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JULIO 2006

SEDUCIDA POR ORIENTE

Angeles Espinosa
-Periodista-

Angeles Espinosa
 

Lleva veinte años trabajando como corresponsal en Oriente Próximo, empapándose de su cultura, sus gentes y sobre todo de la realidad política de la zona.
Parte de sus experiencias han dado forma al libro El Reino del Desierto, un viaje por la realidad de las mujeres saudíes y un análisis certero sobre el origen del terrorismo.
Ángeles Espinosa nos ofrece una segunda mirada sobre el mundo árabe, que evita los prejuicios.

 

 

 

 

 

 

 

 

"Tenemos que ver más allá del velo para constatar que la mujer árabe se ha convertido tanto en un símbolo de opresión, como en un símbolo de cambio porque es el elemento más activo de sus sociedades"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Las agencias internacionales de noticias mantienen oficinas en Iraq bajo protección armada. Pero sus periodistas no salen en absoluto, la información la reciben de periodistas locales, que son los únicos que se desplazan"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"En Arabia Saudí, donde hay verdadera segregación sexual, increíblemente no hay conformismo ni parálisis en las mujeres. Hay una nueva generación de jóvenes que se ha implicado en el mundo de los negocios, periodismo..."

Texto: Marta Iglesias
Foto: Justo Rodríguez

La presencia de Ángeles Espinosa en nuestro país es mínima. Tanto, que un día la llamas en España y al siguiente te contesta una operadora árabe. Esta es una entrevista fruto de la insistencia y motivada por el interés que despiertan sus trabajos en El País.

 Iraq y terrorismo islámico

Angeles Espinosa lleva tantos años en Oriente Medio que lo difícil es delimitar los temas a hablar con ella, puesto que es una zona de completa actualidad. Esta vez nos hemos centrado en el origen del terrorismo, que aborda en su último libro y en la realidad iraquí, ya que la periodista estuvo presente en la Segunda Guerra del Golfo desde el primer día.

-¿La realidad de Iraq es más cruel que los atentados que nos muestran?
-Los atentados que se ven en la tele reflejan una parte de crueldad, la más espectacular o visible, pero quizá lo más duro para un iraquí es el día a día. El vivir sin electricidad, sin agua corriente, con grandes colas para conseguir gasolina... Tres años después de que se produjera la invasión no se ha logrado incrementar la producción global de electricidad, se ha reducido el número de personas con acceso al agua potable y al saneamiento, y es menor la producción de gasolina y gasóleo para calefacción. Eso conlleva grandes dificultades para la vida cotidiana que afectan a toda la población constantemente. Hay que añadir que las fuerzas de seguridad no controlan el país, han proliferado muchísimas bandas criminales y los ciudadanos se ven sometidos a robos, violaciones, extorsiones... Imagínate lo que es vivir en ese clima de miedo.

-¿Qué percepción tiene el iraquí de a pie de las tropas de ocupación?
-La percepción del iraquí depende ahora mismo de cuál es la comunidad a la que pertenece. Porque al producirse el desmantelamiento del régimen de Sadam Husein y la estructura del Estado, la mayoría se ha vuelto hacia sus comunidades étnicas -en el caso de los kurdos- o religiosas -en el caso de árabes chiíes y árabes suníes-, para sentirse protegidos. Entonces si se pregunta sobre la ocupación a un kurdo pues probablemente no va a estar demasiado descontento, porque en su zona apenas hay tropas norteamericanas, puesto que las milicias kurdas apoyaron desde el principio la invasión estadounidense. Si le pregunto a un chií probablemente comience a tener ya una mezcla de sentimientos, primero hay agradecimiento a EEUU porque produjo la expulsión de Sadam, pero ahora empieza a haber un hartazgo sobre la duración de la presencia de las tropas norteamericanas. Y en cuanto a los suníes son la comunidad que se opone más a esa ocupación y la que sobre todo nutre la insurgencia.

-Muchos corresponsales han abandonado el país. ¿Cuándo consideras que se ha terminado una noticia?
-Desde luego en el caso de Iraq no se ha terminado la noticia y es verdad que la mayoría hemos dejado el país. En 2005 mis viajes a Iraq se limitaron a los momentos de elecciones, y esto es parecido para todos los medios. Las grandes agencias internacionales siguen teniendo allí oficinas que están bajo protección armada y de las que los periodistas extranjeros no salen en absoluto, más que para ir en un vehículo blindado al aeropuerto. La información la reciben de periodistas locales, que son los únicos que se desplazan.

-Pasando al terrorismo islámico, desde tu perspectiva, ¿cuál es su origen?
-El elemento que ha servido de catalizador para que la ideología salafista se haya transformado en el núcleo de la ideología terrorista que acompaña a Al Qaeda es sin duda la guerra de Afganistán. Y me refiero a la ocupación soviética de Afganistán y la respuesta que dio EE.UU. En plena guerra fría, EE.UU. no puede aceptar que la Unión Soviética gane terreno en Asia Central y recurre para ello a sus aliados en la zona que son Pakistán y Arabia Saudí. En ese momento se anima a la yihad en el mundo musulmán para conseguir reclutas que vayan a luchar contra el invasor infiel soviético: los muyahidín. Cuando en 1989 la Unión Soviética se retira de allí, este ejército de voluntarios islámicos se queda sin oficio ni beneficio. Ellos están convencidos de que es su lucha en Afganistán la que ha acabado con una de las dos potencias. Entonces va creciendo el sentimiento de que también pueden echar abajo a la otra gran potencia del mundo, porque además se dan cuenta de que EE.UU. está apoyando a los gobiernos no democráticos que dirigen sus países.

-A nivel informativo se crea la percepción de que la mayoría de los árabes apoyan el terrorismo y de que en esos países la violencia está a la orden del día. ¿Es real?
-No, es una idea muy equivocada y muy injusta, que además alimenta esa percepción que manipulan los terroristas de que Occidente mantiene una cruzada contra el Islam. La mayoría de los musulmanes me consta que están horrorizados por ese tipo de acciones. Ahora bien, lo que sí comparten muchas veces con quienes cometen esas acciones terroristas es el sentimiento de agravio, los motivos que los otros aducen para hacer esos atentados. Pueden ser nuestros dobles raseros occidentales, nuestro comportamiento que ellos ven como injusto en lugares como Palestina o Cachemira, o el sentirse marginados, utilizados y discriminados por Occidente, algo que explotan los terroristas.

 Revolución femenina

En su nuevo libro "El Reino del Desierto" descubrimos que paso a paso, las mujeres árabes se rebelan ante un sistema que las ignora. Dejando de lado nuestra mentalidad occidental y las comparaciones, se desvela un despertar femenino.
-Hablemos ahora de las mujeres árabes. Parece haber un abismo entre ellas y las occidentales, ¿es real o es una percepción creada por los medios de comunicación?
-Sí que hay diferencias en cuanto a lo que cada una de nosotras queremos, lo que entendemos por libertad personal, lo que entendemos por igualdad. Ahora bien, no creo que sean diferencias insalvables. Las mujeres árabes insisten mucho en enmarcar los derechos de la mujer dentro de los derechos humanos. Y entre ellas hay distintas tendencias, más feministas y más conservadoras. Pero lo mismo sucede en los movimientos feministas occidentales. Sin duda uno de los elementos que para nosotros resulta más visible es el tema del velo, que nosotros vemos como un signo de sumisión. Sin embargo en el entorno árabe e islámico, el velo tiene muchísimas lecturas diferentes, desde la meramente religiosa, hasta la de convención social o signo de identidad nacional.

-¿Nuestra mentalidad occidental nos impide ver más allá de lo más evidente?
-Efectivamente tenemos que ver más allá del velo para constatar que la mujer árabe se ha convertido tanto en un símbolo de opresión por las diferencias legales que tiene con respecto al hombre, como en un símbolo del cambio porque es el elemento más activo de sus sociedades. Ellas abogan por las transformaciones, y son defensoras de la participación de la mujer en la gestión de sus países como un ciudadano en igualdad de condiciones con los hombres. Las mujeres son el elemento más activo en la mayoría de estos países.
(*) "Conscientes de que su posición en la sociedad es sólo un factor dentro de un proceso de cambio general, las saudíes más comprometidas no anteponen sus reivindicaciones a las transformaciones esenciales que requiere su país. Al preguntarles por los tres cambios que harían si tuvieran un varita mágica, ninguna pide que se suprima la ‘abaya’, ni siquiera que las dejen conducir. Según ellas, la educación es la prioridad; luego descubrir la implicación de quince saudíes en los atentados del 11-S y conocer las tramas extremistas que operan dentro del país".

-Visto que estas mujeres supeditan su cambio al del país, ¿qué sorpresas se ha encontrado bajo un velo?
-Mujeres profesionales realmente comprometidas con la situación de sus países, aunque estamos hablando de un ámbito muy amplio, y las circunstancias de vida no son las mismas en Marruecos, Yemen o Arabia Saudí. Pero en Arabia Saudí, donde hay verdadera segregación sexual, increíblemente no hay conformismo, no hay parálisis. Existe una mujer tradicional en ciertos sectores y ciertas capas de edad que no cuestiona su falta de vida exterior, ni su posición como madre de familia y dueña de la casa. Pero hay una nueva generación de jóvenes que no sólo trabaja en la enseñanza y la sanidad, que son los campos tradicionales que se les ha permitido, sino que se han implicado en el mundo de los negocios, son activas periodistas...
(*)"Hay algo mucho más importante que el velo: en los albores del siglo XXI, los saudíes empiezan a mostrarse orgullosos de la actividad profesional de sus mujeres y subrayan su presencia en aquellos campos en los que son más visibles".

-Las mujeres árabes empiezan a despuntar en sus sociedades y su labor a ser reconocida por sus compañeros varones. ¿En qué campos sociales se involucran las precursoras?
-En mi libro cuento casos anecdóticos que van desde una piloto de aviones hasta una submarinista, que no dejan de ser modelos para otras mujeres que vengan después. Y un ámbito de los más importantes es la judicatura. Arabia Saudí no permite que haya abogadas y sin embargo hay mujeres que se han preparado en Jordania o Estados Unidos como licenciadas en Derecho. No están reconocidas para ejercer pero están empezando a trabajar como asesoras legales de otras mujeres, preparando sus casos para que tengan mayores posibilidades cuando acuden a los tribunales, aunque los que presenten su caso sean hombres. Esto que nos puede parecer muy alejado del ideal, allí está produciendo una pequeña revolución.
(*)"Es aún pronto para saberlo, pero, a pesar del conservadurismo imperante en su sociedad, las saudíes hace mucho tiempo que no viven en un oasis aislado en medio del desierto. Sus avances pueden parecernos lentos, pero, como defiende la empresaria Nadia Bajuryi, "un pequeño paso es mejor que ninguno".

Angeles Espinosa ha publicado Días de Guerra. Diario de Bagdad, junto a A. Masegosa y A. Baquero (Ed Siglo XXI) y El Reino del Desierto (Ed. Aguilar)

(*) Días de Guerra. Diario de Bagdag.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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