-¿A qué se le llama "la
guerra del fútbol"?
-A los enfrentamientos entre grandes grupos empresariales de la
comunicación por el control de la trasmisión televisiva de los
encuentros de fútbol, el principal negocio mediático. La primera guerra
del fútbol tuvo lugar al inicio de la primera legislatura del Partido
Popular en 1996. Terminó con acuerdo el 23 de diciembre de 1996 entre el
Grupo Zeta, que tenía los derechos de una serie de clubes de Primera
División, y Sogecable, propietario de otros. La segunda guerra del
fútbol enfrenta desde el pasado verano de nuevo al más influyente grupo
de comunicación español, Prisa, dueño de Sogecable, con la competencia
emergente formada por un conglomerado económico político que dispone de
la cadena La Sexta, el diario Público, y la intermediaria en compra de
derechos de espectáculos televisados Mediapro.
-De marzo a septiembre la
cotización en bolsa de Prisa y Sogecable ha caído varios puntos. ¿Tiene
relación con esto?
-Naturalmente. Si Sogecable ve limitado su negocio de PPV, pago por
visión del fútbol, pierde su principal fuente de ingresos. Al parecer,
unos 10.000 suscriptores se han dado ya de baja desde que se inició el
conflicto. Lo que se están jugando ambos grupos es mucho dinero. Se
habla de 500 millones de euros por temporada, aunque nadie quiere hablar
de números al tratarse de acuerdos confidenciales.
-¿Por qué Sogecable acusa
al gobierno de favoritismo a Mediapro?
-Los argumentos de Prisa se expresaron en un reportaje sin firma
titulado ‘Fuego amigo desde el entorno presidencial: Un grupo de amigos
de Zapatero, al frente de La Sexta y Mediapro, encona el conflicto del
fútbol’ en el que se decía que ‘varios de los implicados en la citada
guerra del fútbol, en particular quienes con su comportamiento han
provocado el conflicto, son personas que se dicen próximas al entorno
del presidente Zapatero’, y que La Sexta nació de una Ley de 2005
diseñada por Barroso, entonces secretario de Estado de Comunicación.
José Miguel Contreras, consejero delegado del nuevo canal, ha sido socio
de Barroso en varios proyectos. Ambos han colaborado en campañas
electorales de líderes socialistas como Trinidad Jiménez o Miguel
Sebastián.
-¿Por qué los clubes han
tomado partido por Mediapro, cuando a ellos les benefician los partidos
de pago de Sogecable?
-Ciertamente, la Comisión Delegada de la Liga de Fútbol Profesional
(LFP) está de acuerdo con Mediapro. Y ello se debe a que paga más y
promete pagar más aún.
El fútbol se vende por paquetes, independientemente de cómo el comprador
lo comercialice. Lo que está en juego es un nuevo modelo de explotación
de los derechos del fútbol. El modelo de Sogecable se ha basado
tradicionalmente en apostar fuerte -y casi en exclusiva- por la
explotación comercial a través de las televisiones (Canal +), pero
Mediapro está convencida de que se puede sacar mucha mayor rentabilidad
fragmentando el negocio en distintas áreas y revendiendo los derechos a
distintos operadores. Es decir, emitir los partidos o los resúmenes a
través de nuevos soportes, como Internet, telefonía móvil o televisión
de alta definición.
-Aseguran que la guerra
del fútbol podría incluso condicionar las elecciones generales de 2008.
¿En qué sentido?
-Si se rompiera la estrecha colaboración entre PRISA y PSOE que ha
condicionado la evolución de la democracia española desde su inicio, el
partido socialista tendría difícil ganar las próximas elecciones sin la
formidable máquina propagandística de la que ha dispuesto hasta ahora.
Pero de momento tal terremoto no parece que vaya a suceder. Hay tensión
entre ambas partes, pero el consejero delegado de Prisa, Juan Luis
Cebrián, ha afirmado que de momento no cambiará la línea editorial para
reflejar mayor pluralidad y de forma más neutral la contienda
izquierdas-derechas.
-¿Estamos ante una guerra
política o económica?
-Es una batalla económica que puede desembocar en enfrentamiento
político. Detrás de la pelea entre Mediapro y Sogecable está la lucha de
dos grupos bien relacionados con el Partido Socialista. Una batalla en
el interior de la izquierda, que ya es tan poderosa que ha marginado
completamente a la derecha del control del ‘infotaintment’, la fusión de
la información y entretenimiento con la que hoy se controla a las masas.
Pero sin duda que es una formidable batalla empresarial impensable hace
algunos años. Mediapro factura hoy 700 millones de euros al año, está
presente en más de una docena de países y cuenta en su capital con
accionistas como el financiero Juan Abelló y la británica WPP, líder
mundial en el mercado de la comunicación y el marketing empresarial.