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 AGOSTO 2007

Nicolás Sartorius

Nicolás Sartorius

Tiene 69 años. Es abogado y periodista de profesión pero ahora su actividad se centra en la Fundación Alternativas, de la que es vicepresidente. Es uno de los grandes intelectuales de nuestro país. Acaba de publicar junto al historiador Alberto Sabio, El final de la Dictadura. “La historia no es como nos la han contado: Franco murió en la cama pero la Dictadura murió en la calle”. Sobre éste y otros temas de actualidad reflexiona Nicolás Sartorius sin perder un ápice de rebeldía, esa misma que le hizo pasar entre rejas seis años de su vida.

Texto: Mariló Hidalgo. Fotos: Carmen Barrios

 Corredor de fondo

 

“Trabajo prácticamente todo el día como vicepresidente de la Fundación Alternativas. Al despacho profesional voy sólo de vez en cuando, lo he dejado en manos de otros compañeros abogados. Participo en tertulias de la cadena Ser, en ‘Los Desayunos’ de TVE, escribo artículos y leo centenares de trabajos de investigación y memorandos”. En esto invierte su tiempo Nicolás Sartorius. Este intelectual de porte elegante fue el artífice del sindicalismo renovado en nuestro país. Fundador de CC.OO. que pasó seis años en la cárcel por su actividad contra la Dictadura. Diputado en el Congreso durante tres Legislaturas y portavoz de IU. Hoy, aunque dice vivir alejado de la política, sus “alternativas” están encima de la mesa de los principales centros de poder de nuestro país.

-Fue fundador y Secretario General de CC.OO. Se dejó la piel en la lucha sindical en un momento en el que ese tema era muy delicado. ¿Qué queda hoy de aquella lucha?
-Queda el resultado. Empezamos a luchar contra la Dictadura en los años 60, luego creamos CC.OO., un sindicato que hoy es el primero del país en el país en cuanto a número de delegados. El sindicalismo había sido la CNT y UGT, hoy es CC.OO. y UGT. Aunque las condiciones en las que ahora se hacen las cosas son muy distintas a las de entonces.

-¿Qué echa de menos en las principales centrales sindicales?
-En una sociedad moderna y democrática, una central sindical tiene la responsabilidad de gestionar y negociar. Quizá lo que eche de menos en este momento concreto en los sindicatos es que, teniendo en cuenta el crecimiento de la economía española -sólo hay que mirar el Ibex 35-, las rentas salariales hayan disminuido en el reparto de la Renta Nacional. Y eso creo que debería de hacer reflexionar. No es ningún éxito para un sindicato el que las rentas salariales no hayan crecido acorde con el reparto de la Renta Nacional.

"Lo que se ha contado sobre la Transición no tiene mucho que ver con lo que pasó. La Democracia se peleó en la calle, no la trajo ni el Rey, ni Suárez, ni Felipe González"

-Hace unos meses, usted junto con otros intelectuales, firmaron el “Manifiesto contra la crispación por la convivencia”. ¿Me puede explicar eso que denunciaban ustedes de ‘utilizar la crispación como estrategia política’?
-Lanzamos ese Manifiesto porque las cosas habían llegado a un punto muy delicado para la salud democrática. Una cosa es el disentir, discutir, algo normal entre partidos dentro de una Democracia, y otra cosa muy distinta es utilizar la crispación, el enfrentamiento e incluso el odio como estrategia. Ese Manifiesto fue un importante toque de atención que tuvo sus resultados. Lo firmamos más de ocho mil personas: intelectuales, trabajadores, profesionales, ciudadanos de todo tipo que exigieron un ¡basta ya! porque aquel ambiente que se había generado podía acabar dividiendo a la gente, no sólo a los partidos. Nos parecía que el PP -principalmente- había elegido el camino de la descalificación y el  terrorismo como arma electoral. Eso, junto con la negativa a toda propuesta y los insultos al presidente del Gobierno, generó un ambiente espeso y creímos que aquello había que atajarlo. Además, los argumentos que estaban esgrimiendo eran falsos y poco objetivos: ni se rompía España, ni el gobierno se había rendido al terrorismo, ni la economía iba mal.

-¿Por qué el Partido Popular se adjudica -con demasiada frecuencia- la potestad de hablar en nombre de todos los españoles?
-Esto es una mala costumbre de una parte de la derecha española que asegura: “España somos nosotros”. Esta idea en el franquismo llegó al paroxismo: la Dictadura era España y quien estuviese en contra era antipatriota. Hoy la derecha aún conserva algunos tics y se adjudica la bandera, el himno, la idea de la defensa de España, etc. El resto intenta desintegrarla y está a favor de los nacionalistas. Como comprenderás eso no tiene nada que ver con la realidad. España somos todos, y es más patriota quien consigue logros para el país que quien lo aboca al desastre. La derecha española no tiene ninguna autoridad para dar lecciones de patriotismo.

-La Fundación Alternativas nació con la idea de ser un cauce de reflexión política, social, económica y cultural: un laboratorio de ideas. ¿Cuál es su aportación?
-La Fundación nació hace diez años y en este tiempo se ha convertido en el centro de reflexión, pensamiento y elaboración de alternativas, más importante en este país dentro del campo progresista. Existían fundaciones asociadas a partidos, a bancos, pero no una dedicada a elaborar ideas, soluciones a problemas actuales, mediante seminarios, documentos. Hemos crecido de una forma geométrica hasta convertirnos en una fundación fuerte, con un presupuesto importante y con capacidad de influencia. Está mal que yo lo diga pero nuestra aportación está presente en todos los centros donde se toman decisiones e inspira muchas de las resoluciones que actualmente se toman.

-¿Cree usted que las ideas son bien recibidas por nuestra sociedad?
-Sí, se reciben bien las ideas pero sobre todo las constructivas y viables. Nuestros trabajos no son académicos sino prácticos, con proyección política. En ello trabajan más de un millar de investigadores, especialistas en diferentes materias. Luego nos sentamos en esta mesa y discutimos. El planteamiento es: si tú debes resolver esto, ¿cómo lo harías? Esa es nuestra aportación.

"Hemos tenido que esperar a que se desclasifiquen documentos de hace treinta años para conocer cosas muy sustanciosas"

-No puede negar que disfruta con su trabajo...
-En efecto, disfruto porque es un trabajo apasionante aunque también muy agotador mentalmente. Me paso la mañana saltando de un tema a otro. Pasas de examinar un documento que analiza la situación de Afganistán a otro que estudia cómo conciliar la vida familiar y laboral. Son temas que no tienen nada que ver, pero confieso que no cambiaría este trabajo por nada del mundo.

-Desde la Fundación presentaron hace unos meses un análisis de la salud democrática de nuestro país. ¿Cuál fue el diagnóstico?
-Pretendemos hacer este análisis cada año. En esta ocasión el informe se titula “Estrategia de crispación” porque creemos que es lo más relevante de este año. Ha sido un trabajo realizado por un equipo de investigación muy competente que ha estudiado la salud democrática en base a una serie de parámetros: cómo funcionan las instituciones, el poder judicial, cómo son las relaciones entre el Gobierno y los sectores económicos, cómo funcionan los partidos políticos, la participación ciudadana. Con el tiempo incluiremos parámetros sociales como sanidad, educación, etc. Un país va bien no sólo cuando crece económicamente sino cuando la cohesión social y territorial, avanza.

-Acaba de publicar “El final de la Dictadura” (Temas de Hoy). ¿Por qué ahora un libro sobre la Transición? ¿Qué dice usted de nuevo que no se haya dicho antes?
-Este libro está movido por tres impulsos. El primero es que lo que se ha contado sobre la Transición no tiene mucho que ver con lo que pasó. En el libro aportamos información, desconocida hasta el momento, que demuestra que las cosas fueron muy diferentes. Se ha querido dar la versión de que el paso de la Dictadura a la Democracia fue un proceso natural. Siempre se dijo que cuando Franco muere llega la Democracia y eso no fue así. Él muere y la Dictadura continúa con el Rey y con un jefe de gobierno que se llama Arias Navarro que intenta seguir con el franquismo a toda costa. Hubo un período de seis o siete meses muy duro, de mucha represión en la calle, con el tribunal de orden público vigente, con muertos, detenidos y torturados. No había partidos legalizados y existía un ministro de Gobernación que se llamaba Manuel Fraga que decía: “la calle es mía”. Lo que hizo que todo esto cambiara no fue el Rey -que llegó a confirmar en dos ocasiones a Arias Navarro-, sino la calle, el movimiento obrero, estudiantil, agrario, profesional, intelectual... Toda la movilización social. Eso obliga al Rey a destituir a Arias Navarro y le hace ver que o se encamina hacia una Democracia o la monarquía se va al garete. A partir de ahí llega Suárez y es cuando se inicia el proceso. Siempre se dijo que Franco murió en la cama, sí, pero la Dictadura murió en la calle.

"Más de ocho mil personas firmamos un Manifiesto contra la crispación porque las cosas habían llegado a un punto muy delicado en nuestro país"

-¿A qué información ha tenido usted acceso?
-Un equipo de cinco investigadores ha trabajado en distintos archivos durante cuatro años. Hemos entrado en los archivos de la policía, la político social, la Guardia Civil, los gobiernos civiles y hemos visto qué decían aquellos informes. También acudimos a los archivos franceses, ingleses y alemanes, cosa que no se había hecho hasta ahora. Hemos tenido que esperar a que se desclasificasen documentos de hace treinta años para conocer cosas muy sustanciosas. Telegramas que los embajadores de esos países enviaban a sus gobiernos, instrucciones de esos gobiernos a sus embajadores, conversaciones, etc. Siempre digo que la verdad es muy dificil de conocer en toda su magnitud, pero en el terreno histórico no se llega a conocer hasta treinta o cincuenta años después, que es cuando se desclasifica la información. Cuando lees todo eso, compruebas que lo que pasó no tiene que ver con lo que nos han hecho creer en los documentales sobre la Transición, ni en los libros hasta ahora publicados. La Democracia se luchó y peleó en la calle, no la trajo ni el Rey, ni Suárez, ni Felipe González.

-Me hablaba de tres motivaciones. ¿Cuáles son las otras dos?
-La segunda era hacer un poco de justicia. Y es que las medallas habría que ponérselas a los miles de personas anónimas que salieron a la calle. Los líderes de aquel momento tuvieron su mérito pero nada de aquello se podría haber hecho sin la lucha desde abajo.

-Usted tuvo el privilegio de participar en esa lucha de calle y también desde la política...
-Sí, en aquellos momentos más desde la calle pero también desde arriba. Fui quien negoció la legalización de CCOO, pero siempre estuve abajo organizando movilizaciones y huelgas. Como conocí ambas partes, me pareció injusto que sólo se hablase de una.
El tercer motivo de este libro es para mí el más importante: recuperar la autoestima colectiva. Es nefasto para la cultura democrática de este país decir a los ciudadanos que la Democracia nos la otorgaron. Nadie nos ha regalado nada, fuimos nosotros quienes luchamos por ella. Y esto debe de convertirse en una seña de identidad, en una causa de orgullo.

"Siempre se dijo que Franco murió en la cama. Sí, pero la Dictadura murió en la calle"

-Empieza el libro con la frase “El pasado no está muerto. A veces, ni siquiera está pasado” de William Faulkner.
-Creo que esta frase refleja un poco todo lo que está ocurriendo en estos momentos. Rajoy está cometiendo un error al no desmarcarse de la derecha franquista, de esa parte radical de su partido. Dice que son cosas del pasado y que prefiere mirar hacia el futuro. Pero no se puede mirar hacia el futuro si antes no se han saldado las cuentas con el pasado reciente. §

En pocas palabras

 

-Ha sido una persona crítica pero siempre ha huido de la crispación. ¿Cómo lo ha conseguido?
-No hace falta crispar para contar la verdad. La verdad Es, sin necesidad de exageraciones.

-Fue diputado durante tres legislaturas y portavoz de IU. ¿Un político puede dejar de serlo algún día?
-Creo que nunca lo dejas.

-Por qué y para qué escribe Nicolás Sartorius.
-Porque me gusta y porque en algunas cuestiones me siento moralmente obligado a contar ciertas cosas.

-¿Qué lugar ocupa la reflexión en su vida?
-Bastante. Estoy todo el día reflexionando. Siempre he sido un hombre de acción, pero la acción sin la reflexión puede llegar a ser un disparate y la reflexión sin acción, es inútil. Creo que pensamiento y acción deben ir de la mano. En un momento como el de ahora, donde ya no participo en política, diría que en mi vida prima la reflexión.

-Como observador de la realidad social, ¿qué tema le preocupa más en este momento?
-El tema de la educación. En España estamos atrasados, no sólo en el nivel de conocimientos sino también en el sentido amplio de la palabra: botellón, gamberrismo... esto es preocupante. También hay un atraso a nivel científico, tecnológico. En otro orden de cosas me preocupa que aún existan bolsas de pobreza y haya gente que no llegue a fin de mes. Tendría que haber un mejor reparto. El medio ambiente, la inmigración, la integración... son temas en los que estamos trabajando en la Fundación.

-¿Cuál ha sido el momento más importante de su vida?
-Desde un punto de vista público, cuando se conquista en España la libertad. Cuando se legaliza el PC, CC.OO., todos los partidos y participamos en la primeras elecciones.

-Estuvo en la cárcel seis años por su actividad contra la Dictadura. ¿Por qué razón volvería?
-Exactamente por la misma causa, sin dudarlo. No acepto un país sin libertad. Un país bajo una Dictadura no existe como tal. En eso tengo las concepciones de los liberales del XIX.

-Por cierto, ¿cómo definiría a Nicolás Sartorius?
-No tengo ni idea, creo que eso lo deberían de hacer los demás. Creo que como un hombre de acción... no sé. Por otro lado está lo que dicen de uno...

-Y dígame, ¿qué dicen de usted?
-Que soy una persona distante, fría.

-¿Y es cierto?
-Pues yo creo que no soy ni tan distante ni tan frío. Para estar trabajando en la calle, en la lucha sindical codo con codo, no se puede ser ni distante, ni frío.

-Estoy de acuerdo con usted. §

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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