Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

La Hora Violeta

En Estados Unidos el último grito en modas para adelgazar consiste en rezar. Algunas/os dicen que funciona. Lo que es el colmo es convertir a las personas obesas en pecadoras, como si ya no soportaran bastantes prejuicios, convirtiendo los kilos en un nuevo castigo divino.

NOVIEMBRE 2006

La Hora Violeta
El tamaño si importa

POR ISABEL MENENDEZ

Deborah Voigt ha recuperado su empleo en la Royal Opera House de Londres. Voigt es soprano y fue despedida en 2003. La causa del despido no fue que hubiera perdido la voz o que hubiera desatendido su trabajo, Deborah Voigt había sido despedida porque en los ensayos de "Ariadna auf Naxos" de Richard Strauss, su talla no era adecuada para el traje que habían diseñado para ella. Voigt, por tanto, fue despedida de su trabajo por ser gorda y no por la relación laboral que tenía con su empresa. Ahora ha recuperado su empleo porque se ha sometido a una operación de reducción de estómago y ha conseguido adelgazar muchos kilos de aquellos que le sobraban. En un entorno, la ópera, donde han sido frecuentes las personas pasadas de peso, tanto de un sexo como del otro, el exceso de Voigt no fue tolerado, por lo que se prescindió de su talento mientras no pudiera vestir la ropa designada. La soprano ha declarado que siempre había pensado que en la ópera lo más importante era la voz. Se equivocaba. La opera, ha reconocido, es un negocio como otro cualquiera. No me consta si ha habido algún tipo de rechazo o presión para que se impidiera un despido como éste, un atropello únicamente argumentado por causas estéticas. No es, desde luego, el único caso. No hace mucho se publicaba en prensa que una aerolínea oriental había advertido a sus trabajadoras que, si aumentaban de peso, serían despedidas, sin que nadie parezca ofenderse ante el discriminatorio anuncio.
La última película de Meryl Streep nos presenta a una divina directora de una prestigiosa revista de moda. Su aparición en la pantalla se realiza a través de una secuencia en la que aparece despóticamente dirigiendo a sus empleadas, a las que trata con poco respeto y absoluta prepotencia. Se debe, sin duda, a que la película desea mostrarnos un liderazgo femenino muy negativo, relacionado con otros aspectos interesantes que sugiere este film: el conflicto que aparece sobre empleo, ambición y conciliación. En esa primera secuencia en la que aparece Streep (Miranda en la ficción) la palabra gorda aparece al menos tres veces, en todas las ocasiones para descalificar el trabajo de alguna persona únicamente por esa razón estética y no por sus cualidades o prestación de servicios. En el mismo orden de cosas, la otra protagonista de la película, un patito feo que llega a la revista para aprender a ser periodista, es continuamente atacada por su exceso de peso. Es bastante grave que ése sea el único inconveniente que encuentran a esa trabajadora (además de carecer de estilo y clase en el vestir) pero lo que clama al cielo es que la actriz está muy lejos de estar gorda, de hecho reconoce vestir una talla 38... muy lejos, eso sí, de la divinidad que pretenden los medios de comunicación, (des)encarnada en mujeres de imposible talla 34. Se puede argumentar, y es cierto, que se trata de una ficción y que no necesariamente responde a una realidad. Sin embargo, son varios los estudios que han advertido de la relación que existe entre el canon corporal propuesto por los medios (especialmente los dirigidos a audiencias femeninas) y la construcción de identidad que realizan las mujeres, caracterizada por la ausencia de autoestima y el odio por el propio cuerpo.
Así, las últimas encuestas siguen reflejando las mismas respuestas preocupantes: la mayoría de mujeres occidentales (y muchas de las orientales) no se sienten bien en su cuerpo y consideran que adelgazar sería lo mejor que puede pasarles. A la luz de las cosas que pasan, todo es comprensible y las mujeres que no responden al ideal esbelto empiezan a sentir que forman parte de un grupo repudiado. A ello no contribuyen algunas iniciativas recientes. En Estados Unidos el último grito en modas para adelgazar (que también las hay) consiste en rezar. Algunas/os dicen que funciona. Lo que es el colmo es convertir a las personas obesas en pecadoras, como si ya no soportaran bastantes prejuicios, convirtiendo los kilos en un nuevo castigo divino. Con la Iglesia hemos vuelto a topar. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA