El mar, cuna de la
vida y base para el
desarrollo humano, ha ido poco a poco padeciendo |
JULIO 2007
|
los efectos de una actividad
humana descontrolada.
Sobrepesca,
vertido de residuos, explotación, destrucción del fondo marino. El
equilibrio se ha roto. Tiburones, medusas, especies abisales han
abandonado sus hábitats y llegan a nuestras costas en una lucha por la
supervivencia. Los científicos nos advierten que esto sólo es el
principio.
/ Texto: Mariló Hidalgo
Foto:
©
John Hyde / Greenpeace
Todos los astrobiólogos del mundo
tienen puestos los ojos en el lago Vostok de la Antártida.
Aquí podrían encontrarse reductos de vida de hace miles de
años. |
Antes que la vida, existía el mar
Sin
él las noches serían polares, los días un infierno y la vida imposible
sobre la faz de la tierra. El mar ya estaba desde el principio. Era.
Surgió hace 4.000 millones de años y permitió el nacimiento de la vida.
Desde entonces alberga infinitas formas de existencia -muchas de ellas
desconocidas-, y proporciona alimento, materias primas y energía,
esenciales para el desarrollo de la raza humana.
El mar ocupa las tres cuartas partes de la superficie terrestre.
Podríamos decir que sobre él se encuentran los pilares de la tierra.
Representa el 97% del agua existente en el planeta, mientras que el agua
dulce apenas llega al 3%.
Antes de que el tiempo diera lugar a los días y las noches, el mar
inició un movimiento que desde entonces no ha cesado y que se conoce
como ciclo del agua. Empieza en el mar, se evapora a la atmósfera y
luego regresa en forma de lluvia. Una parte es aprovechada por el
hombre, otra se filtra de nuevo en la tierra y otra es depositada en
forma de nieve que termina en los ríos que van a parar a la mar... Una
danza perfectamente armónica que alimenta a toda la vida del planeta.
Pero, ¿qué conocemos del mar? Realmente, muy poco nos asegura José Luis
García Varas, responsable del Programa Marino de WWF/Adena. “El hombre
conoce mejor la superficie de Venus -gracias a la sonda espacial
Magallanes-que el fondo marino. Y eso ha sido así por varias causas. Los
océanos son opacos, la luz penetra sólo unas decenas de metros y
nuestros ojos son incapaces de ver en su interior. Por ello el hombre ha
tendido a ignorarlo. Por otro lado, a pesar de que la vida nació en el
fondo del mar, es un medio hostil para el hombre, por lo que nunca
mostró un interés excesivo, más allá de la obtención de recursos
-pescado, fundamentalmente-. Nos encontramos ante un campo de
investigación que es muy caro y donde los resultados no tienen una
aplicación inmediata para el hombre. Pero conocer cómo funcionan los
océanos es clave para mantener la vida en el planeta”.
Es curioso que al tiempo que el hombre ponía el primer pie en la luna,
Auguste Piccard -físico suizo- y Don Walsh -miembro de la Marina de
EEUU-, llegaban hasta los 11.263 metros de profundidad de la fosa
Mariana, dentro de un batiscafo capaz de soportar las 1.100 atmósferas
de presión. Desde entonces más de una docena de seres humanos han
caminado sobre la luna, pero ninguno ha vuelto al lecho del mar. “La
exploración oceanográfica tiene poco más de 150 años -aclara José Luis
García- y el avance en sus descubrimientos ha estado muy ligado al
desarrollo tecnológico. A día de hoy, desconocemos mucho de sus
profundidades, de sus habitantes y de su funcionamiento”. Parece que ha
resultado más excitante el espacio sideral que las profundidades marinas
y en cambio no parecen ser tan diferentes. Por poner un ejemplo, la
forma de vida que parece haberse descubierto en un meteorito de Marte es
similar a la encontrada alrededor de las chimeneas hidrotermales
próximas a las Islas Galápagos. Lugar donde se cree que se originó la
vida en nuestro planeta. Y más sorprendente aún es el caso del lago
Vostok, situado a más de cuatro kilómetros de profundidad, bajo los
hielos de la Antártida. En ese lugar todos los astrobiólogos del mundo
han puesto sus ojos porque ahí abajo, en ese reducto “protegido” e
incomunicado, podrían encontrarse indicios de vida de hace miles de
años. Y aún más. El ambiente que rodea al lago es similar al existente
en Europa, satélite de Júpiter. Con ello, el espacio y el fondo del mar
parecen entrar de nuevo en conexión.
Los que se han dejado seducir y han viajado a las profundidades, hablan
de un mundo de misterio y aventura que te atrapa desde el primer día. Un
mundo del que sin duda quieres conocer más.
Un mundo oscuro -la luz penetra tan sólo unos 200 metros-, rodeado de
silencio, donde se experimenta esa dulce sensación de ingravidez, de
libertad. Donde observas cómo tu cuerpo se desliza suavemente en medio
de un paraíso de vida y vegetación hasta el momento desconocidas. Donde
sientes los pausados latidos del corazón y compruebas que la medida del
tiempo aquí, es distinta. Todo parece responder a otro ritmo del que
pronto se pasa a formar parte. Aseguran que ésta es la llamada del
origen.
En este universo líquido, como no podía ser de otra forma, existen
agujeros negros, puertas dimensionales, vidas inteligentes, hábitats que
pertenecen a un nivel de evolución superior al que conocemos. Todo un
universo del que apenas hemos descubierto una mínima parte. §
Foto:
© Greenpeace / Vasquez
El mar está exhausto. El 25% de las
especies explotadas comercialmente están al borde de la
extinción.
|
Las siete amenazas
Hace
miles de años que el mar es para el hombre fuente de alimento y energía,
importante vía de comunicación, espacio de recreo y cómo no, fuente de
inspiración. Existe en tal cantidad, que al hombre nunca se le pasó por
la cabeza el pensar que esto podría acabarse algún día. “La mitad del
oxígeno que respiramos -recuerda Greenpeace- proviene de los océanos. A
cambio los humanos los estamos ahogando. Contaminándolos con petróleo y
otros productos químicos, provocando su calentamiento global o agotando
sus recursos pesqueros. La contaminación en estos momentos es tan grave
que ha llegado a zonas casi vírgenes como el Océano Ártico. Por ello
Greenpeace considera que es hora de hacer frente a esta situación y
actuar”.
De la misma forma que se habla de los siete mares del mundo, expertos
señalan siete peligros que acechan al medio marino.
Cada vez se arman barcos de mayor calado. El transporte por mar ha ido
en aumento estos últimos años y con ello también los índices de
contaminación por hidrocarburos. En ello, los superpetroleros se llevan
la palma y aunque existen medidas de control a nivel internacional,
también hay Estados que no tienen inconveniente en vender el derecho a
utilizar sus banderas -banderas de conveniencia- con lo cual, los
desaprensivos consiguen saltarse los protocolos y la legislación
establecida. Recordemos el caso español del Prestige.
El hombre ha convertido al mar en una gran cloaca, ya que a él van a
parar todos los desechos orgánicos e inorgánicos que en su conjunto
suponen el 10% de la contaminación marina. Más grave aún son los
vertidos de fuentes terrestres que se caracterizan por su toxicidad,
persistencia y acumulación en la cadena trófica ya que representan el
70% de dicha contaminación. El mar siempre ha actuado como sumidero de
carbono y ha frenado en cierta forma los efectos del cambio climático
pero, ¿hasta cuándo?.
Otra de las grandes amenazas del momento sin duda es la sobreexplotación
pesquera. El mar está exhausto. El 25% de las especies explotadas
comercialmente están al borde de la extinción. El atún rojo, la anchoa,
el bacalao son algunos de estos tristes protagonistas. El saqueo es
continuo, como nos explica Greenpeace: “La pesca moderna está dominada
por buques pesqueros industrializados que están muy por encima de la
capacidad de los océanos para restituir la cantidad de pescado
capturada. Buques gigantescos que usan la última tecnología disponible
para la localización del pescado son capaces de encontrar los bancos de
peces de forma rápida y eficaz. Estos barcos disponen además de plantas
de procesado y empaquetado a bordo, sistemas de refrigeración, plantas
de procesado de harina de pescado, y potentes motores capaces de
arrastrar enormes artes de pesca. Simplemente: el pescado no tiene
escapatoria. Los daños derivados de la sobrepesca no terminan en las
especies objetivo de la actividad pesquera, ni en aquellas que son
capturadas de forma accidental como mamíferos marinos o aves. La
sobrepesca está afectando cada vez más a los ecosistemas marinos de los
que estas especies forman parte. Los científicos están alertando sobre
el hecho de que esto tendrá como resultado cambios profundos en nuestros
océanos, quizás provocando cambios irreversibles”. Greenpeace empieza
una campaña a partir del mes de julio a través de su buque insignia el
Rainbow Warrior, donde denunciará las amenazas oceánicas y pedirá la
creación de reservas marinas.
La explotación minera del fondo marino en busca de petróleo y gas es
otra de las grandes amenazas. La presión de las grandes superpotencias
está poniendo en peligro santuarios de vida como pueden ser los Polos,
zonas vírgenes de nuestro planeta.
La urbanización masiva y descontrolada afecta
gravemente al litoral sedimentario, cuya expresión más visible es la
alarmante desaparición de playas.
“La
atracción que ejercen las costas sobre el hombre viene de muy antiguo
-recuerda Greenpeace-. La franja marina más rica, productiva y diversa
es la más cercana a la costa. Esta riqueza ha sido aprovechada por el
ser humano desde tiempos inmemoriales para desarrollar su modo de vida.
Pero el mal uso realizado por el hombre, ha puesto nuestras costas en
una situación de amenaza y destrucción. La ocupación física del litoral
se ha resuelto con la urbanización masiva y descontrolada de la franja
costera, a la que hay que sumar la alarmante proliferación de
instalaciones portuarias como puertos deportivos y comerciales, que han
sembrado este espacio de espigones, muelles y diques de abrigo,
desdibujando el perfil de la costa y alterando irreversiblemente la
dinámica litoral. Una de las consecuencias más directas de esta
alteración es la erosión costera, que afecta gravemente al litoral
sedimentario y cuya expresión más visible es la alarmante desaparición
de las playas. A esta erosión hay que sumar los graves impactos sobre
los hábitats costeros y sobre los sistemas ecológicos relacionados”.
La séptima amenaza sería la consecuencia de todas las anteriores, fruto
de la mano del hombre. Nos referimos a los efectos del cambio climático.
Al calentarse la Tierra sube el nivel del mar, lo que afectará a la vida
de millones y millones de personas que viven en las zonas costeras.
También alterará a las corrientes oceánicas que influirán en la pesca y
en la vida.
Esta cadena de amenazas ya está en marcha. Sus efectos, también. §
Foto: Josep-María Gili
“La invasión de medusas se debe a la falta de depredadores y
la abundancia de alimento, junto a un ligero aumento de la
temperatura” |
El mar reacciona
En nuestras costas están empezando a pasar cosas extrañas
desde hace algún tiempo. Todo parece tener un hilo en común. El hombre
ha transgredido los límites y el mar, la vida que en él habita, responde
para poder sobrevivir. Invasión de mejillones cebra y de la almeja
asiática en el río Ebro. Invasión del alga camalote en el Guadiana. La
plaga de la denominada alga asesina en el fondo del Mediterráneo. Las
medusas, tiburones, los calamares gigantes, cetáceos varados, aparición
de nuevas especies abisales... Todo ello indica que algo está ocurriendo
dentro del mar. ¿Qué lectura debemos hacer de todo esto?
¡Alerta! Medusas
Un
año más decenas de playas españolas se encuentran en alerta por invasión
de medusas. Han empezado a llegar las primeras, antes incluso que el
pasado año. Hay que tomar medidas, por lo que el Ministerio de Medio
Ambiente acaba de poner en marcha una campaña, en coordinación con el
resto de Administraciones públicas, que tiene como objetivo contribuir a
un uso más seguro de las playas para el baño y prevenir y combatir los
efectos negativos de la proliferación de medusas. Pero, ¿por qué medusas
y por qué ahora? El biólogo marino Sergio Rossi que trabaja en el
Instituto de Ciencias del Mar-CSIC y el Instituto de Ciencias y
Tecnologías Ambientales-UAB, se ha metido de lleno en el tema y ha
escrito -junto con el periodista Toni Polo-, Medusa (Plaza & Janes).
Esto es lo que nos cuenta sobre el tema.
-¿Qué
te motivó a escribir este libro y por qué elegiste el formato de novela?
-El objetivo final era explicar una historia relacionada
con un problema grave y de actualidad: cómo se están transformando los
mares a lo largo y ancho del planeta, y cuál es nuestra parte de
responsabilidad en tales cambios. Toni y yo también buscábamos denunciar
la gran presión que está sufriendo en estos momentos parte de la
ciencia, que se ve abocada a resultados rápidos -y a veces muy poco
reflexivos y poco amplios de mira- para satisfacer a una sociedad quizás
demasiado acelerada. Respecto al formato, es el que a más público iba a
llegar, e iba a permitirnos utilizar muchos recursos en una trama
dinámica y muy realista.
-En el
libro hablas de 2012 como el año en que un organismo viscoso cubre los
océanos de todo el mundo, la pesca desaparece, los barcos mercantes no
pueden zarpar y el turismo huye de las costas. ¿Hace falta esperar tanto
para llegar donde señalas?
-De hecho estas situaciones ya se están dando. El libro
está basado en problemas de este estilo que ya han sido registrados a
nivel local en varias partes del planeta: Mar Menor, Bahía de San
Francisco, fiordos Noruegos o Mar Negro. Se ha magnificado y acentuado
el posible colapso en estas industrias -tráfico marítimo, pesca y
turismo- que ya se están viendo afectadas en muchos lugares.
“Esta es una adaptación de la naturaleza a la nueva situación que
nosotros estamos propiciando”
-La
invasión de medusas ha pasado de ser algo esporádico a ser periódico. ¿A
qué es debido?
-Un estudio de hace unos quince años explicaba que, aquí
en el Mediterráneo, las largas series temporales de observación en
diferentes lugares pronosticaba invasiones de medusas cada once años. La
principal causa era la sequía, que provocaba una falta de agua dulce que
retendría al plancton gelatinoso mar adentro al no crearse las deseadas
plumas de agua dulce de los ríos. La escasez de lluvias es, por tanto,
un factor importante para entender por qué llegan hasta la costa. El
mayor número se debe, sobre todo, a la falta de depredadores -atunes,
tortugas- y a la abundancia de alimento, combinada con un ligero aumento
de la temperatura.
-Las
medusas son un síntoma de alarma pero algunos expertos señalan que sólo
es el principio. ¿Qué plagas podrían acompañarnos en breve?
-Los ecosistemas parecen estar banalizándose en muchos
lugares del planeta. Es muy difícil predecir qué vendrá después, pero lo
que sí es posible observar ya ahora es que nuestro entorno se está
transformando, evolucionando hacia unos derroteros que sólo parecen
llevarnos hacia un mundo menos diverso y menos complejo.
-¿Existen medidas para evitar todo esto?
-Sí, desde luego. Empezando por entender que parte de
nuestros hábitos y del consumo al que estamos acostumbrados no están
bien dirigidos. Hemos de cambiar la mentalidad en muchas cosas, como por
ejemplo no hacer una explotación de caladeros de pesca tan irracional y
agresiva, que acaba por desequilibrar los ecosistemas. Sin embargo: ¿a
quién no le gusta comer rape o atún?
-A la
llegada de medusas hay que añadir la visita y colonización de tiburones
en nuestras costas. ¿Cómo han llegado hasta aquí?
-Muchas especies llegan porque encuentran alimento y las
condiciones de vida ideales. En otras ocasiones se debe, aparte de estos
factores, a un aumento de temperatura en las aguas. Es curioso que los
científicos estemos muy preocupados por las causas del famoso cambio
climático, pero que aparentemente seamos pocos los que nos ocupamos de
los efectos, cómo en estos momentos están afectando a los ecosistemas
del mundo entero.
“Es curioso que los científicos estemos muy preocupados por
las causas del famoso cambio climático, pero que
aparentemente seamos pocos los que nos preocupamos por los
efectos”
|
-En
estos últimos tiempos estamos conociendo otro tipo de invasiones más
silenciosas pero preocupantes, que están alterando nuestro ecosistema.
Nos referimos por ejemplo al mejillón cebra (Ebro), la almeja asiática,
el alga camalote (Guadiana) o la denominada alga asesina (Mediterráneo).
¿Cómo ha influido la mano del hombre en esta alteración?
-El libro se basa en este tipo de “vectorización” o
difusión de especies invasoras o alienígenas en diferentes partes del
mundo. Las medusas se expanden de forma fulminante gracias a las aguas
de balance de los barcos de mercancías que cruzan los océanos y mares de
punta a punta en un continuo ir y venir. Somos responsables directos de
estas invasiones, la mayoría de las veces de forma por completo
involuntaria. Como he comentado antes, los ecosistemas se transforman,
pero no es la naturaleza la que ha de preocuparnos -seguirá funcionando
miles de millones de años “a pesar” de una especie tan insignificante y
efímera como la nuestra-sino nosotros mismos, cómo enfrentaremos los
posibles problemas que en un futuro nos pueden hacer la vida quizás no
tan agradable.
-Hasta
ahora ha sido el hombre el que ha sobreexplotado el mar, lo ha
contaminado, ha extraído energía y todo ello lo ha hecho sin equilibrio
y sin límite. ¿No serían estas “invasiones” una manera de respuesta del
mar a todo ello?
-Un autor alemán, Frank Schatzing, ha publicado un libro
genial llamado “El quinto día”, en el que el mar, sencillamente harto de
nosotros, intenta -con muchísimo éxito- exterminarnos para que se pueda
continuar viviendo en el planeta sin grandes sobresaltos. Recomiendo sus
casi mil páginas de lectura. No creo que sea una respuesta del mar a
nuestra inmensa estupidez, sino más bien una adaptación de la naturaleza
a la nueva situación que nosotros estamos propiciando. Porque hay que
pensar una cosa: las medusas están muy “contentas” de tener menos
depredadores, más alimento y más calorcito para campar a sus anchas
gracias a nosotros...
Foto: CEPESMA
“A medida que existe una mayor presión
pesquera se localizan más calamares gigantes, capturados en
artes de pesca” |
Tiburones, cetáceos varados, calamares gigantes...
en nuestra costa
Algunos
tiburones han abandonado las aguas exóticas donde vivían y se han
trasladado al Mediterráneo, un mar cada vez más caliente. Se calcula que
al menos cuarenta especies -de las 88 catalogadas- viven cerca de
nuestras costas.
En el norte de nuestro país el pasado año quedaron varados un gran
número de cetáceos en las playas. Sólo en aguas asturianas aparecieron
muertos en diez días, once ejemplares de calderón común (ballenas de
tamaño medio). También siguen apareciendo calamares gigantes y cada vez
se encuentran con más especies “raras” procedentes de los fondos
abisales. En Luarca (Asturias) tiene el cuartel general CEPESMA, la
Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas. Ellos
son los responsables del rescate y salvamento de los ejemplares marinos
que llegan hasta nuestras costas. En estos momentos poseen la mayor
exposición del mundo de calamares gigantes, con los ejemplares mejor
conservados. Hablamos con Luis Laria, director de CEPESMA y gran
enamorado del mar.
-¿En
qué condiciones llegan los cetáceos y por qué aumenta el número de
varamientos cada año?
-Nosotros somos los responsables de varamientos en el Principado de
Asturias. Cada año llegan entre ochenta y noventa cetáceos a nuestras
costas. Son susceptible de estudio el 90%, el resto llega en muy malas
condiciones. La mayoría de ellos -pequeños y medianos- quedan atrapados
en las artes de pesca. A mayor actividad pesquera, más mortandad. Luego
hay otros factores: longevidad, enfermedades que afectan al sistema
nervioso o a la dermis. Pero el pasado año ocurrió algo anómalo.
Normalmente tenemos una población estable de calderón común -ballenas
piloto-, pero en 2006 detectamos un incremento importante de población
en esta zona y esto influyó en el número de muertes. Creemos que fue una
migración alimentaria asociada a una situación anómala de las corrientes
marinas. Del Atlántico vinieron al Cantábrico.
-¿Y en
el caso de los calamares gigantes que siguen apareciendo con
regularidad?
-Están en la misma situación. A medida que existe una
mayor presión pesquera se localizan más calamares gigantes -capturados
en artes de pesca-. Estos son los casos más comunes. Hace un tiempo
aparecieron muertos nueve ejemplares en dos años a causa de
prospecciones geológicas que se hicieron en la zona y que crearon ondas
sísmicas expansivas que les afectaron letalmente. Tenemos controlada una
población estable de calamares gigantes en el Cantábrico.
“Tardamos en ver los problemas que están surgiendo
en el mar porque son procesos lentos”
-He
leído que también estabais estudiando ciertas mutaciones aparecidas en
algunos mariscos.
-En efecto, hemos encontrado varios crustáceos con
alteraciones anatómicas peculiares pero no tenemos aún resultados ni
podemos sacar conclusiones. Lo que sí es cierto es que el mar es una
gran cloaca. Ha sido y lo seguirá siendo. Se vierten todas las
inmundicias que genera el ser humano: metales pesados, productos
químicos, residuos radiactivos... A sólo 400 millas de la costa española
existe uno de los mayores cementerios radiactivos del mundo. Con
residuos que pueden tener una latencia de 250.000 años y éste es un
problema que tendremos que asumir en el futuro. El mar a pesar de ser
tan inmenso no es omnipotente. Tiene una fortaleza pero no puede asumir
todo lo que se le está echando. Desde la actividad que desarrollamos en
el CEPESMA hemos comprobado los cambios acontecidos en los últimos años
con la aparición de especies que vienen de otros lugares y de muchas
irregularidades en el mar. El cambio climático es real y es ya, no se
trata de una expresión.
-Unas
alteraciones se ven y otras no, ¿se trata de una revolución silenciosa?
-Efectivamente. En el mar los problemas tardamos en
verlos porque son lentos. En la tierra podemos experimentar unas
variaciones de temperatura a lo largo del día y no pasa nada. En el
océano un grado de temperatura a 1.500 metros de profundidad, produciría
un desastre ambiental impresionante que afectaría directamente al
continente que estuviese más cercano.
-Por
último y en términos de porcentaje, ¿qué conocemos y qué ignoramos del
mar?
-Conocemos sólo un 2%, el resto es todavía un secreto. §