MARZO 2007
Escucha el silencio
Escucha.
Escucha. Aprende a escuchar. Descubre la belleza de saber escuchar.
Vives rodeado de tanto ruido que te ha absorbido, que te ha poseído. Y
además lo necesitas para sentirte vivo, para convencerte cada día de que
estás vivo.
Pero la verdadera Vida se expresa a través del silencio, y del sonido,
que es la música del silencio.
Por ello, escuchar es ir más allá del ruido, es atravesar los límites,
las fronteras, de lo conocido, de las palabras, de las imágenes, de los
pensamientos.
Tu mente es una amalgama de ruidos, tus pensamientos son creaciones de
esos ruidos, tus conclusiones son el resultado de tu interpretación de
los ruidos, y tus decisiones, por tanto, son más ruido que se suma al
ruido.
¿Te has parado alguna vez a pensar que no sabes escuchar...?
Y no sólo al silencio que te rodea y te compenetra. Tampoco sabes
escucharte a ti, ni a los que te rodean, ni a los que dices que amas o a
los que te resultan insoportables.
No sabes escuchar al viento, ni al agua, ni a la respiración rítmica de
la Tierra.
En realidad, no puedes hacerlo porque el ruido de tu mente no te lo
permite, porque tu mente traduce, interpreta, automáticamente todo y lo
codifica según tu criterio, que tampoco es tu criterio, porque proviene
del ruido, no de tus reflexiones internas, a solas, en silencio.
Por tanto, tú no escuchas el sonido que emite la Vida manifestándose a
través de los elementos, pero tampoco escuchas lo que trata de decirte
quien está a tu lado, sencillamente porque sólo te importan tus
razonamientos, no el significado de las palabras de quien te habla, no
la comprensión de lo que hay detrás de esas palabras.
En realidad, formas parte de un mundo donde suena una interminable
sinfonía de ruidos elaborados por compositores sordos.
¿Cómo puede haber entendimiento entre los seres humanos...? ¿Cómo puede
existir una relación correcta entre ellos si no se escuchan...?
Hace falta silencio. Mucho silencio. Absoluto silencio.
Si de repente cesaran todos los ruidos, una gran mayoría de seres
humanos se volverían locos. No lo soportarían. Sólo unos pocos
agradecerían el regalo y se fundirían con la Vida, con el sonido de la
Vida, con los latidos de la Vida.
Entonces descubrirían el misterio de la existencia, la Razón del
Creador, el porqué de Todo.
Sobran la mayoría de las palabras, porque de tanto usarlas mal, incluso
las más sagradas han perdido valor, se han degradado. Sobran palabras y
falta voluntad de entenderse.
Pero para entender a quien está a tu lado, a quien escuches, tienes que
ir más allá de sus palabras, entrar en su interior, atravesar sus ruidos
y conectar con su silencio. Porque lo que es se oculta en su silencio,
en lo que no expresa o no sabe expresar, no en lo que dice o intenta
decir.
Por las ventanas de sus ojos puedes entrar en su interior y acariciar su
silencio, y leer en él.
Pero es muy posible que te encuentres con mucho dolor, el dolor de un
alma que intenta ser escuchada, que intenta expresarse, y no sabe cómo
hacerlo y tampoco encuentra quien le escuche.
Y entonces comprenderás el absurdo de un mundo rebosante de sordos que
buscan el ruido como quien acude a la droga porque no soporta su
soledad.
Escucha el silencio. Está en todo y en todos. Está más allá del ruido.
Niega el ruido y lo percibirás.
Y luego libérate de casi todas las palabras. Con unas pocas te bastan.
Sólo unas pocas necesitas para expresar tu silencio.
El resto, todo lo demás, no necesita palabras, porque siempre estuvo
ahí. Es lo que tenemos en común todos, lo que nos hace iguales, lo que
no podemos dejar de ser.
Tu silencio, en cambio, es sólo tuyo, es tu individualidad, lo que te
hace diferente a todos y a cada uno de los millones de seres humanos que
te rodean. Y sólo tú lo puedes reconocer y expresar.
Ten presente que a diferencia de lo que te enseñaron, el silencio está
más lleno que el ruido, porque el silencio está lleno de sonido, del
sonido de la Vida, del sonido del Origen, del sonido con el que todos
fuimos creados.
Por ello, comprende de una vez que sólo cuando nos relacionemos desde el
sonido del silencio nos podremos entender.
Y entonces podremos comprobar que todos somos UNO.
Algún día será. ∆ |