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ENERO 2007

Ventana Nacional
España y el Monopoli

España y el Monopoli

¿Por qué se permitió que algunos ayuntamientos funcionaran durante años con sus propias normas, completamente al margen del sistema, viviendo en una nube legal sin ningún tipo de control?

Ultimamente los periódicos animan un poco el tema de los escándalos urbanísticos con retales de las conversaciones telefónicas entre alcaldes, concejales, promotores, empresarios en general... conversaciones, digo, en las que nos enteramos de cómo se reparten el pastel. Para la mayoría de los españoles, esta expresión, repartirse el pastel, sólo tiene un sentido, el literal, hundir el cuchillo en la tarta de la boda o del cumpleaños del niño para dividirla y proceder a hincarle el diente. Para otros, una minoría que ya no lo es tanto, tiene un sentido figurado que ha inflado no pocas cuentas corrientes en los últimos -¿cuántos?- años. Así nos enteramos de la facilidad con la que miles de euros, en sobres y sin recibo, pasan de mano en mano: "Dime qué necesitas". "Dos millones y pico". "Vale". Así de escueto, sin literatura ornamental.
El caso es que en España llevamos un año "urbanísticamente" movidito. No pasa un día en el que no tengamos en los medios de comunicación las noticias sobre el último pelotazo descubierto. Se levanta la alfombra y se queda al aire una tremenda ensalada en la que entran alcaldes, concejales, consejeros, amigos; favores, comisiones, regalos, facturas, etc. Y pisos, pisos, pisos, muchos pisos. El caso es que semejante entramado no se monta de la noche a la mañana, como ha quedado claro en el caso del montaje Marbellí, que hunde sus raíces en el imperio de aquel personaje peculiar llamado Jesús Gil. Lo que estaba sucediendo en la costa de Levante, y que está extendido ya a todo el país, estaba desde hace años a la vista de todos. ¿O es que no se veían los tremendos bloques de apartamentos reproducirse como hongos en lugares insólitos, con las olas lamiendo las escaleras del hall para aprovechar el terreno? Lo que tendríamos que preguntarnos es por qué se miró hacia otro lado cuando ya era más que evidente que semejante explosión de apartamentos y adosados no sólo no tenía sentido, sino que le estaba llenando los bolsillos a unos cuantos personajes bien conocidos, si no a nivel nacional, sí a nivel local. Habría que preguntarse hasta dónde se han empapelado de euros los despachos, para que no se hubiese levantado la tapa de esta alcantarilla mucho antes, cuando aún había algo que se pudiera hacer por salvar espacios naturales que hoy, por mucho que se echen abajo algunas construcciones ilegales, no se podrán recuperar. Por qué se permitió que algunos ayuntamientos funcionaran durante años con sus propias normas, completamente al margen del sistema, viviendo en una nube legal sin ningún tipo de control. Por qué se permite que funcionarios públicos se dediquen al ayuntamiento por la mañana y a los negocios inmobiliarios por la tarde.
Por qué las comunidades autónomas correspondientes no movieron un dedo durante años. Por qué el gobierno central, en último término, no intervino en su momento, cuando aún se podría haber reorientado la situación. ¿No era su competencia? Pues hubiera sido momento de revisar las tan cacareadas competencias con un poco de sentido común, para que las gestiones de los ayuntamientos en materia urbanística - con su correspondiente baile de licencias, recalificaciones, permisos, chivatazos, compras y ventas- fuesen revisadas periódicamente por las instituciones situadas en un escalón superior.
Pero el euro manda. Así que estamos viendo despropósitos tales como urbanizaciones levantadas en espacios protegidos, o cientos de viviendas esperando ser ocupadas en un páramo por el que no circula ni una gota de agua para alimentar los jacuzzi. Cosas de la especulación.
A lo mejor, como en todo, hace falta que la gente empiece a mirar mal y darle la espalda a las macro ciudades de vacaciones, sembradas de piscinas y campos de golf. A lo mejor, los partidos tendrían que airear más las cuentas de su financiación, para que veamos cuánto tienen que ganar o que perder en esta guerra del cemento. A lo mejor, todos tenemos una parte de responsabilidad en este despropósito.
A lo mejor todavía queda algo que podamos salvar… /
C.F.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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