ue
una conversación tranquila entre dos mujeres, salpicada cómo no, de reflexiones
en voz alta. Y es que el tema daba para mucho.
Inmaculada tenía aquel día un poco de prisa por el cierre de edición pero supo
dar un quiebro al tiempo y encontró un hueco para que pudiésemos charlar.
Hace más de un año que había publicado "Las Zapatistas" (Esfera de los Libros),
un libro donde contaba con todo detalle y rigor periodístico cómo había sido el
asalto al poder de las mujeres del PSOE. Unas mujeres con las que, gracias a su
trabajo en el semanario de tirada nacional, había tenido la oportunidad de
entrevistarse personalmente: "Fue una experiencia estupenda e interesante.
Llegué a reunirme con más de treinta mujeres del PSOE. Nadie hasta aquel momento
había hablado de la fuerza de la mujer y en cómo influyó esto a la hora de
ocupar espacios de poder".
Precisamente de ello íbamos a hablar, de la relación de la mujer con el poder.
-¿Qué aporta la
mirada femenina de estas mujeres que ahora están en el poder, al reciente cambio
político?
-Dejando a un lado tópicos -que los hay-, creo que las mujeres poseen una
inteligencia más psicológica, aportan una visión de las cosas más sensible, con
los pies más en la tierra. Las mujeres que ahora mismo están en el gobierno, con
algunas excepciones, aportan sobre todo muchas horas de trabajo y han sido
capaces de hacer frente a situaciones y retos que hombres no tuvieron ganas de
afrontar porque a priori estaban abocados al fracaso. Y en este proceso existe
sin duda un personaje clave que es María Teresa Fernández de la Vega. Una mujer
que tiene tras de sí muchas horas de trabajo, entrega y que ha sabido
consolidarse en su puesto de Vicepresidenta y soporte de Zapatero. A pesar de no
contar con muchos apoyos dentro de su partido, hoy nadie cuestiona su gestión.
-Una mujer que
también ha sabido promocionar y apoyar a otras compañeras, según dicen.
-Sí, es una mujer que está absolutamente convencida del tema feminista, lo
tiene tan interiorizado que allá donde va cuenta con todas las mujeres. La
primera vez que sustituyó a Zapatero como presidenta en funciones en un Consejo
de Ministros, se le ocurrió ofrecer una copa a las mujeres que trabajaban en el
complejo de Presidencia y de Moncloa, para celebrar aquel hecho histórico. Ella
mira de manera especial a la mujer, quizá porque lleva mucho tiempo luchando por
la igualdad de derechos y es algo que lleva muy interiorizado. Es la más
veterana y creo que se siente con la responsabilidad de lanzar mensajes y
defender a la mujer. En una entrevista comentaba que había llegado a la
vicepresidencia gracias al trabajo y el esfuerzo de muchas mujeres y que en ese
sentido tenía una deuda moral.
-¿Y qué crees que
les ha aportado el poder a estas mujeres?
-Pues darse cuenta de que son capaces y de que no hace falta andar por la
vida como pidiendo permiso. Están empezando a creerse que al igual que ahora
existe una vicepresidenta -presidenta sería ya más difícil- y siete ministras,
mañana puede "caer" un ministro y ser sustituido por otra mujer más. Creo que
esta idea cada vez está calando más en las mujeres. Me atrevería a decir que más
de lo que alguno puede sospechar.
-¿En qué ha
influido el hecho de que Zapatero desde un principio se declarase a favor de la
mujer?
-Es un personaje con mucha inteligencia política. En este caso supo ver el
momento adecuado para que la mujer accediese a los puestos más importantes, a
los despachos de más poder. Y aunque todas estas mujeres llevaban muchos años
trabajando en distintos puestos de responsabilidad -cuento toda esta evolución
en el libro-, y llegar hasta aquí no fue de un día para otro, sin duda la figura
de Zapatero y su promesa de gobierno paritario fue clave en todo este proceso.
Al lado del presidente siempre ha existido un lobby femenino con mucha
influencia, al que es políticamente incorrecto oponerse dentro del PSOE.
-Hablábamos al
principio de que estas mujeres estaban muy bien preparadas. ¿Cómo fue su
trayectoria?
-La mayoría tienen una preparación de muy alto nivel en el mundo
universitario. Muchas han sido vicerrectoras, catedráticas, decanas y han
desempeñado puestos de mucha responsabilidad en el mundo universitario, cuestión
que atrajo desde el primer momento a Zapatero. Existe otro grupo de mujeres que
se ha formado en el municipalismo, como digo yo. Haciendo política de base,
empezando desde abajo. Mar Moreno, la actual presidenta del Parlamento andaluz,
es la figura más emblemática en este sentido. Ingresó en el PSOE en 1991 y a
partir de ahí ocupó cargos de responsabilidad a nivel local y provincial hasta
que Chaves la propuso como número dos del partido en Andalucía. Hay que tener en
cuenta que este camino fue recorrido en muchos casos sorteando las zancadillas
de compañeros de su propio partido.
-¿El poder tiene
género?
-Creo que no, pero hay una realidad y es que a lo largo de la historia el
poder siempre ha estado en manos del género masculino mientras que la mujer era
sometida. Afortunadamente las cosas están cambiando. El poder hasta hace muy
poco estuvo en manos del hombre y ahora nos encontramos ante un cambio.
-¿Crees que a ellas
también les afecta la erótica del poder?
-Pienso que la clase política en general se siente seducida por el poder.
Unos lo reconocen más y otros menos, pero es algo que notas cuando les haces una
entrevista. Tienen eso de... ¡aquí estoy yo! Esa mezcla de soberbia, ambición y
lucimiento de poder. Y eso es algo que afecta tanto a hombres como a mujeres,
aunque lo expresen de manera distinta.
-Tuviste la
oportunidad de hablar en profundidad con estas mujeres. ¿Cuál fue la historia
personal que más te impactó?
-Como personaje histórico me conmocionó la historia de Clara Campoamor, la
mujer que defendió el voto femenino en tiempos de la II República. No formaba
parte de ningún partido de los fuertes, primero estuvo en el Partido Radical,
luego se hizo socialista, comunista y al final todos los partidos renegaron de
ella porque no era una mujer obediente ni disciplinada. Leí la trascripción de
algunos debates en los que participó y era impresionante cómo hablaba, con qué
fuerza, inteligencia y claridad, con qué verbo femenino. Como personaje en
activo, me ha impactado Mar Moreno porque es una mujer que ha tenido poco brillo
-no es una ministra-, ha trabajado en los puestos que no gustan a nadie, en los
menos lucidos y hasta hace muy poco no ha sido reconocida. Hoy se habla de ella
como la posible sucesora de Chaves en Andalucía.
-Muchas hablan de
un camino recorrido en soledad.
-Llevo muchos años haciendo información política y a día de hoy aún sigo
descubriendo cosas. La política es un trabajo muy ingrato y bastante duro.
Aquella persona que crea de verdad que la política es una forma de cambiar la
sociedad y luche día a día convencida de ello, acaba viviendo mucha soledad. Se
trabaja sábados y domingos sin compensación económica, pagando costes en
distintos terrenos. Esto en el caso de las mujeres, que lo han tenido mucho más
difícil, es para valorar aún más. Recuerdo en una entrevista que una de ellas me
decía que cuando terminaban la reunión de la agrupación a las nueve o diez de la
noche, ella miraba el reloj con impaciencia porque aún tenía que ir a recoger a
su hijo que lo había dejado con no sé quién; tenía que hacer la comida para el
día siguiente, etc. Mientras que sus compañeros seguían relajados hablando sin
ningún tipo de preocupación. Muchas mujeres están ahí porque permanecieron, no
se arrugaron a pesar de recorrer ese camino muchas veces solas. Pero al final es
como si pensaran: "Hemos llegado, somos de la generación de Zapatero, no
pertenecemos a la vieja guardia del partido y además, somos mujeres".
-Te voy a citar a
varias mujeres y quiero que digas algo que te destaque en cada una de ellas.
María Teresa Fernández de la Vega: Tesón y firmeza.
Trinidad Jiménez: La oportunidad.
Leire Pajín: La juventud, es arrollador el impulso que tiene.
Carme Chacón: La sensatez.
Carmen Alborch: Sin que suene peyorativo... creo que tiene mucho de escaparate.
Matilde Fernández: Su convicción profunda. Es una izquierdista pura.
Cristina Narbona: Destaco su seriedad. Es una mujer muy trabajadora y firme en
sus convicciones.