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JUNIO 2007

REFLEXIONES
TARDIAS

Elena Pita

-Periodista-

Elena Pita

El silencio es un mal compañero de viaje, sobre todo cuando convierte en tabú estadios naturales de la vida como la vejez y la muerte. En su nuevo libro, ‘El bello oficio de hacerse viejo’, Elena Pita descubre la aventura que supone asumir que te haces mayor y aconseja mirar a los ojos a la inevitable muerte.

 

 

 

 

 

"Envejecemos como vivimos. En la vejez llevas tus aprendizajes y tus sentimientos a las últimas consecuencias"

 

 

 

 

 

 

"El bello oficio de hacerse viejo"

 

 

 

 

 

 

 

 

"Quien sufre la muerte de uno son los que le rodean. Así que la única forma de ser generosa con los demás es afrontarla sin miedo"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Cuanto más materialistas y consumistas somos, menos afrontamos la muerte. Y viceversa"

Texto: Marta Iglesias / Foto: José C. Pérez

Pita escribe con mano maestra, conduciéndonos hábilmente por este camino hacia la vejez plagado de tópicos y falsas imágenes. En el recorrido se pone en contacto y charla con siete personajes públicos en un momento vital de su existencia: Iñaki Gabilondo, Lluís Llach, Juan Diego, Boadella, Bono, Ullate y Adolfo Domínguez. Como resultado de esas conversaciones, Elena Pita nos regala un ensayo lleno de reflexiones certeras salpicadas de ironía, humor, sabiduría y mucha ilusión. Hoy la periodista contesta a nuestras preguntas, haciendo caer múltiples tabúes.

-¿Por qué se interesa Elena Pita por la vejez? ¿Y por qué analizarla a través de los hombres, sin la mirada de la mujer?
-Realmente la razón es un poco facilona y es que a las mujeres nos cuesta menos que a los hombres desnudarnos ante los demás. Así que era una especie de "más difícil todavía" entrevistar sólo hombres para este libro. En la edad me fijé al final, cuando ya tenía los personajes contratados y me metí en sus biográficos para documentarme. En realidad buscaba un momento vital de las personas: que estuvieran arrastradas por el remolino del éxito y dijeran ‘¡Hasta aquí! Ahora voy a buscar mi tiempo, me voy a buscar a mí mismo, lo voy a hacer bien conmigo mismo’.

-¿Cuántos mitos se te cayeron sobre la vejez preparando el libro?
-Sobre todo se me abrieron muchas luces. Estamos acostumbrados, debido a la publicidad y las noticias que nos llegan, a que la juventud es un valor inconmensurable y per se que nos hace gastar muchísimo dinero en parecer y sentirnos jóvenes. A su vez la realidad nos ofrece un panorama de la vejez bastante crudo, que son todas estas personas desamparadas que viven solas. Nos da mucho miedo la realidad y el futuro que nos presentan, en el que dentro de unos años no vamos a tener ni pensión. Así que esperaba encontrar un panorama bastante sombrío y fue maravilloso encontrar a una gente que contempla este cambio vital con gran serenidad y alegría. Eso fue lo único que se me cayó: la idea preconcebida.

-¿Envejecemos como vivimos o es un momento de cambio de rumbo?
-Creo que envejecemos como vivimos. En la vejez llevas tus aprendizajes y tus sentimientos a las últimas consecuencias.

-¿A qué tememos cuando envejecemos?
-Sobre todo al dolor y la enfermedad, y en algunos casos a la soledad y la falta de afecto. Lo que me gusta de lo que me han regalado estas siete personas es que si alguna vez han tenido miedo a lo desconocido, que es la muerte, lo han vencido a base de reflexión, sabiduría y serenidad. Y no es falso, es real. A mí me lo han hecho sentir.

-La vejez nos acerca a la muerte. ¿Por qué es importante que cada uno se pregunte qué siente frente a su propia muerte, que se pregunte cómo se lleva con ella?
-Porque es la única verdad inexorable que conocemos de nuestro destino, de modo que es bastante inteligente tratar de quitarle peso, de quitarle tragedia. Yo acabo de ver morir muy lentamente a una persona muy querida mía y nunca le estaré lo suficientemente agradecida por ver la ilusión con la que afrontó sus últimos días. Es que realmente quien sufre la muerte de uno son los que se quedan, así que la única forma de ser generosa con los demás es afrontarla sin miedo.

-Afirma Boadella en tu libro que "Un artista que no tiene más que contar, nada que decir a los demás, muere, cerrado sobre sí mismo y sobre el vértigo de que sólo queda el pasado, la repetición del pasado una y otra vez". ¿Es posible que muchos hayan llegado a la muerte en vida, a la vejez intelectual, porque no se esfuerzan en proyectar algo de sí mismos?
-Yo sí he conocido a personas así. Además hace poco se murió una señora mayor que trabajaba conmigo, y lo hizo porque quiso, porque realmente quería morirse. A veces decimos que alguien murió de viejo y lo cierto es que murió porque quería hacerlo, y la cabeza manda mucho en nuestro cuerpo, muchísimo. Nuestro físico está a la orden de nuestra psique. Hay que investigar más, pero tú misma lo puedes experimentar: te deprimes, te empiezan a salir enfermedades físicas por todas partes, y quedas hecha una mierda.

-¿Preocupa asumir la muerte con dignidad, el cómo vamos a enfrentarnos a ese último momento?
-Efectivamente ésa es la gran preocupación. Antes me has preguntado por los miedos y yo creo que lo que subyace es el miedo al dolor, porque a menudo el dolor te hace perder la dignidad. Y subyace el miedo a la soledad que también te puede hacer perder la dignidad porque a muchas personas les cuesta pedir ayuda.

En 7 actos


Siete seductores con la vida a cuestas reflexionan sobre vejez y muerte, lo cual sugiere nuevas preguntas que Elena Pita contesta, dando lugar a nuevas cuestiones en un tiovivo de incertidumbres.


 

 Gabilondo:  la entereza

"No entiendo esta especie de pacto universal de silencio en torno a lo único evidente, porque yo no creo que ayude"

-Sobre la vejez y la muerte, ¿mejor hablar que guardar silencio?
-Creo que hacer tabúes de las cosas sólo conduce a miedos irracionales. Es así de sencillo: si tú haces de un valor fundamental un tabú, siempre le tendrás miedo porque los tabúes infunden miedo.


 Lluis Llach:  la contemplación

"Quiero mirar de frente a la muerte, verla venir"

-¿Por qué interesa en esta sociedad que temamos a la muerte? ¿Qué descubre quien mira a los ojos de la muerte?
-Te aferras menos a lo material. Vivimos en una sociedad consumista en la que echas el cálculo y estás hipotecado hasta los 150 años, pero lo haces porque parece que somos todos inmortales. Cuanto más materialistas y consumistas somos, menos afrontamos la muerte. Y viceversa. Creo que a la fuerza y por lógica al enfrentarte a la muerte te haces menos materialista.


 Juan Diego:  la memoria

"Sólo me interesa mirar al pasado para aprender de mis errores. Mis memorias sólo servirían para justificar lo mal que lo he hecho"

-Es muy común en la vejez el recuerdo de tiempos pasados, ¿es un repaso a nuestra vida, un ajuste de cuentas o un balance personal?
-Creo que es un repaso personal que se hace uno al llegar a una edad porque te lo debes. Aunque en el caso de Juan Diego él no admite que sea ni vaya a ser viejo, se ve como el joven eterno inmaduro.


 José Bono:  la ilusión

"Se dice que uno es anciano cuando vive más de la añoranza y del pasado que de los proyectos y del futuro. Y yo, bueno, no sé si moriré del sarampión, pero todos los días me levanto con ilusiones renovadas"

-Para muchos son incompatibles vejez e ilusión...
-Quizás sea porque Bono es otro que tampoco se cree viejo, se siente muy joven, tiene una hija de seis años y está empezando a vivir una nueva vida, según sus palabras.


 Víctor Ullate:  la serenidad

"Para mí la madurez, la sabiduría, es lograr estar bien conmigo mismo. La edad y el paso del tiempo, también la enfermedad, la filosofía budista y la proximidad de la muerte, me han conferido un nuevo orden de valores: lo que me interesa ya no es lo mismo"

-Frente a las prisas con las que vivimos, la vejez aporta serenidad. Curioso cierre ante el inminente final...
-Considero que en ello hay varias cosas: no tienes juventud que perder, colocas las cosas en su sitio, sintetizas, el tiempo tiene una cadencia distinta... Todo eso lo sumas y te da una serenidad que no tienes cuando eres joven.


 Adolfo Domínguez:  racionalismo

"A los humanos nos cuesta aceptar el dolor y la muerte, pero es que forman parte del orden, como el desorden, y sin dolor y muerte no habría nada. Para nacer hay que morir; para que nazca una flor en primavera tiene que haber muerto otra el verano anterior, y esto lo tengo tan asimilado que mi muerte personal intelectualmente no me preocupa nada"

-¿La visión que nuestra sociedad tiene de la vejez y la muerte tiene que ver con la desconexión de la naturaleza?
-Evidentemente. Esa desconexión de la naturaleza tiene mucho que ver con el materialismo, con el consumismo, con vivir en una cápsula, con que te lleven a morir a un tanatorio donde nadie te puede ver, con que te incineren.... Con todas esas cosas que antes no eran así. Si nosotros disfrazamos la muerte y la ocultamos, llega un momento en el que no conoces el valor de la muerte, vives olvidándola. Y opino que es una forma errónea de vivir porque produce ansiedad, disparates, materialismo, aferrarse a las cosas e hipotecar hasta a tus hijos.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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