| |
ENERO 2007
Foto: Nan
|
Violencia Escolar
¿Cómo educamos a nuestros jóvenes?
La violencia escolar se ha convertido en un fenómeno
mediático que ha generado una importante alarma social. ¿Qué realidad se
esconde detrás de los titulares? ¿Cuál es el origen de esta situación?
Los expertos señalan una palabra clave: la educación. Ante ello no vale
echarse las manos a la cabeza. Hay que buscar soluciones.
Texto: Mariló Hidalgo
◙ En
Ponferrada (León) una joven de trece años es agredida a la
salida de clase por sus compañeras de instituto.
Posteriormente tuvo que ser atendida en el hospital por una
rotura de pierna y diversas lesiones.
◙ Dictan
en menos de veinticuatro horas dos órdenes de alejamiento
por violencia escolar en el Juzgado de Menores de Alicante.
◙ Unos
ochocientos profesores se manifiestan en Barcelona contra la
violencia escolar.
◙ Tres
niños de Elche agreden a dos profesoras delante de los
estudiantes.
◙ Un
ex alumno de Secundaria pega a un maestro mientras una
compañera graba en su móvil las imágenes que luego ofrecen a
los medios de comunicación
◙ En
septiembre de 2006 se presenta ante los medios de
comunicación un estudio titulado "Violencia y Acoso Escolar
en España", basado en una encuesta a 25.000 escolares. El
estudio revela que uno de cada cuatro alumnos sufre acoso y
violencia por parte de sus compañeros y que un 60% de los
acosadores podrían cometer un delito antes de los 24 años.
◙ La
ministra de Educación, Mercedes Cabrera, se sorprende ante
los resultados de esta encuesta que espera esté sostenida
sobre bases contrastadas y serias, ya que se trata de un
problema que "preocupa extraordinariamente a las familias".
Asegura que las personas que están en contacto directo y
cotidiano con el problema por supuesto que manifiestan
preocupación, "pero no en la magnitud que se desprende de
dicho informe". De todas las maneras, el Gobierno ya ha
situado este problema como prioridad en su agenda política.
|
Durante
el pasado año el tema de la violencia en las escuelas fue protagonista
indiscutible del apartado de sucesos en todos los medios de
comunicación. Se convirtió en "carne de noticia". Se transmitieron
acontecimientos con gran capacidad de atracción y escándalo entre la
opinión pública, lo que a la larga provocó una gran alarma social. Para
abordar este tema, más allá de lo que aparece en los titulares, hemos
contado con la colaboración de expertos que nos ayudarán a hacer una
lectura más profunda de cuanto está ocurriendo.
¿Hay más violencia escolar que antes?
El
catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, no
está seguro de que eso sea así. "La verdad es que se trata de una
percepción, ya que no existen estadísticas. La catedrática Cristina
Rechea hizo una investigación en el año 95 sobre este fenómeno, desde
entonces no se ha hecho ningún estudio serio y riguroso. Y eso lo digo
alto y claro para ver si alguien me demuestra lo contrario. Hay estudios
sobre jóvenes en los que he participado donde se incluye alguna pregunta
sobre el tema. Pero no existe nada que aborde la cuestión en
profundidad. Las únicas cifras de las que disponemos son del ámbito
judicial y policial y eso no nos sirve como dato estadístico porque
están en función de lo que disponga en ese momento la Ley del Menor. Si
lo que antes era una falta se convierte en delito pues seguro que
aumentarán las cifras de delincuencia juvenil. Pero aún así, esos datos
que he analizado varias veces e incluso he presentado en congresos
organizados por la propia Policía Nacional, no demuestran en ningún
momento que haya un aumento de violencia juvenil en los últimos diez
años". Entonces, ¿de dónde salen las cifras que se publican? Los
profesionales consultados critican la ligereza con la que proliferan
este tipo de informes que, por el hecho de trabajar con cifras y
porcentajes, pretenden dar un cierto aire de objetividad y rigor que a
menudo se desvanece cuando se profundiza un poco en el método empleado.
Por otro lado, se están haciendo sondeos parciales e intencionados que
luego se presentan como cuestiones generales que afectan a todo el
territorio español. Por último, nos advierten que cuando se realizan
esas encuestas, se valora de la misma manera un insulto, una agresión o
un acoso como si todo tuviera la misma gravedad e influencia. Así las
cosas, el resultado proporciona muchas veces unos datos alarmantes que
no se corresponden con la realidad. "Evidentemente, cuando todo se mete
en el mismo saco -y alguna encuesta que prefiero no citar lo ha hecho-,
se obtienen cifras totalmente impensables. Decir por ejemplo que el 25%
ó 30% de escolares son agredidos, es una exageración. Un estudio
riguroso empieza por precisar muy claramente qué es cada cosa", señala
Elzo.
"No se ha hecho un estudio serio y riguroso sobre la
violencia escolar. Las únicas cifras que tenemos son del
ámbito judicial y policial. He analizado esos datos y no
demuestran en ningún momento un aumento de violencia juvenil
en los últimos diez años"
JAVIER ELZO, sociólogo |
Las peleas
en los recreos, las burlas, los cachetes que propinaban los profesores
forman parte de la cultura popular. Ha sido una especie de rito
iniciático que al que más o al que menos le ha acompañado en algún
momento de su infancia y ha tenido que superar. El psicólogo del
Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Javier Urra, primer Defensor
del Menor en España nos recuerda que "eso de que un chaval agrediera a
otro porque había mirado a su novia o porque era del pueblo de al lado,
ha existido siempre y es importante que no se olviden esas cosas. A
veces lo arreglaban a pedradas y asunto resuelto. Cuando los padres y
abuelos se echan las manos a la cabeza habría que preguntarles qué
hacían ellos cuando eran pequeños. Los chicos violentos de hoy son una
minoría, no me cansaré de repetirlo".
Si los datos no demuestran este aumento de violencia, ¿por qué persiste
esa sensación en la opinión pública? Juan Manuel Moreno, Especialista
Principal de Educación del Banco Mundial, señala el papel realizado por
los medios de comunicación. "Vosotros os preocupáis mucho más por el
tema y lo habéis hecho más visible socialmente. Ha pasado de las últimas
páginas a las primeras de los periódicos. Eso ha hecho que todos seamos
más conscientes de las consecuencias que tiene para el bienestar de
nuestros hijos, para la calidad de la enseñanza que se imparte en
nuestros centros, etc. El estar más sensibilizado con estas cuestiones
es obviamente un indicador de madurez y de desarrollo de nuestra
sociedad y de nuestro sistema educativo. Creo que se trata de una buena
noticia porque da la vuelta a ese alarmismo generado y permite analizar
las cosas desde otra perspectiva". A este mayor conocimiento del tema y
más presencia en los medios de comunicación, Javier Elzo quiere añadir
un elemento más y es el miedo. La sensación de miedo generada a partir
de casos como el del joven de 14 años que se suicidó en Hondarribia
porque no pudo soportar la presión y marginación de la que estaba siendo
objeto por parte de sus compañeros de clase. "Yo lo llamo el efecto 'Jokin',
apunta Elzo. Creo que si él no se hubiese suicidado es muy posible que
no hablásemos tanto sobre esto. Este caso ha generado un temor a que eso
vuelva a suceder, lo cual no deja de ser otra forma de violencia".
Roto el primer tópico de las cifras, adentrémonos en el porqué. Los
violentos son una minoría, pero ¿de dónde han salido? ¿En qué ámbitos se
manifiestan? La familia y la escuela tienen las respuestas.
Jóvenes
que crecen solos
Un niño
violento no nace así, siempre es víctima. Víctima de la violencia de los
adultos, de la que percibe en su entorno, y de la educación errónea y
llena de carencias que ha recibido. La violencia se aprende de la misma
manera que también se aprenden cosas muy positivas para el desarrollo de
la vida, aseguran los expertos.
no podemos seguir echándonos las manos a la cabeza ante la violencia
escolar cada vez que leemos una noticia para luego mirar hacia otro
lado. Nos señalan que son casos aislados, insisten en que no es el pan
de cada día, pero sí tienen un hilo conductor que vamos a intentar
seguir. Hay deficiencias en la educación -según los analistas- y es ahí
donde hay que lanzar la primera mirada.
Nuestros
jóvenes están creciendo en soledad. "Ninguna generación española creció
tan sola como la actual -analiza Elzo-. Nunca hasta ahora habíamos
encontrado a jóvenes que de manera autónoma creasen sus propias normas.
Unos adolescentes que sólo se tienen a ellos mismos como referente". La
familia ha sufrido una transformación en los últimos tiempos. No
hablamos ya de los diferentes modelos de convivencia sino lo que ha
supuesto el hecho de que la mujer haya salido del hogar. "En la familia
española, recuerda Elzo, hemos pasado de una familia extensa donde
podías encontrar a los padres, abuelos, algún tío... a una familia
nuclear. En la mayoría de casos trabajan los dos, así que cuando llega
el chaval a las cinco de la tarde no hay nadie. Y no sólo eso, sino que
cuando llegan sus padres, lo hacen cansados del trabajo, porque son
humanos y no robots, y necesitan descansar. Las guarderías no suplantan
al padre y la madre. Con esto no quiero decir que cualquier tiempo
pasado fue mejor, sino que nos encontramos ante un cambio. Esta misma
situación ya se ha vivido en otros países, lo que ocurre es que aquí no
contamos con el apoyo que las administraciones brindan, por ejemplo, a
las familias nórdicas. No se trata sólo de conciliar la vida laboral con
la vida familiar, sino de apoyar con los Presupuestos Generales del
Estado, de la Comunidad Autónoma o de quien sea, a estos niños. Ellos
son la base fundamental de la sociedad que se convertirán en adultos
autónomos y responsables. Por tanto éste es un bien de primerísimo orden
y eso hay que pagarlo. El modelo familiar está cambiando y exige otras
atenciones y prioridades".
Existe una situación de miedo generada
a partir de casos como el de Jokin. "Este suicidio ha
generado un temor a que esto vuelva a suceder, lo cual no
deja de ser otra forma de violencia"
JAVIER ELZO,
sociólogo |
Vayamos al
tema de la educación. ¿Cómo estamos educando a estos niños? "Los
primeros siete años de vida de un niño son fundamentales -advierte el
psicólogo Javier Urra-. Entre otras cosas porque los lóbulos frontales
que es donde está la emocionalidad, se desarrollan en los tres primeros
años de vida. Ahí habría que volcar toda la energía y a eso normalmente
no se le da importancia. Unos porque no tienen tiempo, otros no tienen
conciencia, no están capacitados o han perdido el sentido común. Otros
padres porque escucharon a psicólogos o pedagogos -que se equivocaron
cuando les aconsejaron- que a un niño no se le puede decir que 'no'
porque se le traumatiza. ¡Qué cosa más tonta!"
Somos animales sociales y necesitamos el contacto. Necesitamos sentir la
piel para saber que estamos vivos. Necesitamos relacionarnos con los
demás, las caricias, los susurros, los afectos. Así despertamos a la
vida y vamos dando nuestros primeros pasos. "Los padres deben dedicar un
tiempo diario y de calidad a sus hijos -continúa Urra-. Se puede conocer
a los hijos, caminar, disfrutar juntos sin confundir ser amigos con ser
'colegas', pues los padres son los que han de marcar los límites que los
niños precisan. Hay que ponerles normas, retos, sensibilizarles, hacer
que su pensamiento sea abstracto, que se manejen en los conflictos,
sepan lo que es el perdón y la compasión. Hay que enseñarles a asumir
responsabilidades, a debatir, a esforzarse por lo que uno quiere, a
sacrificarse, a que toda acción tiene una consecuencia. Hay un
porcentaje mínimo de padres que no ejercen como tales, que no son
adultos, no reflexionan, no dedican tiempo a sus hijos, no son
coherentes, no sancionan o lo hacen de forma incorrecta y dejan que su
hijo acabe siendo un tirano. Estos padres generan a otro tipo de
chavales: los que no admiten las normas. Esta minoría es la que luego se
vuelve contra los propios padres y genera importantes problemas en la
escuela".
"Hay gente que está haciendo uso político de la violencia
escolar para intentar minar a la escuela pública"
JUAN MANUEL MORENO, especialista de
Educación del Banco Mundial |
El modelo de
familia mayoritario tiende a huir de la confrontación intergeneracional.
A la mayoría de padres le preocupa más llevarse bien con los hijos que
educarles. De ahí surgen muchas carencias. "Los jóvenes de hoy están
menos habituados al esfuerzo, lo que provoca una intolerancia a la
frustración muy grave. Por otro lado hay una incitación al consumo que
hace que el adolescente esté en conflicto constante entre lo que desea,
lo que le ofrecen y lo que puede conseguir. Somos un país de nuevos
ricos donde todo parece conseguirse fácilmente. Se olvida que el
esfuerzo es fundamental y eso genera muchas veces violencia", recuerda
Urra. Si a ello le añadimos que las familias de varios hermanos han
cambiado por la de hijos únicos, tendremos ante nosotros a una
generación de niños bastante consentidos, consumistas y cómodos.
A partir de aquí aparece lo que Juan Manuel Moreno denomina "Blame Games"
o el juego de asignar la culpa. Padres que pasan la responsabilidad a
los profesores. Profesores que se quejan de esta dejación. ¿Quién asume
la autoridad? "Creo que hay que plantearse las cosas de otra forma
porque ha cambiado el escenario, comenta Moreno. Antes la autoridad la
tenían los padres y profesores por el mero hecho de serlo, y creo que
ahora hay que ganársela. Y para ello hay que ir con los tiempos, con las
necesidades que se van planteando. Los niveles educativos de las
familias van aumentando, mientras que el nivel educativo del profesorado
aún debe de dar un salto. Tiene que asumir nuevos retos".
Educación en los centros
La
educación obligatoria en nuestro país hasta los dieciséis años y el
bachiller hasta los dieciocho, ha generado la mayor concentración de
estudiantes en centros escolares de todos los tiempos. Es decir, hoy
tenemos mucha más gente en la escuela de la que había hace un par de
años. Y no todos están ahí por su propia voluntad. "En algunos sitios
hay chavales que no están motivados, que quieren buscar un puesto de
trabajo, ganarse un dinero y llevarse a la chica más guapa. Como por
otro lado sus padres les obligan a seguir en el centro, ven que la única
forma de dejar la escuela es que les echen", señala Elzo. Es aquí, en la
escuela, donde se afrontan los principales problemas de convivencia,
indisciplina, comportamientos antisociales e incluso violencia entre
jóvenes. Son pocos los casos graves y tenemos conocimiento de ellos a
través de los medios de comunicación. La mayoría son considerados de
'baja intensidad' y están relacionados en cierta forma con nuestro
actual sistema escolar y un elemento que apuntan muchos analistas: la
pérdida de autoridad por parte de padres y profesores.
"Los jóvenes de hoy están
menos habituados al esfuerzo, lo que provoca una intolerancia a la
frustración muy grave. La incitación al consumo, a lo fácil y esa falta
de esfuerzo, generan muchas veces violencia"
JAVIER URRA, psicólogo
"Personalmente, explica Moreno, soy partidario de analizar el problema
de la violencia escolar desde un enfoque constructivo. La transición de
la escuela primaria a secundaria se produce en un momento difícil para
los adolescentes. Justo cuando se agudizan los cambios físicos,
emocionales y sociales de la primera adolescencia se encuentran de
frente con el ambiente menos estructurado de las escuelas secundarias.
Eso que para algunos puede ser algo pasajero a otros puede conducirles
al fracaso escolar, abandono u otros problemas. Acusan cambios por
ejemplo en las relaciones entre profesores y alumnos porque son menos
personales; en que existe menos atención individual; en que hay más
presión evaluadora. Los alumnos se sienten presionados para rendir, por
acumular credenciales. Sólo hay que mirar lo que son los exámenes de
acceso a la universidad, las clases particulares, las actividades
extraescolares, todo lo que hoy tienen que hacer por ganarse un sitio en
el mercado. Todo ello aumenta el estrés de los estudiantes -y de sus
familias- y tiene un impacto importante en su concepto de autoestima,
motivación y relación con la institución familiar. Al final muchos no
aguantan tanta presión y no se ven ganadores en esta especie de locura
en la que estamos inmersos". ∆
-"Receta" de la vacuna
antiviolencia-
Por Javier Urra
(*)
-Se presta atención al niño desde antes de que nazca (es el
"producto", de su calidad va a depender el resultado).
-Se le quiere (se le besa con-tacto, se le escucha, se le
hace partícipe).
-Igual que se vigila una cazuelita y se mueve, se le va
dando autonomía y libertad (desde la tutela).
-Se adereza con unas gotitas de buen humor, capacidad
autocrítica y autocontrol.
-Se va ligando la "salsa" de la socialización del
conocimiento al "otro", del respeto a toda persona, animal,
planta, objeto, de la aceptación de lo distinto. Se erradica
el riesgo de la anestesia ante el dolor ajeno.
-Se añade capacidad para aceptar frustraciones, para aplazar
gratificaciones.
-Se retira "del fuego" para que se oxigene con buenos
libros, pintura, teatro, para que admire y disfrute de la
naturaleza, los animales, para que desde pequeño haga
deporte y se apunte a grupos (campamentos, etcétera) que
despierten la solidaridad.
-Se prueba y sazona (decir en algún momento no).
-Se adorna con posibilidades para que sea solidario
(apuntarse a ONG), para que reflexione cuál es la razón de
la vida.
-Se presenta en sociedad valorando su autoestima, recalcando
que es y se siente útil.
-Se sirve en una fuente social donde prevalezca la higiene
mental colectiva. Con unas pinzas de prevención o, lo que es
igual, de educación. Educación que es de calado lento, de
generación en generación. ∆
(*)Psicólogo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Primer Defensor del Menor en España |
-Causas de la violencia-
El catedrático de Sociología Javier Elzo señala dos
ámbitos para explicar este fenómeno: uno desde un aspecto
más global y otro, más próximo. En cada uno de ellos
distingue además tres factores que considera que pueden dar
explicación a más del 90% de los casos de violencia.
Factores globales
-Las diferencias entre los distintos países y dentro de cada
país, las diferencias entre lo que se expone como deseable y
exigible para triunfar en la vida y las posibilidades de
conseguirlo por la vía normal, genera una situación de clara
marginación social.
-Dentro de este mundo plural que todos defendemos se esconde
por un lado una tendencia fundamentalista de cada uno a
defender su verdad y por otro lado se detecta también una
especie de relativismo de "todo vale". Entre ambos no queda
espacio para la reflexión, el discernimiento o la resolución
de conflictos mediante reglas democráticas. Pero sí la
violencia como medio para defender la 'única verdad' o la
deriva al 'todo vale'.
-Se ha hecho hincapié en los valores relativos a los
derechos de la persona, pero se ha olvidado que esos valores
no son traducibles si no llevan aparejados deberes. Como
consecuencia hay cierta incapacidad para asumir cualquier
límite.
Factores próximos
-Psicólogos y psiquiatras insisten en la importancia de la
educación en los primeros años de vida. Por tanto una
familia destrozada o que no asuma su función educadora
genera grandes carencias que posteriormente pueden derivar
en violencia.
-Consumo abusivo de drogas y en especial de alcohol. El
consumo desenfrenado durante los fines de semana y fiestas
en general, es una causa
de primer orden en no pocas manifestaciones de violencia en
nuestra sociedad.
-Por último un punto que genera mucha discusión y es la
trivialización de la violencia, en los medios de
comunicación social, especialmente en la televisión. Esto
puede ser un factor que, en determinados jóvenes, puede ser
inductor de imitación. ∆ |
|
Tres
apuntes...
Javier Urra
Mirando en positivo
Lo que
aparece en los medios de comunicación siempre se refiere a lo
negativo. No recibo entrevistas donde me digan: Hábleme de cosas
positivas de los jóvenes. Y créeme que te podría estar hablando toda
la tarde.
Creo que hay padres que hemos educado y educan correctamente a sus
hijos. Creo que ésta es una mayoría.
El modelo educativo de escuela requiere una modificación continua
porque la sociedad es muy variable y no nos podemos quedar con lo
que teníamos hace tiempo. Me parece preocupante esa "moda" de que
llega un ministro y cambia el sistema educativo porque quiere pasar
a la historia con un nuevo proyecto. Hay que tener un poco de
criterio y evitar esos bamboleos que hemos dado en la sociedad
española. Hemos pasado de tener miedo al padre o al profesor, a
temer al niño. Hay que volver a equilibrar las cosas, volver a decir
que los niños son importantes, pero no más que los demás. Hay que
señalar lo que falla y educar". ∆
Juan Manuel Moreno
Buena educación
Posiblemente las escuelas sean las instituciones menos violentas de
todas con las que nuestros hijos tienen contacto si lo comparamos
por ejemplo con los medios de comunicación, videojuegos, la propia
familia, el entorno del barrio.
Creo también que la mayor parte del profesorado de nuestro país es
de gran calidad y hace bien su trabajo. Una de las cosas que más me
preocupa de todo este alarmismo de la violencia en las escuelas es
que se utilice -y de hecho se utiliza- como palanca para poner en
duda y deslegitimar a la escuela pública y al profesorado. Hay gente
que está haciendo uso político de todas estas historias de violencia
escolar para intentar minar la escuela pública". ∆
Javier Elzo
Nuestros adolescentes
A mí los que me preocupan son nuestros adolescentes, por lo menos
una parte de ellos. Los que están creciendo solos y sin el
suficiente cariño, no porque no les quieran sino porque los que
básicamente se lo pueden dar -que son los padres- están agobiados.
Ese es el mayor problema que tenemos en este momento en los campos
en los que me muevo. Muchos echan la culpa al sistema educativo, que
de acuerdo que tiene que cambiar, pero a medida que avanzo en edad y
hago más estudios, estoy más convencido de que las cosas se juegan
en los diez primeros años de vida de un chaval". ∆
Libros recomendados: "Los jóvenes y la felicidad" de Javier Elzo
(PPC Editorial)
(*)El arte de educar" de Javier Urra (La Esfera de los Libros).
... y una reflexión
José Carlos García Fajardo
Profesor de
Pensamiento Político y Social (UCM).
Director del
Centro de
Colaboraciones Solidarias (CCS).
Seres
de encuentro
D espués
de treinta años de enseñanza en la universidad, cada vez me
impresiona más la sensación de orfandad, de desamparo y de
fragilidad que muestran los jóvenes universitarios, tan provocadores
y descarados por fuera, pero en realidad tan necesitados de ser
escuchados. Hemos convertido la universidad en una guardería de
adultos para atiborrarlos de conocimientos en una demencial tarea
impropia de su ser auténtico, de ese compartir los saberes, como la
definiera el rey Sabio, hace casi mil años.
Desde siempre, recibo a cada alumno en mi despacho para conocerlos y
escucharlos, y tratar de comprender su situación personal. No pocas
veces me he sorprendido al escucharles, entre tímidos y ruborizados,
que era la primera vez que alguien les preguntaba lo que pensaban,
lo que sentían, lo que anhelaban.
No se lamentan ni se quejan, han aprendido a hacer lo que quieren
porque quieren lo que hacen. Saberse queridos y necesitados en una
relación de inter-independencia, conforma la plenitud de una
existencia. Porque los animales existen, pero las personas existen
para. Somos seres de encuentro, nudo de relaciones, redes de
solidaridad que se comunican por la palabra.
Desde que eran niños los hemos tratado como almacén de seguridades,
como corredores para conseguir un título, para tener cultura,
virtudes, poder; pues para eso les hemos dado a entender que servían
los conocimientos. "No seas vago, haz algo útil, no pierdas el
tiempo, tienes que prepararte para ocupar un puesto en la vida, para
trabajar". Como si viviéramos para trabajar, en lugar de trabajar
para vivir. Como si el trabajo fuera un castigo, en lugar de un
quehacer que tiene que ver con la creación, con la techné que libera
en vez de la imposición que esclaviza.
Y todo arranca de una soledad impuesta por una sociedad de consumo,
de prisas y de competitividad regida por la funesta máxima de
"cuanto más, mejor", en vez de "cuanto mejor, más". Es la nueva
moral que proclama que no tener es pecado. Es la enajenación por las
cosas que nos encadenan y poseen, en vez de liberarnos.
Mi experiencia personal, la más dura de mi extensa vida de docente
es percibir la creciente soledad de los jóvenes, la ausencia de los
abuelos, de esas personas que hacían la familia más rica que el mero
matrimonio y el cada vez menor número de hijos.
"La educación es el arte de saber adaptarse a las circunstancias.
Educar proviene de ‘educere’, no conducir sino sacar lo mejor de
cada uno para que pueda ser él mismo"
La
casa cada vez es menos un hogar, espacio de encuentro y de
relaciones, de solidaridad y de afectos, que un aparcamiento o una
posada en un incierto camino. Se multiplican los electrodomésticos y
se incrementa la soledad en un ruido que cada cual lleva a su celda.
Por supuesto, con los cascos de sus mp3 conectados a sus orejas.
Tengo para mí que se ha perdido la palabra, el acoger y saberse
parte de una tradición en marcha. Ya no hay lugar para los abuelos,
para aquella tía que se quedó soltera o para esas personas de las
familias que nos visitan, nos atienden y nos cuentan.
El grado de civilización de una sociedad se percibe por el modo de
tratar a los niños, a las mujeres y a las personas mayores. El
creciente desarraigo, perder las raíces y con ellas las señas de
identidad, arranca de haber olvidado que la educación es el arte de
saber adaptarse a las circunstancias. Que educar, proviene de
educere, no conducir sino sacar lo mejor de cada uno para que pueda
ser él mismo, para que sea capaz de alcanzar su plenitud y de
quererse en una relación de afecto y de creatividad.
La alarmante soledad de las muchedumbres solitarias conduce a la
violencia, a la angustia y a la evasión por medio de otras drogas
que las de diseño: las adicciones a sucedáneos de una vida humana en
la que necesitamos sabernos queridos y compartir nuestra búsqueda.
Quizá, como intuyó Albert Camus, todo consista en cambiar solitario
por solidario. No es más que una letra, pero a algunos parece que
les cuesta. ∆ |
| |
|