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EL ARBOL DEL BUHO

 

Abrí mi mente y dejé que entrara más agua y ésta me proporcionó nuevas posibilidades que hasta ahora no había contemplado. Y escuché la voz del agua que me decía "No te aferres a lo conocido.

 

FEBRERO 2007

EL ARBOL DEL BUHO
SOY AGUA
POR ELENA G. GOMEZ

Pienso que uno de los problemas más grandes que tenemos es creer que sabemos algo, y al creerlo pasamos por delante de las cosas que forman parte de nuestra vida de una manera superficial, plana, haciendo que todo se vuelva opaco, gris, intrascendente.
Algo me está ocurriendo últimamente, algo que me lleva a preguntarme por la profundidad de todas las cosas, a cuestionarme lo que conozco, o lo que creo que conozco, algo que me dice que todo lo que necesito está delante de mí, pero que no lo veo porque lo miro con los ojos de siempre y que necesito enfocarlo desde otra perspectiva, desde otra visión, una visión más humilde, más serena, más sencilla.
En este número de Fusión se habla del Agua, pero se habla desde otro nivel, desde otra profundidad, por eso no sólo quise leer las ideas que otros compañeros escribieron, sino realmente hacerlas mías.
Así es como empezó el viaje.
Cerré los ojos e imaginé cuando estaba en el vientre de mi madre, en esa burbuja de agua donde crecía, me movía y me alimentaba, donde estaba protegida, cuidada, aislada. Era una burbuja de color, calor, sonidos. Crecí en el agua, nací en el agua, en definitiva, soy una vida del agua.
Y seguí imaginando que era una gota de agua y que viajaba por el océano de la vida. Rodeada de millones y millones de gotas de agua que, como yo, aún no saben que son agua, que son parte de un océano y que juntas formamos el Todo.
Entonces comprendí que lo primero que tenía que hacer era despertar a la conciencia de agua, pero eso ¿qué significaba?...
Así que seguí imaginándome que era una gota de agua y que ahora pertenecía a la corriente de un río. Imaginé que como era agua podía meterme entre las grietas, saltar las piedras, ir rápida o lenta, reflejar los rayos del sol o la blanca luz de la luna. No tenía límites, nada me detenía, sólo tenía que dejarme fluir, seguir la corriente, perderme en la inmensidad. ¿Dónde están los esquemas que limitan la vida?... ¿dónde quedan los prejuicios, las comparaciones, las dificultades, los agobios?... todo se quedaba detrás de mí porque yo seguía la corriente y ésta era más rápida que todos los problemas, problemas que en realidad no me pertenecen, problemas que están ahí como las piedras del camino, pero que el agua, con su fuerza, los puede saltar.
Y la corriente me llevó a pensar en la vida, en los valores preestablecidos bajo los que vivo, en los prejuicios con los que detengo mi movimiento, en lo retenidas, limitadas y estancadas que están mis aguas, y comprendí que ser agua es ser flexible, no tener esquemas sobre uno mismo ni sobre los que nos rodean, porque ellos, como yo, también son agua, y por tanto tienen la posibilidad de cambiar, de transformarse.
Abrí mi mente y dejé que entrara más agua y ésta me proporcionó nuevas posibilidades que hasta ahora no había contemplado. Y escuché la voz del agua que me decía: "No te aferres a lo conocido. Siente que tu mente es como una esponja que se llena de agua, agua nueva, agua que investiga, agua que descubre, porque sentirte gota de agua no sólo te aporta fluidez. Piensa que, como tú, hay miles de gotas que te acompañan en tu viaje. No estás sola, en realidad, nadie está solo. Formáis una inmensa red que se mueve por el espacio, una red que late y vibra y se mueve según vuestros propios movimientos, piensa que las demás gotas de agua están sometidas a las mismas leyes que tú, piensa que no hay nada distinto para ti que no lo sea también para las demás gotas, libérate de la carga de creer que tienes que ser diferente, especial y siente el placer de lo sencillo. ¿Realmente piensas que son distintas a ti?, pues no, todas son como tú, todas son H2O. Sólo se diferencian en el grado de consciencia, en las experiencias adquiridas porque todas sois alumnas de la universidad de la vida, todas tenéis que aprender las mismas lecciones, y sólo cuando os graduéis podréis realmente conocer vuestra especialidad, y empezar a recorrer la nueva carrera.
Pero, de momento, es suficiente con que seas consciente de que eres una gota que forma parte de un gran océano.
Piensa que cada gota es importante porque contiene dentro de sí todas las cualidades y el poder del océano al que pertenece y que cada gota es responsable de las gotas que tiene a su lado con las que comparte una parte de su camino, pero que no le pertenecen.
Tú eres gota de agua por tanto no te conformes con ser sólo de una forma.
Puedes ser fría como la nieve o puedes ser cálida como las aguas termales.
Puedes ser como el agua fresca de una fuente que quita la sed al caminante, o puedes ser como la lluvia que limpia y da vida.
Puedes ser suave o fuerte, puedes ser espuma o un espejo donde reflejarse. Todo eso y mucho más puedes ser tú.
No te limites, no te conformes. Sé agua". ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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