Era como si el libro me dijera que cuando terminara
de leerlo no lo dejara en la estantería de mi biblioteca, que él no
había sido creado para quedar entre otros libros, que estaba vivo, que
necesitaba moverse, viajar, ser útil. |
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ENERO 2007
A
Clara Campoamor
POR ELENA G. GOMEZ
"Agradecimientos"
A Clara Campoamor, por haber luchado por la igualdad, pero sobre todo
por su dignidad, por su valentía y su sacrificio.
A Isaías Lafuente, por ser uno de esos hombres, que los hay, que apoyan
a la mujer.
"El Encuentro"
Tengo en mis manos el libro que me regaló mi amiga Rosa y experimento,
como siempre que tengo un nuevo libro, la curiosidad, la incertidumbre,
y la atracción de lo desconocido.
Y es que cada libro tiene vida e identidad propia, te traslada a nuevos
espacios, te aporta sensaciones, te enseña y muchas veces te hace
profundizar, profundizar en la vida, en lo que nos rodea, en nosotros
mismos.
Un libro es una puerta a un espacio, un espacio que alguien en algún
momento creó, un espacio en el que cuando entras y conectas te
transporta a su mundo, un mundo que comparte con todos aquellos que
entran en él.
Yo no conocía a Clara Campoamor, pero leer el libro que escribió Isaías
Lafuente me permitió admirar, una vez más, la lucha de tantas mujeres
que a lo largo de los tiempos fueron abriendo grandes puertas, (porque
en la lucha no existen puertas pequeñas), del camino hacia la igualdad.
La Igualdad, me gustaría escribir esta palabra y que no sonara como una
palabra más. La lucha por la Igualdad es una lucha de sangre, de dolor,
de frustración, pero sobre todo de soledad, y merece que todos los que
vivimos instalados en ella seamos respetuosos y conscientes de su valor. "La
reflexión"
Nosotras que no pagamos ningún precio, nosotras que recogimos el fruto
del esfuerzo y la lucha de otras, debemos plantearnos seguir ensanchando
la puerta que ellas antes abrieron.
Sí, ya sé que ahora no hay que luchar para que se nos conceda el voto, y
que afortunadamente son menos los terrenos en los que la mujer aún es
inferior al hombre, y que hay cada vez más mujeres comprometidas en
dejar claro que la mujer puede hacer todo lo que se proponga, pero me
pregunto ¿cuál es la lucha que tenemos ahora por delante las mujeres?
Seguía leyendo el libro, adentrándome en su historia, una historia que
pasó hace muy pocos años, 75 años no son nada, y la pregunta seguía en
mi cabeza. ¿Cuál es la lucha, cuál es el compromiso que debe asumir la
mujer ahora? Y de pronto la respuesta llegó clara: la lucha de la
igualdad de la mujer con la mujer.
Sí, ahora la lucha no es fuera, no es con la sociedad, no es con el
hombre, la lucha, el trabajo, el cambio, lo tenemos que dar nosotras
dentro, dejando de ver a la mujer como la enemiga, la rival, dejando de
verla con los ojos de la educación machista, los ojos de aquellos que
durante mucho tiempo comprendieron que si las mujeres se unen su fuerza
es imparable.
Y para enfrentar este cambio la mujer debe ser sincera con ella misma y
valiente, muy valiente, para enfrentarse a sus miedos, a sus celos, a
sus inseguridades. Debe abrirse, hablar, compartir su interior, porque
ésa es la única forma de destruir los fantasmas que tiene dentro, porque
en realidad son sólo eso, fantasmas, mentiras, prejuicios, que le
impiden brillar con su propia luz. "El compromiso"
Y cuando estaba terminando el libro, me faltaban poco más de 20 páginas,
sucedió algo inesperado, en un momento empezó a cruzar por mi mente una
idea, una idea que en realidad parecía que no era mía, que era del
propio libro, una especie de mensaje, de petición propia, era como si el
libro me dijera que cuando terminara de leerlo no lo dejara en la
estantería de mi biblioteca, que él no había sido creado para quedar
entre otros libros, que estaba vivo, que necesitaba moverse, viajar, ser
útil. Así, y escuchando su propia necesidad, se me ocurrió que cuando
terminara de leerlo se lo regalaría a una amiga, pero no a cualquiera de
mis amigas, sino a una a la que le pudiera servir, que se pudiera
contagiar de su protagonista, de su fuerza, de su lucha, quería pasar
este libro a una amiga que fuera una luchadora, aunque en este momento
no ejerciera, una amiga que necesitara despertar la necesidad de
enfrentarse a la limitación, a la comodidad, a la pasividad, que
necesitara, en una palabra, contagiarse de la naturaleza que Clara
Campoamor tuvo. Era también una forma de rendir tributo a esta mujer, de
decirle que su lucha sigue viva aunque ella esté muerta, porque personas
como ella en realidad nunca mueren. ∆ |