecha, el Servicio Postal de los EEUU se vio afectado por un ataque bioterrorista con esporas de Bacillus anthracis, que afectó a veintidós personas con carbunco (ántrax en inglés) de las que a siete supervivientes les fue confirmada la enfermedad del carbunco cutáneo. Aunque el mal no era contagioso, fue capaz de sembrar el pánico generalizado. Por tanto, objetivo cumplido por parte de los terroristas.
El bioterrorismo también se emplea sobre cosechas y ganado para generar hambrunas y desequilibrios en el orden económico y social de una determinada zona. La cadena alimentaria humana es muy frágil y es relativamente fácil contaminar cualquiera de sus estadios para a partir de ahí, provocar graves pandemias. EEUU, a raíz de su propia experiencia, elaboró el Acta contra el Bioterrorismo que prevé una serie de medidas detalladas para la entrada de cualquier producto alimenticio que quiera introducirse en el país. En la UE también se han ido aprobando a lo largo de estos años distintas normas para regular el control de productos procedentes de terceros países que nuestro ordenamiento jurídico ha ido incorporando.

 


El caso español, ¿exagera la OMS?


En nuestro país el Ministerio de Sanidad y Consumo ha restado importancia a las advertencias de la Organización Mundial de la Salud. El director general de Salud Pública, Manuel Oñorbe, comentó que esta alerta había que entenderla dentro de un contexto global. Que esas advertencias se realizaban para siete mil millones de habitantes entre los que se encontraban países con sistemas muy precarios de salud -como África- y que en España ciertas enfermedades infecciosas como el cólera o paludismo -que aparecen en el informe- no se asentarían al no existir condiciones necesarias para ello (deficiencias sanitarias y de higiene). También recordó que en nuestros puertos y aeropuertos operan servicios de seguridad exterior que se vienen ocupando desde hace tiempo de atender cualquier situación de emergencia. "Estos servicios -comentó- se utilizan con frecuencia, sobre todo para atender a pasajeros que se encuentran indispuestos en un determinado momento".


Foto: © WHO/ P. Virot

Si bien la posibilidad de que puedan desarrollarse ciertas enfermedades infecciosas en nuestro país es remota, sí existe un riesgo en el caso de la gripe, por ello la OMS está coordinando la cooperación internacional en la prevención de una posible pandemia y ha puesto en marcha sistemas de vigilancia a nivel mundial para evitar la extensión del virus y asegurar su rápida caracterización, detección y notificación de nuevos casos y la puesta en marcha de planes de actuación. Hay que recordar que el virus de la gripe sufre periódicas mutaciones antigénicas, adopta distintas formas y esto obliga a que cada invierno se tenga que elaborar una nueva vacuna. Los síntomas algunos años son leves pero otros pueden ser letales. La denominada gripe pandémica sobreviene cuando aparece un nuevo subtipo de virus con el que nunca antes había estado en contacto el ser humano. Si el virus de la gripe aviar mutara y llegara a contagiar a personas, dejaría de ser un virus aviar y se convertiría en virus gripal humano. Se propagaría a través de la tos y los estornudos. El sistema inmunitario del cuerpo humano no lo detectaría y sería probable que las personas que contrajesen la gripe pandémica, sufrieran una enfermedad más grave que la gripe normal. Expertos en salud llevan casi diez años siguiendo de cerca la evolución de la cepa H5N1, el virus de la gripe aviar. Si se demuestra que evoluciona hacia una gripe normal podría derivar en una pandemia, alertan desde la OMS.
El Gobierno español -según informa el Ministerio de Sanidad- dispone desde 2005 de un Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Gripe, en colaboración con las Comunidades Autónomas y siguiendo directrices de la OMS y UE. En él se contempla la creación de una red de comunicación -Comunidades Autónomas, UE y organismos internacionales- para hacer un seguimiento estricto de la evolución de la situación. Están alertados además sistemas de vigilancia epidemiológica y virológica que se pueden reforzar en momentos determinados. Existe un Comité Ejecutivo Nacional entre ministerios para la prevención y el seguimiento de la evolución del virus de la gripe y también una serie de protocolos de actuación complementarios al Plan Nacional. Se siguen en este sentido las recomendaciones de la UE relativas a la prohibición de importación de productos avícolas provenientes de países afectados por el brote.

 


Foto:  © WHO/ P. Virot

En nuestros puertos y aeropuertos operan servicios de seguridad exterior que se vienen ocupando desde hace tiempo de atender cualquier situación de emergencia.

Además Sanidad dispone de un total de diez millones de dosis de vacunas antivirales disponibles si se produce una situación de pandemia. El Ministerio ha apoyado el proyecto del laboratorio Berna para instalar en nuestro país, concretamente en la Comunidad de Madrid, una planta de fabricación de vacunas frente a la gripe con capacidad para desarrollar de forma rápida vacunas seguras, eficaces y de alta calidad frente al virus.
Este año además se ha reforzado la campaña de vacunación frente a la gripe común a grupos de riesgo -mayores de 65 años, enfermos crónicos, profesionales sanitarios-. También recomiendan vacunarse a todos aquellos que tienen previsto viajar a países afectados por brotes de gripe aviar si el viaje tiene lugar en época estival. Así como aquellas personas que trabajan en tareas de control y erradicación de brotes de gripe en aves y las que trabajan en granjas avícolas.
En el terreno de cooperación internacional, el Gobierno ha destinado una partida de dos millones de euros para los programas de la OMS destinados a reforzar los sistemas de vigilancia y control del virus de la gripe aviar.


La gripe aviar y el negocio del miedo

Otra visión sobre el tema


Antonio F. Muro. Revista Discovery Salud. www.dsalud.com

Desde que el famoso virus de la gripe aviaria fuera detectado en Vietnam hace ya nueve años no llegan a cien las víctimas mortales que se achacan a la enfermedad en todo el mundo, a pesar de lo cual una bien orquestada maquinaria de propaganda ha hecho creer a la población que hay riesgo de pandemia y que un producto llamado Tamiflu -cuyo principio activo se extrae del anís estrellado- es la solución. Una gigantesca mentira que obedece a una estrategia comercial para hacer negocio a costa del miedo. Hablar de una posible pandemia, cuando el virus de la gripe aviaria no se contagia ingiriendo carne de aves infectadas y jamás se ha transmitido entre humanos, es una burla.
Después de arrasar miles de granjas y provocar la muerte indirecta de millones de aves -por cada ave encontrada muerta y presuntamente contagiada se masacran miles- el virus de la gripe aviaria ha dejado Asia y llega a Europa. Es más, nueve años después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se pusiera a seguir las evoluciones del virus ¡sigue sin aparecer un solo caso de transmisión entre humanos! Y a pesar de todo vivimos angustiados de miedo ante los grandes titulares de los medios de comunicación, temblamos con cada cisne muerto y, de paso, llevados por la histeria, amenazamos el futuro de nuestra industria avícola y llevamos a la ruina a las granjas ecológicas.

 

"Temblamos con cada cisne muerto y, llevados por la histeria, amenazamos el futuro de nuestra industria avícola"

Puede que algún día llegue una pandemia -afirman que en cada siglo se produce más de una- pero cualquier científico responsable reconoce hoy que nadie puede afirmar ni cuándo, ni cómo. Y por supuesto tampoco si se producirá la "temida" mutación del virus de la gripe aviaria y si, en el caso de que así sea, será peligrosa para el hombre o para otros mamíferos y si surgirá de la naturaleza... o de un laboratorio dedicado a buscar vacunas contra virus fantasmas.
La sensación de miedo ante la gripe aviaria -que una política de comunicación irresponsable e interesada alentó a lo largo del 2005 como ocurriera con el virus SARS durante los años 2002 y 2003- se convirtió en "certeza" cuando en noviembre de 2005 George Bush, con todo el boato de una gran declaración pública y rodeado de sus colaboradores de confianza, hacía en los Institutos Nacionales de la Salud una declaración de alcance planetario alertando de una "posible pandemia". "En el último siglo -dijo Bush- nuestro país y el mundo han sido víctimas de tres grandes pandemias de gripe y los virus de las aves contribuyeron a todas ellas. La comunidad científica está cada vez más preocupada por un nuevo virus de la gripe conocido como H5N1 o gripe aviar". En otras palabras, Bush hizo tañir la campana del miedo y en el mundo occidental nos dispusimos a correr como pollos sin cabeza a la búsqueda de soluciones.
El presidente norteamericano anunció que iba a solicitar al Congreso una partida económica extraordinaria para hacer frente a ese pánico virtual creado interesadamente y que no se correspondía en absoluto con la realidad. Resultado: Mil doscientos millones de dólares para la adquisición de vacunas destinadas a proteger a veinte millones de estadounidenses, dos mil ochocientos millones para la investigación de métodos más rápidos de producción de antídotos contra la enfermedad y mil millones más para la compra de medicinas.

 

"La gripe aviaria podría estar siendo utilizada como perfecta coartada para realizar investigaciones en el campo de las armas biológicas"

En suma, lo que hizo Bush fue declarar la guerra preventiva versión II, esta vez ¡contra un H5N1 mutado inexistente!
Así que de la mano del problema... nos dieron la "posible" solución (ya se sabe que los problemas sin soluciones suelen producir el descrédito y caída de los gobernantes). Y de la noche a la mañana, tras un año negro para la Big Pharma -las multinacionales farmacéuticas-, los laboratorios volvieron a ser presentados ante el mundo como los salvadores de la humanidad. De esta forma, un fármaco conocido como Tamiflu comercializado por la empresa suiza Roche y avalado por las autoridades norteamericanas y la OMS, se presentó al mundo como la gran esperanza ante la "terrible" amenaza. Sólo que el Tamiflu (oseltamivir) es un "antiviral" que no previene ni cura nada. Como mucho alivia -y no siempre ni completamente- los síntomas de una gripe normal, por lo que es muy improbable que sirva ante un virus mutado pues lo que realmente se precisaría en tal caso, es una vacuna específica.
Las ventas se dispararon a pesar de la opinión expresada por muchos especialistas y del informe realizado por el instituto italiano de investigación Cochrane Vaccines Field -financiado en parte por el Ministerio de Sanidad británico y recogido por la revista The Lancet- en el que se cuestionaba la utilidad del Tamiflu y la política de los gobiernos de acumular millones de dosis del producto.
Gracias a la gripe aviaria el Tamiflu tuvo la mejor campaña de marketing que nadie podía esperar: miles de periódicos y cadenas de radio y televisión trabajando cada día a favor del producto gratuitamente y con el beneplácito de las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y así, mientras los pollos muertos seguían apareciendo en Asia y algunas pocas aves muertas empezaban a aparecer en Europa, Roche hacía caja y Gilead Sciences Inc. (empresa norteamericana biotecnológica) recogía los beneficios de "su" patente.

 

"Es una burla hablar de posible pandemia, cuando el virus de la gripe aviaria jamás se ha transmitido entre humanos"

Lo que muchos ignoran es que detrás de todo esto se encontraba un personaje muy conocido por todos: el Secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, máximo responsable operativo de la compañía fabricante del Tamiflu -Gilead Sciences Inc- y uno de sus mayores accionistas. Pero ahí no terminaban las "casualidades". Años antes, el Gobierno Bush había utilizado la estrategia del miedo cuando comenzó a hablarse de un posible ataque con armas biológicas y en especial con el virus de la viruela. A raíz de esto se puso en marcha un programa de vacunación contra este virus y el Pentágono -que en aquellos momentos tenía a parte de sus tropas en Afganistán- adquirió no sólo miles de vacunas para sus soldados sino también un medicamento, Vistide, que paliase sus fuertes efectos secundarios. El virus nunca llegó a manifestarse y curiosamente dicho medicamento estaba fabricado por Gilead Sciences Inc., la multinacional de la que es accionista Donald Rumsfeld. Hay más casos como éste que se repiten una y otra vez y responden a las mismas conexiones.
En definitiva, la gripe aviaria podría estar siendo utilizada como perfecta coartada para realizar investigaciones que, atendiendo al convenio internacional de 1969 contra la proliferación de armas biológicas, no resultarían muy presentables. La creación de variaciones artificiales sobre el virus H5N1 u otros virus de la gripe, o sobre otros agentes biológicos con la justificación de ataques bioterroristas o epidemias, podría acabar desembocando en la creación de virus artificiales mucho peores que cualquier mutación de la naturaleza o de virus nuevos... Eso sí, con vacunas y fabricantes incluidos. Así que por el mismo precio tendríamos virus... y vacuna.
¿Qué guía la voluntad del actual Gobierno norteamericano, locomotora científico-económica-militar de Occidente? ¿La preocupación por nuestra salud, sus propios intereses privados, o más bien oscuros intereses estratégicos fruto de una particular visión mesiánica del mundo?§

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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