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NOVIEMBRE 2006
Guerra entre poderes
E stá escrito que
llegaría un día en el que los poderes dominantes en el planeta se
enfrentarían entre ellos en una sucia guerra por el poder absoluto.
Está escrito que en esa guerra no habrá valores que sean respetados, ni
ética, ni moral, ni respeto a nada ni a nadie, porque el ansia de más y
más poder habrá cegado de tal manera a los "poderosos" que no se
detendrán ante nada con tal de conseguir el dominio del planeta.
Está escrito que los ciudadanos del mundo se rebelarán ante tanto
egoísmo, ante tanto atropello, ante tanta mentira, y reaccionarán
dándoles la espalda, negándose a colaborar en su juego, organizados por
su cuenta, desafiando su poder, porque comprenderán de una vez por todas
que su poder es ficticio, que como vampiros se alimentan de la energía y
la buena voluntad de los pueblos, que sin la colaboración y el
consentimiento del pueblo, los "poderosos" no son nada.
Y está escrito que la humanidad contemplará la caída de los falsos
"dioses", 'el derrumbe de todo lo que se levantó y se sostiene con
mentiras, con amenazas, con chantajes, porque una nueva luz iluminará
las mentes, despertará de su letargo a los dormidos, aportará la visión
necesaria para que quede evidente la gran mentira que aprisiona a la
humanidad y provocará la rebelión de los pueblos contra sus opresores.
Este es el sueño de todos los libertadores que vivieron y lucharon en
este planeta, que dieron su vida por la verdad y por la libertad, que,
incluso, fueron tachados y quedaron o quedan para la historia como
"enemigos del sistema".
Pero ese sueño está empezando a tomar forma porque los mismos poderosos
lo facilitan con su encarnizada guerra, con su falta de escrúpulos, con
su autodestrucción.
Es la gran paradoja del falso poder, que destruye a quien lo posee y se
encadena a él.
Por eso estamos empezando a contemplar la guerra más encarnizada, más
sucia, más liberadora de todas las existentes en la historia, porque a
diferencia de otros tiempos, donde la destrucción del poder se limitaba
a un imperio, a una parte del planeta, ahora es una destrucción
generalizada, donde nadie quedará al margen, ningún país, ningún poder,
ninguna institución.
El falso poder se corrompe a sí mismo, se autodestruye, allí donde esté,
y eso es así porque no se basa en los principios básicos que constituyen
la esencia del poder, tales como el amor, el sacrificio, la entrega, la
renuncia, la comprensión de que la humanidad es un todo, enlazado,
cohesionado, por energías que conforman una red vital por la que circula
la energía de la vida.
Tratar de dominar a los demás, de "conquistar" el mundo, de poseer el
máximo poder planetario, es y ha sido siempre el sueño de todos aquellos
que ignoraron e ignoran el funcionamiento correcto e invariable de la
Idea del Creador para esta humanidad.
Muchos lo han intentado y nadie lo ha conseguido. Como mucho han
provocado dolor y sufrimiento sin medida a los demás, pero siempre se ha
cerrado temporalmente el intento con su fracaso y su propia destrucción.
Ahora, más que nunca, y de forma planetaria global, el conflicto entre
los poderes por dominar espacios, por conquistar más poder, está a punto
de convertirse en una guerra oscura, sucia, de dimensiones
impredecibles, pero que tendrá dos efectos inmediatos. Uno, la
destrucción de los poderes y de su valoración y respeto por los pueblos.
Otra, la movilización de los ciudadanos para organizarse, defenderse y
crear sus propias leyes y normas de conducta.
Ambas son consecuencia de la ambición y la ceguera de los "poderosos", y
ambas son malas soluciones, porque en todo cuerpo debe existir una
cabeza, un cerebro, que, en unidad con el resto del cuerpo, guíe y
conduzca hacia lo más positivo y beneficioso para todos.
Pero mientras el hombre quiera robar "poder" al Poder, mientras se
empeñe en caminar lejos de la Verdad y de la Ley Superior, tendrá que
afrontar las consecuencias.
Y éstas ya son visibles y patentes a todos los niveles. ∆ |
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