AGOSTO 2007
INDIVIDUO
Y GRUPO
Si
observamos la naturaleza, los Reinos de la Naturaleza, veremos que todas
las criaturas están clasificadas en grupos, y no es una clasificación
hecha por el hombre, sino un proceso natural, una consecuencia del
diseño original de la vida.
Es decir, el Creador expresó su Idea, su Obra, a través del Grupo.
En el Reino Humano ocurre exactamente lo mismo, pero a diferencia del
mineral, el vegetal o el animal, el hombre posee consciencia,
inteligencia consciente, y eso marca o debería marcar la diferencia con
los demás reinos.
Los animales, las abejas o las hormigas, por ejemplo, no son conscientes
de su individualidad. La inteligencia es un atributo del Grupo y se
manifiesta a través de todos los individuos, haciendo que todos
funcionen como un Todo y que cada uno haga lo que se espera de él. No es
posible otro comportamiento, y así les va muy bien.
Sin embargo el hombre piensa, tiene la capacidad de pensar y de tomar
decisiones, y éstas no son precisamente siempre las más correctas.
El estudio y observación de los demás reinos de la naturaleza debería
servir al hombre para comprender que ellos siguen el diseño original de
la creación y que ese comportamiento no sólo es bueno y útil para ellos,
sino también para la misma naturaleza, porque mantiene el equilibrio
natural y no desafía las leyes de la vida.
El hombre aún no es capaz de dominar su individualidad, de orientarla
correctamente para el beneficio del Grupo, de poner sus cualidades al
servicio de los demás.
Posee en esencia las mismas necesidades que los demás Reinos y mantiene
la misma lucha o conflicto por el dominio sobre el espacio. Pero el
hombre maneja más poder, un poder que resulta letal para él y para los
demás seres vivos. Y también para la naturaleza como un todo.
El hombre debería de reflexionar sobre tal comportamiento, porque
también forma parte del diseño original y le guste o no también forma
parte de un Grupo, el Grupo humano.
No existe ningún individuo que pueda sobrevivir aislado del Grupo, bien
sea humano, animal, vegetal o mineral.
Sus necesidades vitales le exigen apoyarse en los demás seres vivos,
echar mano de ellos, usarlos.
Siendo así, toda pretensión de individualismo no sólo es absurda, sino
que además conduce a la autodestrucción.
Por diseño original, ningún hombre es algo aislado en la creación, ni
tampoco superior o inferior a los demás componentes del Grupo. En
cualquier caso sí que es complementario. Se complementa con los demás,
forma equipo, se beneficia de las cualidades de los demás.
No existe mayor contradicción que oír a individuos defender su
individualidad cuando al mismo tiempo lo hacen utilizando medios
fabricados por otros, apoyándose en inventos de otros, vistiéndose ropas
diseñadas por otros y alimentándose con productos regalados por la
naturaleza.
Lo que ocurre es que la necesidad de ser, la necesidad de manifestarse,
de expresarse, del ser humano, le lleva a cometer errores básicos, tales
como el de creerse único, o diferente, o que puede prescindir del Grupo.
Pero nadie, absolutamente nadie, puede prescindir del Grupo, porque,
además de lo expuesto, cada uno de nosotros somos un Grupo con las vidas
que “residen” en nosotros y de las que somos responsables.
Lo mejor sería que cada uno incorporara definitivamente esa realidad, y
“copiando” a los animales, pero con la ventaja que supone poseer una
mente consciente y capaz de tomar decisiones, utilizase todo su
potencial para el beneficio del Grupo, del Reino Humano, de todos los
Reinos, de la Madre Tierra.
Ese es el único camino posible.
Además...¿a que nunca se nos ha ocurrido pensar que una abeja, o una
hormiga, o una golondrina, o un ñu, o un atún, estaban haciendo el
ridículo?
Sin embargo no existe mayor ridículo que el que hace un individuo que se
cree diferente a los demás humanos, que se cree superior, que piensa que
no necesita a nadie, que se cree con el derecho a juzgar a los demás,
que se considera con el derecho de imponer sus condiciones al Grupo.
Sólo inspira ridículo y lástima, porque sólo es un pobre ignorante. § |