Es hora
de meter el voto en la urna, mientras los medios de comunicación nos
bombardean con diversos mensajes. Hay que reflexionar antes de actuar,
hacer un esfuerzo por observar la realidad objetivamente. Para ayudarnos
en el proceso hablamos con
Luis Sáenz, coeditor de la revista
Trasversales.
-¿Qué saludable ejercicio recomienda al
ciudadano antes de ejercer su derecho en las urnas?
-Sólo puedo decir lo que yo haré. Sin buscar una imposible
identificación 100%, elegiré entre las candidaturas que se presentan
ponderando tres criterios: la confianza que me inspiran, sus
posibilidades de obtener representación y el alcance de sus proyectos.
-¿Se está
intentando confundir a la opinión pública con mensajes contradictorios?
-Evitemos la ambigüedad del "se está": el PP y los obispos están
intentando confundir. No diría que con mensajes contradictorios sino,
más bien, con engaños y tergiversaciones. Han renunciado a convencer.
Sólo quieren radicalizar a los suyos y fomentar la abstención entre la
gente progresista o moderada.
-Desde un
punto de vista objetivo: ¿qué avances se han logrado en esta etapa de
gobierno del PSOE?
-Hemos avanzado de forma extraordinaria en "republicanismo
ciudadano": gobierno paritario, ley contra la violencia de género,
matrimonio sin discriminaciones, divorcio rápido y sin culpables,
reforma de la ley de reproducción asistida, ley de identidad de género,
persecución extraterritorial de la mutilación genital femenina, ley de
igualdad...
Hemos progresado moderadamente en equilibrio social: aumento
significativo del salario mínimo y de las menores pensiones;
regularización con contrato de 550.000 trabajadores inmigrantes, que hoy
tienen derechos y cotizan; incremento de las becas; mejoras sociales
derivadas de la ley de igualdad… Y, sobre todo, la ley de las personas
dependientes.
Hemos avanzado en transparencia: prohibición de la publicidad autobombo
gubernamental; regulación de los conflictos de intereses de los altos
cargos; aprobación del Código de Buen Gobierno; renuncia del partido del
Gobierno a formular preguntas en las sesiones de control parlamentario;
pasos hacia una TVE más plural; proyecto de nueva financiación de los
partidos… Y se ha iniciado una batalla contra la corrupta complicidad
entre ciertos políticos y los especuladores.
No comparto toda la política exterior del Gobierno, pues me gustaría
mayor beligerancia frente a ciertas dictaduras y regímenes, pero quiero
resaltar que hemos salido de la "alianza neocon" a la que nos llevó
Aznar, que se refleja en: la retirada de Irak, el compromiso europeísta
y el giro iniciado en la política de cooperación.
Hemos avanzado en la conciliación de derechos concurrentes -centros de
trabajo sin humo y permiso por puntos- y en el compromiso ecologista. Y
se están dando soluciones razonables a las aspiraciones de mayor
autogobierno de las comunidades autónomas.
-¿Qué queda
pendiente?
-Creo imprescindible dar un paso decidido hacia un verdadero Estado
laico, lo que requiere la denuncia del concordato con el Vaticano y la
exclusión de la religión del curriculum escolar. Es urgente modificar la
restrictiva regulación que pesa sobre la interrupción voluntaria del
embarazo. Hay que abrir el debate político sobre la eutanasia y sacar
consecuencias del fracaso rotundo de las políticas prohibicionistas de
algunas sustancias psicoactivas.
Hay que hacer una inversión fortísima en la enseñanza pública. Hay que
actuar de forma más decidida para garantizar el derecho a una vivienda
digna, no necesariamente en propiedad, y para fomentar la seguridad en
el trabajo. Hay que modificar el sistema fiscal, que sigue siendo
injusto y pena las rentas salariales. Y algo habrá que hacer para parar
la caída en picado del sistema sanitario público en ciertas comunidades
autónomas.
-La
crispación política quizá sature al ciudadano, que puede inclinarse a la
abstención o al voto en blanco. ¿Es necesario implicarse?
-Hay menos motivos que nunca para la abstención. Repasemos las
reformas legislativas de este periodo: somos más libres y más iguales
que hace tres años. Se puede hacer muchas críticas a la izquierda, se
debe. No votar en las elecciones de mayo, aunque sea con las mejores
intenciones, sólo transmitirá un mensaje de indiferencia, de que tanto
da ocupar Irak que no hacerlo, de que se puede propagar la homofobia, el
belicismo, el machismo y la xenofobia impunemente. Una abstención masiva
sería un mal mensaje, que favorecería a una derecha que se ha subido al
monte. Eso es lo que quieren. ¿Vamos a hacerles el juego?