ENERO 2007
Agua,
el origen de las crisis
Foto: Acción contra el Hambre
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El agua nos parece un bien inagotable, pero la realidad nos dice que
sólo el 2,5% del planeta es dulce, y que menos de la mitad está disponible
para ser empleada. Además el consumo en los países ricos crece a más
velocidad de lo que aumenta su población. Se impone una visión global del
problema. El agua es limitada, nuestras necesidades infinitas.
Texto: Marta Iglesias
M ientras
todas las ONG del mundo se rompían la cabeza para lograr hacer avanzar a
los países más pobres, la ONU publicaba a finales de 2006 un informe que
alerta sobre la importancia del agua en el desarrollo. Más de mil
millones de personas en el mundo no pueden acceder al agua limpia, y su
importancia es tal que reduce a la mitad el riesgo de que un niño muera.
De hecho, el agua sucia es la segunda causa de muertes infantiles en el
mundo y más de cinco millones de personas mueren cada año por
enfermedades relacionadas con el agua -diez veces más que los muertos
que generan las guerras-. Todas estas personas que no pueden acceder al
agua potable se distribuyen de la siguiente manera: 406,2 millones están
en el Este de Asia y Pacífico, le siguen 314 millones en el África
Subsahariana, 228,8 en el Sur de Asia, 49,4 en América Latina y Caribe y
37,7 en los Estados árabes.
La primera
pregunta que viene a la mente es: ¿no pueden acceder al agua porque no
hay agua o porque no hay infraestructuras? Santiago Martín Barajas,
Responsable del Tema de Agua en Ecologistas en Acción afirma que "el
problema que tiene el Tercer Mundo con el agua se debe a la falta de
interés de sus gobernantes y de todos a los que les corresponde invertir
en esos sectores. Fundamentalmente es un problema de inversiones, ya que
prefieren gastar en armas que en dar de beber a la gente. Aunque esto no
sólo pasa con el agua, sino con los alimentos y muchas otras cosas".
Los datos de
Naciones Unidas le dan la razón cuando señalan que en los países en
desarrollo, sólo un cuarto de los hogares pobres tiene acceso al agua
limpia, mientras que en esos mismos países el 85% de los hogares ricos
tiene agua limpia corriendo por sus cañerías. No falta el agua,
simplemente a menudo los pobres no viven en zonas conectadas a las redes
públicas y llegan a pagar hasta diez veces más por el agua que los
ricos. El agua cuesta dinero, y mucho; en algunos países del considerado
Tercer Mundo el agua es incluso más cara que la gasolina, con la
diferencia de que no es prescindible.
Controlar agua es controlar vidas
Ya que el
agua es un bien escaso y en algunos lugares del planeta de difícil
acceso, su control resulta imprescindible para dominar esas zonas. Las
estrategias a seguir para ello son dos: por un lado las guerras que
aseguren el control de los acuíferos y otras reservas de agua dulce, y
por otro la privatización del agua por parte de las transnacionales que
han hecho del agua un gran negocio en el Tercer Mundo. El control de
este líquido por parte de las grandes compañías es tal que Coca-Cola ha
asegurado que en un futuro el agua le dará más beneficios que su
producto estrella. También Danone, Pepsi, Nestlé, Suez y Vivendi
apuestan actualmente por un negocio que mueve unos cien mil millones de
dólares al año. En cuanto a las guerras por el control del agua,
Santiago Martín Barajas señala como ejemplo que "ha habido guerras cuyo
origen está en el agua, pero una es clarísima: el conflicto
palestino-israelí. El 70% del agua que se consume en Israel procede de
los Territorios Ocupados. Así que hay una cosa cierta: no se podrá
solventar este enfrentamiento si no se soluciona el tema del agua. No
hay otro camino".
El
despilfarro de los ricos
Para lograr
que todos los países del mundo tuviesen acceso al agua potable, el PNUD
(Programa de la ONU para el Desarrollo) calcula que se necesitan 10.000
millones de dólares. Aunque la cifra parece muy alta es menos de los
gastos militares realizados en el planeta a lo largo de cinco días, y
menos de los que gastan al año los países desarrollados en agua mineral.
Mientras decidimos si nos compensan cinco días de paz y un año bebiendo
agua del grifo -destinando ese dinero al agua del Tercer Mundo- los
países ricos desperdician el agua a manos llenas. Estados Unidos es el
país más despilfarrador, gastando 575 litros por persona y día -según
datos de 2002-, Australia, cerca de 500. Italia, Japón y México consumen
entre 350 y 400, todo según datos de la ONU. El INE, por su parte, cifra
el consumo medio de España en 171 litros. En el otro extremo, cada
mozambiqueño tiene menos de diez litros para vivir, y la mayoría de los
países africanos menos de cincuenta, la misma cantidad que emplea un
habitante de Reino Unido en el baño.
Estados Unidos gasta 575 litros por persona y día, mientras
cada mozambiqueño tiene menos de diez litros para vivir |
No sólo los
habitantes gastamos, la mayoría de procesos industriales no están
diseñados para ahorrar agua, los campos de cultivo utilizan sistemas que
despilfarran agua, y las tuberías de las ciudades pierden litros y
litros. Desde el PNUD han advertido que se pierde a diario más agua en
las cañerías que gotean, que la disponible al día para más de mil
millones de personas. Nuestro modo de vida y dieta occidental también
gasta más agua, porque para generar un kilo de cereales se emplean tres
metros cúbicos de agua y para un kilo de carne de vaca se usan quince.
El agua no sobra y ya hay países que están recurriendo a los acuíferos
subterráneos, que tardan milenios en llenarse. Desde 1972 la región de
Próximo Oriente y Norte de África extrae de los ríos y los acuíferos
subterráneos un 30% más de agua de la que se repone. El caso de China es
paradigmático: posee el 22% de la población mundial y sólo el 7% del
agua dulce del planeta; con su agua se calcula que sólo puede mantener a
la mitad de sus 1.200 millones de habitantes.
España: entre la guerra y las
soluciones pioneras
Cuando
Cristina Narbona propuso garantizar 60 litros por habitante y día,
mediante un sistema de tarifas que fomente el consumo responsable, el
país entero se rebeló. A los españoles nos pareció poco tener asegurados
diez litros más que los africanos, pese a que los pagamos mucho más
barato que ellos y no tenemos que caminar kilómetros para ir a buscarla.
Aunque el proyecto cuenta con el apoyo de Ecologistas en Acción, y
pretende garantizar esos 60 litros como un derecho, la opinión pública
se quedó con el gravamen. Santiago Martín nos cuenta la importancia de
la propuesta de la ministra: "Actualmente el agua no se considera un
derecho, así que parece lógico que la Ley de Agua establezca que todos
los ciudadanos tienen derecho a un mínimo de agua potable. La cantidad
elegida es la que marcó NU en 2006. Para Ecologistas en Acción es algo
fundamental, de un importantísimo calado social y servirá de referencia
a otros países que no tienen ni diez litros por habitante y día. Lo que
sucede es que aquí vamos de nuevos ricos y tenemos poca memoria
histórica. El último brote de cólera en España fue en los años 70, en
Aragón. Así que no hace mucho no teníamos agua".
El agua es motivo de enfrentamientos políticos en nuestro país. Varias
comunidades autónomas, entre las que se cuentan Andalucía, Aragón,
Castilla y León, Cataluña y Valencia han determinado que el agua es un
bien autonómico y que corresponde a estas administraciones su control.
Foto: Ecologistas en Acción
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Se pierde a diario más agua en las
cañerías que gotean, que la disponible al día para más de mil
millones de personas |
El consumo se
ha incrementado desde todos los sectores y no tenemos más agua que
antes. La mayoría de las noticias señalan el urbanismo y los campos de
golf como el origen de este crecimiento del consumo; desde Ecologistas
en Acción su portavoz completa esta información: "Aunque el desarrollo
urbano se ha lanzado bastante en los últimos años, hay un problema de
consumo achacable a la agricultura, que se lleva el 80% del agua de
España. Casualmente este fenómeno es muy propio de aquí, no se da en
otros países". Ciertamente asistimos atónitos a la instalación de
cultivos extensivos de regadío en zonas como Valencia o Almería, así
como a sistemas de riego anticuados que pierden mucha agua. Toda esta
problemática sólo tiene una solución y no es bien vista por los
políticos: "Cada vez las demandas crecen, mientras que no lo hacen las
disponibilidades de agua. Hay que poner límites al crecimiento, eso es
algo que hay que asumir", sentencia el Responsable de Aguas de
Ecologistas en Acción. Pero nunca llegaremos a la necesidad de un
consumo responsable sin ser conscientes de que nuestro cuerpo es más de
un 65% de agua. Y este hecho no es negociable, por lo tanto la
necesitamos para vivir. Sin ella, sólo existe la muerte. Sin embargo
sólo se puede emplear menos del 2% del agua del planeta y hemos
contaminado la mitad de los ríos y lagos del mundo. "No somos dueños de
la frescura del aire ni del fulgor de las aguas -dijo el jefe indio
Seattle-. Pero sí somos responsables de cuidarlos". ∆ |