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FOTO: Denis
Lemasson-MSF
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MARZO 2006
Muertos en el olvido
Como cada año, Médicos sin Fronteras elabora un informe que pone de
manifiesto las crisis más olvidadas del planeta por parte de los medios
de comunicación y los políticos. Son millones de personas en guerra,
hambrientas o enfermas, que viven en el limbo de las conciencias de los
más ricos.
Texto: Marta
Iglesias
E n
octubre de 2005 casi un centenar de personas fueron masacradas en Assam
(India) y 40.000 tuvieron de abandonar sus casas, buscando refugio en
las colinas de los alrededores.
Al comenzar diciembre de 2005, hombres armados atacaron un campo de
desplazados en Katanga (República Democrática del Congo) y obligaron a
tres mil personas a huir de nuevo para salvarse. A finales de ese mismo
año tuvieron lugar violentas emboscadas contra civiles y trabajadores
humanitarios en los distritos de Kitgum y Pader, en Uganda, que han
acrecentado el temor de una población que lleva casi veinte años en
guerra.
¿Alguien recuerda alguna de estas noticias en la prensa? Es posible que
no, porque muy pocos medios de comunicación se hicieron eco de las
mismas. Pero aunque las hubiéramos leído, seguramente nuestra mente
selectiva las hubiera borrado o archivado en el confuso cajón de las
'desgracias que pasan en el tercer mundo'. Tampoco hemos oído a ningún
político preocuparse por ello.
Debido a una combinación de todos estos factores, millones de personas
viven en una violencia constante, pasan hambre, mueren de enfermedades
erradicadas en el primer mundo o tienen que huir de sus hogares.
Más
muertes civiles
La mayoría de estas crisis olvidadas tienen que ver con las guerras y la
violencia. En ellas mueren miles de personas al año, la mayoría de ellos
civiles. De hecho se calcula que en los conflictos modernos casi el 90%
de las víctimas son civiles y sólo un 10% militares, mientras que
durante la Primera Guerra Mundial los porcentajes eran exactamente los
contrarios. Otro de los cambios sustanciales que se han producido en las
últimas décadas es que se está incrementando el número de desplazados
internos, en lugar de los refugiados, como sucedía hasta hace poco. La
razón hay que buscarla en que los países vecinos suelen cerrar sus
fronteras ante cualquier brote de violencia. Con lo cual muchos
ciudadanos quedan a menudo atrapados entre dos bandos enfrentados, sin
más posibilidad que moverse de un lugar a otro del país. Año a año,
Médicos sin Fronteras (MSF) elabora un informe que recoge todos estos
datos y señala los conflictos de los que nadie habla. Muchos se repiten,
y los responsables de esta ONG achacan este enquistamiento a la larga
duración de algunas guerras. Por ejemplo, Somalia lleva en guerra desde
1991. La propia inercia del conflicto hace que éste forme parte de la
vida y la economía de un país, y hasta de la propia mentalidad de sus
habitantes. De hecho, muchos adolescentes somalíes no conocen más que
ese modo de vida. Pero incluso cuando se firme la paz, pueden
encontrarse en la misma situación que hoy vive el Sur de Sudán. En enero
de 2005 se firmó un acuerdo de paz entre el Gobierno y el Ejército de
Liberación del Pueblo de Sudán, poniendo fin a la guerra más larga de
África que duró veinte años. Sin embargo, en este año de paz la gente
sigue viviendo en penosas condiciones debido a la falta de
infraestructuras y a que sus recursos están casi agotados.
Pero cada año también se incorporan conflictos nuevos que no interesan a
nadie. En este aspecto, en 2005 la estrella de la lista fue Haití.
Violencia en un lugar localizado -algunos barrios de la capital-, muchas
víctimas y terror entre la ciudadanía. Es un conflicto nuevo, en teoría
más sencillo de solucionar, pero no lo recoge apenas ningún medio de
comunicación.
Conflictos silenciados
Según el editor de The Tyndall Report, una publicación digital que
rastrea medios de comunicación, en 2005 los diez 'olvidos' señalados en
el informe de MSF ocuparon en los noticiarios nocturnos de las tres
principales cadenas de televisión estadounidenses una media de ocho
minutos cada una. Jordi Passola, Director de Comunicación de MSF, cree
que son varios los factores que influyen para que la prensa se interese
por una crisis: "El hecho de que sea una catástrofe natural suele tener
más eco mediático que una situación de conflicto. Si en esa catástrofe
-como sucedió con el tsunami-, hay europeos u occidentales afectados,
todavía más. Y lo mismo pasa con enfermedades como el SIDA o la malaria,
que al afectar al primer mundo tienen más eco mediático que otras que
sólo afectan al tercer mundo como la enfermedad de Chagas. Luego
lógicamente también influye la dimensión de la crisis, que tiene que ser
muy grande para que salga en los medios. Y otro factor es que haya un
interés político geoestratégico, llámese Irak".
Pero, ¿por qué es importante que las noticias se hagan eco de la extrema
necesidad y la inseguridad que viven los habitantes de Chechenia? ¿En
qué cambiaría la violencia que se adueña de Colombia si la prensa
publica los combates entre las fuerzas militares, grupos paramilitares y
guerrillas armadas? ¿Son los medios capaces de terminar con el incesante
conflicto que se ha agudizado en Costa de Marfil?
"Suelen tener más eco mediático las catástrofes naturales en
las que mueren occidentales, las grandes crisis y los países
en los que hay un interés político geoestratégico, como
Irak" |
Passola sabe muy bien lo que consigue hacer la
prensa: "Un conflicto olvidado cae en el silencio, y el silencio es
sinónimo de violencia, de impunidad. Por tanto, una consecuencia
positiva de la mediatización de una crisis es evitar la violencia y la
impunidad con que se produce. La otra consecuencia es que la presión
mediática suele provocar una reacción política, esos países pasan a
formar parte de la agenda política internacional y se actúa". Tenemos
buenos ejemplos de esto último, porque hace dos años la prensa ocupó
muchas páginas hablando de los ataques a civiles en Darfur y el año
pasado de la crisis alimentaria de Níger. Los políticos actuaron y se
evitaron muchos miles de muertes. Y cuando hablamos de respuesta
política, no nos referimos sólo a dar unos millones de euros. "Hablamos
de crisis humanitarias en diferentes países y contextos -prosigue
Passola-, pero todas son situaciones que requieren soluciones políticas.
Y esa reacción política puede tener diferentes vertientes: donar fondos
para responder a necesidades humanitarias, presionar para hacer
distribuciones de alimentos gratuitas, poner en marcha un proceso de
paz... Al fin y al cabo los humanitarios ponemos un parche en el sentido
de que salvamos vidas y aliviamos el sufrimiento; pero aunque nuestra
acción es importante, no soluciona la problemática de fondo".
De hecho, esos pueblos perciben que el resto del mundo les ha olvidado.
Quien quiera tener una visión clara puede recordar la tragedia de
Ruanda, en la que la ONU no sólo no paró la matanza sino que evacuaba
del país solamente a sus trabajadores y personas extranjeras. "En este
mundo globalizado -puntualiza Passola- se sabe todo, incluso cuando uno
está olvidado. En Somalia por ejemplo son muy conscientes de que lo que
pasa en su país no interesa al resto del planeta, porque desde que en el
94 se fueron las tropas de EE.UU. y la ONU nunca ha vuelto nadie. Y a
esa sensación de abandono se suma la de injusticia porque al ver los
recursos diplomáticos, políticos y económicos que se despliegan en otros
países debido a intereses políticos, se crea más sensación de doble
rasero y se preguntan por qué tanto interés en unos países y tan poco en
otros".
VIH/
SIDA ¿Una enfermedad olvidada?
Dentro de las crisis más olvidadas, MSF ha introducido en el informe el
VIH/ SIDA, la causa por la que cada día mueren en el mundo ocho mil
personas, de las que mil cuatrocientas son niños.
Estas muertes debido a enfermedades asociadas a este virus, se completan
con una cifra escalofriante: más de cuarenta millones de personas en
todo el mundo tienen el VIH. Pocos podrían decir que el SIDA es una
enfermedad olvidada, sin embargo esta ONG internacional la introduce en
su top ten. "El SIDA tiene mucha presencia en los medios de
comunicación, se dedican muchos recursos a combatirla y está en las
agendas políticas -nos aclara el director de comunicación de MSF-. No es
una enfermedad olvidada, pero sí podemos decir que detrás de ella hay
muchas personas olvidadas, como los niños. No se han desarrollado
medicamentos adaptados para ellos por la sencilla razón de que en el
primer mundo no hay prácticamente niños enfermos de SIDA. Casi todos
están en el tercer mundo, por lo tanto no hay mercado, ya que estas son
personas sin recursos. Otra preocupación con el SIDA es el precio de los
tratamientos de segunda línea, que necesitan las personas que generan
resistencia a la enfermedad. Estos tienen unos precios elevadísimos,
absolutamente fuera del alcance de los enfermos".
Para que todo esto cambie, MSF ha optado por elevar la voz unos
decibelios a fin de que estas crisis encuentren eco en los medios de
comunicación y posteriormente en las agendas políticas. Porque en el
silencio se refugia la injusticia. ∆ |
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