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ENERO 2007
¿Irán es el siguiente?
Son cinco los
países considerados como "nuclearmente armados", enumerados
en función del tamaño de su arsenal. Fíjense quién ocupa el
primer puesto: Estados Unidos, cómo iba a ser de otra
manera.
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D e momento, ya
tenemos una resolución de la ONU y un plazo de tiempo para cumplirla.
Era lo que se buscaba ¿no? Ir estrechando la soga alrededor del cuello
de Irán. Ahora tienen dos meses para abandonar su plan nuclear. Un plazo
de tiempo establecido por una organización internacional es un argumento
valioso -aunque no imprescindible- si más adelante se quiere llegar a
palabras mayores. Mientras tanto, y en cumplimiento de su labor de
vigilante internacional, Estados Unidos va tomando posiciones en la
zona, aumentando su despliegue en el Golfo Pérsico en aras de una mayor
"flexibilidad", un eufemismo que quiere decir que si necesitan entrar en
acción, hay que estar listos y con el revólver desenfundado.
Así que ya tenemos a la vuelta de la esquina la siguiente aventura
bélica de Estados Unidos. No contentos con el clamoroso descalabro en
Irak, siguen empecinados en su papel de salvadores del mundo. El caso es
que Irán ni se muestra intimidado ni manifiesta intención de abandonar
su programa nuclear. Ni que fueran los únicos que guardan armas atómicas
debajo de la alfombra. Sin ir más lejos, recientemente al primer
ministro israelí, Olmert, se le fue la lengua y se le escapó
públicamente que su país posee armamento nuclear. Más tarde se retractó
de todo lo dicho, pero ahí queda lo que ya era un secreto a voces. En
cualquier caso, como decíamos, hay más socios en este club. Siguiendo
con la lista, son cinco los países considerados como "nuclearmente
armados", enumerados en función del tamaño de su arsenal. Fíjense quién
ocupa el primer puesto: Estados Unidos, cómo iba a ser de otra manera.
Le siguen la Federación Rusa (ex URSS), Reino Unido, Francia y China.
Como notarán, coincide que son los mismos cinco miembros permanentes del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que acaba de dictar
sanciones contra Irán por este mismo motivo. Casualidades de la vida.
Pero hay más. Otros han realizado pruebas nucleares, como Corea del
Norte, Pakistán y la India. También está Arabia Saudí y otros países de
los que se supone que pueden tener algún tipo de relación con el tema
nuclear.
Sin embargo, a Irán le ha tocado estar en el punto de mira. Conviene
recordar que este país ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear
(Israel, por ejemplo, no lo ha hecho) y a día de hoy reitera su
intención de no abandonarlo. Además, ha manifestado su oposición al
desarrollo de armas atómicas, y sostiene la utilización de energía
nuclear con fines pacíficos y bajo la supervisión del Organismo
Internacional para la Energía Atómica (OIEA). Pero no es suficiente.
Nada va a ser suficiente ya. Los países "buenos" esperan que con las
sanciones que se aplicarán inmediatamente, Irán, que es el "malo",
regrese "a la vía del diálogo", otro eufemismo que significa que Irán
debe decir únicamente lo que todos quieren oír. Además, para echar más
leña, Bush acusa a Irán y también a Siria -¿siguiente en la lista?- de
minar el proceso de conciliación política en Irak. ¿Pero es que ha
habido en algún momento una tímida señal de conciliación política en ese
país, desde que los americanos tuvieron la mala idea de poner sus ojos
en él? Si Bush quiere encontrar culpables de la desastrosa situación, no
necesita mirar tan lejos.
Bush exige que Irán suspenda su programa nuclear "de forma verificable".
¿Qué quiere decir "de forma verificable"? Pues que si todo sigue por ese
camino otra vez tendremos en jaque a los inspectores de la ONU,
posiblemente los mismos a los que en su día se encomendó la penosa labor
de buscar las famosas armas de destrucción masiva en Irak. Levantaron
alfombras, hurgaron en alcantarillas y abrieron las alacenas, y aunque
en sus informes reconocen no haber encontrado nada de nada, eso no fue
suficiente para impedir la invasión. ¿Sucederá algo similar en Irán?
Y todo esto ni mucho menos quiere decir que haya que fiarse con los ojos
cerrados de la palabra del gobierno iraní, que promete con la mano en el
corazón y mirada cándida, utilizar con prudencia el juguete más
peligroso, pero tampoco hay que ser hipócritas. Los mismos que señalan
con el dedo esconden su propio arsenal en el armario. ¿A quién quieren
engañar? Las razones siempre son otras, más ocultas y normalmente más
retorcidas. En cualquier caso, no hay razón justificada para organizar
semejante dispositivo en contra de Irán, que va a terminar de la manera
que todos sabemos: como el rosario de la Aurora.
Se ve que lo de Irak no ha bastado. Es evidente que de los errores no se
aprende./ CF |
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