JULIO 2006
Foto: Fusión
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María Magdalena
- JUSTICIA VEINTE SIGLOS DESPUES -
La verdad sobre María Magdalena sale a la luz después de dos mil años
de silencio y ocultación. De prostituta ha pasado a ser princesa, la
discípula más destacada, la elegida por Jesús para transmitir su
mensaje. Nos encontraríamos ante la verdadera fundadora del
cristianismo, uno de los secretos mejor guardados de la Iglesia
Católica. La fuerza de lo femenino se abre paso. La justicia no ha hecho
más que empezar.
Texto:
Mariló Hidalgo
En el siglo VI, el Papa Gregorio
Magno la denomina "ejemplo de perdición" y "esclava de lujuria". La
iconografía se encargó luego de "inmortalizarla" a través de los siglos
como una prostituta. Todos tenían en mente aquel pasaje del Evangelio (Lc
7, 36-50) que narra cuando Jesús fue invitado a comer a casa de un
fariseo y se presenta "una mujer pecadora pública" que con sus lágrimas
moja los pies del Maestro, luego se los seca con sus cabellos y se los
unge con perfume en señal de agradecimiento por el perdón de sus
pecados. Aunque en ningún sitio aparece el nombre de aquella mujer, la
Iglesia la identifica con María Magdalena. Habría que esperar hasta el
Concilio Vaticano II para que esta institución empezara a hablar de un
error histórico.
Han pasado veinte siglos y el tema vuelve a estar de actualidad. "La
Ultima Tentación" o "El Código da Vinci" entre un sinfín de títulos
relacionados con el tema acaparan desde hace un tiempo la atención del
público en general, ya que introducen nuevos ingredientes en la historia
que nos han contado que obligan a una revisión no exenta de polémica.
Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y Ciencia de las
Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid explica que en estos
últimos años "se está produciendo un fuerte movimiento de recuperación
de la figura de María Magdalena por parte de especialistas del Nuevo
Testamento, principalmente mujeres, que leen los textos en perspectiva
de género; de historiadores/as, que llevan a cabo una reconstrucción no
patriarcal de los primeros siglos del cristianismo, y de la teología
feminista, con su lúcida y certera hermenéutica de la sospecha. Sin
olvidar el papel fundamental que han jugado en esta recuperación, los
evangelios llamados 'apócrifos', sobre todo los de carácter gnóstico,
entre los que cabe citar el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe,
el Evangelio de María y Pistis Sophia". Evangelios que la Iglesia de
Roma siempre se encargó de perseguir por heréticos, en un intento de
imponer su hegemonía desde el principio de la era cristiana.
"Se está produciendo un fuerte movimiento de recuperación de la figura
de María Magdalena por parte de especialistas del Nuevo Testamento,
principalmente mujeres, que leen los textos en perspectiva de género"
Pero hagamos un viaje en el tiempo y
conozcamos a través de todas estas investigaciones cómo eran esos
primeros siglos del cristianismo y cuándo aparece la figura de María
Magdalena. "Las actuales investigaciones sociológicas, de historia
social, de antropología cultural y hermenéutica feminista -apunta
Tamayo- sitúan el grupo de seguidores y seguidoras de Jesús en el
horizonte de los movimientos de renovación del judaísmo del siglo I,
dentro de los movimientos que lucharon contra la explotación patriarcal
en las distintas culturas: griega, romana, asiática y judía. Las
primeras seguidoras de Jesús eran mujeres galileas que se reunían para
comidas comunes, eventos de oración y encuentros de reflexión religiosa
con el sueño de liberar a toda mujer en Israel. Fue precisamente esa
corriente emancipatoria del dominio patriarcal la que posibilitó el
nacimiento del movimiento de Jesús como discipulado igualitario de
hombres y mujeres en el que éstas jugaron un papel central, y no
puramente periférico. Las diferentes tradiciones evangélicas coinciden
en señalar que estas mujeres fueron protagonistas en cuatro momentos
fundamentales: al comienzo, en Galilea, en el Gólgota junto a la cruz y
en la resurrección como primeras testigos". En una sociedad machista
como era la judía, Jesús con sus enseñanzas rompió muchos de aquellos
esquemas."Es como si hubiera querido volver a los orígenes de la
divinidad, cuando Dios era femenino. Jesús tuvo el gran mérito de
intentar recuperar la feminidad de la divinidad, y abrir ese diálogo a
Magdalena. Se encontró con una mujer gnóstica que acabó siendo la
compañera de su vida", señala el periodista Juan Arias, autor de "La
Magdalena, el último tabú del Cristianismo" (Aguilar). Esta cuestión
parece estar cada vez más demostrada. "Ella es discípula de primera
hora, pertenece al grupo más cercano a Jesús, ocupa un lugar preeminente
en él, hace el mismo camino que el Maestro hasta Jerusalén y comparte su
proyecto de liberación y su destino. Cuando Jesús es condenado a muerte,
los discípulos varones huyen por temor a ser identificados como miembros
de su movimiento y correr la misma suerte que él. Sólo las mujeres que
le habían seguido desde Galilea le acompañan en el camino hacia el
Gólgota y están a su lado en la cruz", explica Tamayo. Las
investigaciones indican sin lugar a dudas que María Magdalena fue una
discípula destacada en quien el Maestro depositó toda su confianza, y
tuvo un papel importante a su lado pero más aún después de su muerte.
Los relatos evangélicos coinciden en señalar que las mujeres fueron
testigos de la resurrección y María Magdalena estuvo en primera fila.
"Es precisamente ella -comenta Tamayo- quien comunica la noticia a los
discípulos, quienes reaccionan con incredulidad. Magdalena cumplió las
tres condiciones para ser admitida en el grupo apostólico: haber seguido
a Jesús desde Galilea, haber visto a Jesús resucitado y haber sido
enviada por él a anunciar la resurrección. El reconocimiento de María
Magdalena como primera testigo del Resucitado explica su protagonismo en
el cristianismo primitivo, al mismo nivel que Pedro, e incluso mayor en
algunas iglesias".
"En el siglo VI, el Papa Gregorio Magno la denomina "ejemplo
de perdición" y "esclava de lujuria". Habría que esperar
hasta el Concilio Vaticano II para que esta institución
empezara a hablar de un error histórico. |
El
Evangelio apócrifo de María habla ya de una polémica en torno al papel
de la mujer dentro de la Iglesia. Recoge el momento en que María
Magdalena se reúne con los apóstoles para anunciarles la resurrección y
refleja la respuesta de Pedro, que no acababa de creerse cómo el
Salvador había hablado con una mujer al margen de ellos, cómo podía ser
ella preferida frente a todos ellos. El texto dice que Magdalena
llorando se dirigió a Pedro y le preguntó cómo podía pensar que ella se
inventaba cosas o mentía en lo referente al Salvador. El evangelio de
María dice que Leví tomó la palabra y respondió a su compañero: 'Pedro,
tú eres siempre colérico. Observo que tratas a las mujeres como si
fuesen enemigos. Si el Señor la ha hecho digna, ¿quién eres tú para
rechazarla? Ciertamente el Salvador la conoce muy bien, por eso la ama
más que a nosotros. Es mejor que nos avergoncemos, nos revistamos del
hombre perfecto, nos formemos como él nos ha mandado y prediquemos el
evangelio, sin importarnos más mandato o ley que lo dicho por el
Salvador'. J.J. Tamayo insiste en que María Magdalena aparece en los
textos como la discípula predilecta y compañera del Salvador y que "esta
situación privilegiada provoca celos en algunos apóstoles, especialmente
en Pedro, quien según el evangelio apócrifo Pistis Sophia reacciona en
estos términos: 'Maestro, no podemos soportar a María Magdalena, porque
nos quita todas las ocasiones de hablar, en todo momento está
preguntando y no nos deja intervenir". Son muchos los textos que apuntan
a que María Magdalena fue la alumna más aventajada, la más próxima al
Maestro, quien pudo conocer de cerca su "auténtica naturaleza" y
comprender sus palabras para luego poder transmitirlas. Juntos pondrían
los cimientos y desarrollarían una escuela para que tanto su palabra
como el conocimiento que él aportó a la humanidad, no se perdiera. El
mensaje que transmitía hablaba de un Jesús cercano, posible, real, que
dejó marcado "el Camino, la Verdad y la Vida". Y este movimiento llegó a
ser tan importante que hay teólogos que piensan que sin esta corriente
de pensamiento, no hubiera sido posible mantener vivo el mensaje de
Jesús.
María Magdalena, como había
adelantado impulsivamente Pedro en varias ocasiones, no era un personaje
cómodo para ese diseño de Iglesia que ya se estaba trazando. Según los
historiadores las cosas empiezan a cambiar allá por el siglo III cuando
se confirma el liderazgo de Pedro y Pablo y su línea doctrinal, que
apartaba definitivamente a las mujeres de toda responsabilidad y
compromiso. "Con el proceso de patriarcalización, clericalización y
jerarquización del cristianismo -explica Tamayo-, María de Magdala fue
relegada al olvido; más aún, representada como la penitente y la
sirvienta de Jesús en agradecimiento por haber expulsado de ella los
malos espíritus". Con este hecho no sólo se relegaba a María Magdalena
al olvido sino a todas las mujeres que desde ese momento son apartadas
de todo lo que tenga que ver con lo sagrado y pasan a ser las
descendientes de Eva y su pecado original.
A pesar de estas manipulaciones, María Magdalena jugó un papel
fundamental en aquella Iglesia primitiva. "Ella debería haber sido la
verdadera fundadora del Cristianismo, -señala el periodista Juan Arias-.
Jesús la había escogido. Por eso las primeras comunidades cristianas
eran profundamente femeninas. Había sacerdotisas y obispas". ¿Quién se
encargó entonces de ocultar esto? Arias asegura que "fueron los hombres,
dentro de los seguidores de Jesús quienes la oscurecieron como así lo
hicieron con todas las mujeres. Ganaron la batalla las doctrinas de
Pedro y Pablo y cuando la Iglesia se convierte en la religión del
imperio romano, se hace una religión masculina y a la Magdalena se la
confunde deliberadamente con la prostituta del Evangelio y se la
convierte en la pecadora arrepentida".
A
partir de aquí se diseña una Iglesia liderada por Pedro, exclusiva de
hombres, con un celibato impuesto -por tanto, pocas veces cumplido-, con
una estructura jerárquica que nada tiene que ver con el mensaje original
transmitido por el Maestro. Un mensaje que hablaba de que cada hombre
debía de despertar la chispa divina que llevaba dentro; sólo eso le
permitiría conectar con el Creador y para ello no necesitaba de ningún
intermediario porque había dejado marcado un camino: "Amaos los unos a
los otros como yo os he amado".
Nos encontramos por tanto ante la primera apóstol, "ante una mujer más
culta que los Apóstoles que poco entendían a Jesús, aunque le amaban.
Sin duda fue la mujer a quien el Maestro más amó, a la primera que se le
aparece después de resucitado. Es posible que haya sido ella quien
iniciara a Jesús en las doctrinas gnósticas y él le reveló a ella sus
misterios más ocultos. Fue iniciada por él", asegura Arias.
"La Iglesia estará obligada a revisar a fondo toda su historia"
Después
de dos mil años nos encontramos ante una verdad histórica velada
intencionadamente. Una verdad que pone en tela de juicio los pilares
fundacionales de la Iglesia, así como el mensaje que nos ha transmitido.
"Jesús era muy diferente a cómo nos lo han presentado. Se parece muy
poco al Jesús divino predicado por la Iglesia, -reflexiona Juan Arias-.
La Iglesia ha estado siempre interesada en defender el celibato y la
virginidad por encima del matrimonio. Ha demonizado el sexo
convirtiéndolo en el primer pecado capital, algo que no tiene ningún
fundamento en los evangelios". Son muchos los investigadores que apoyan
la tesis de que Jesús pudo tener descendencia con María Magdalena,
cuestión bastante lógica dentro de la sociedad judía donde este hecho
era considerado una bendición de Dios y lo contrario era casi como un
castigo. La cuestión en sí no tendría mayor importancia si no es porque
de alguna forma como apunta Arias, "acaba con la imagen del Jesús
mitificado y virgen -que es una falsedad- y hace aflorar a un Jesús
histórico y humano, 'igual a nosotros menos en el pecado'. Porque, ¿es
que casarse y engendrar hijos es pecado?".
Dan Brown y su polémico "Código da Vinci" han contribuido con mucha
valentía y a pesar de las amenazas y críticas del Vaticano, a esta
humanización de Jesús, como también y siguiendo su estela, la gran
cantidad de libros que en estos momentos inundan escaparates y librerías
y que en muy poco tiempo se han convertido en los títulos más consumidos
por el gran público.
Arias, en el título de su último libro habla de La Magdalena como "el
último tabú del Cristianismo" y nosotros nos preguntamos si de verdad
éste será el último o no hemos hecho más que empezar a quitar máscaras y
a descubrir verdades. El periodista está convencido de que "acabado el
tabú del sexo, acaba también el tabú de todas las mitificaciones sobre
Jesús, y como consecuencia, la Iglesia estará obligada a revisar a fondo
toda su historia". No sólo su historia sino todo ese mundo que ha creado
apoyándose en esta y otras mentiras, utilizando el miedo. Pero sobre
todo, algún día tendrá que explicar el motivo de su fobia hacia las
mujeres, hacia lo femenino, hacia todo lo relacionado con el origen y la
verdadera historia de la humanidad.
Parece ser que la Iglesia nunca entendió el mensaje de Jesús y asiste
ahora al derrumbamiento de sus cimientos. Es curioso ver cómo después de
veinte siglos y tanto "esfuerzo", la Iglesia no ha podido doblegar lo
femenino que surge con más poder que nunca. ∆ |