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"¿Cómo con
un crecimiento económico continuado mantenemos el mismo margen de
pobreza que en 1994?" |
Por primera vez el Instituto Nacional de Estadística elabora la
"Encuesta de Condiciones de Vida" y los datos sacuden conciencias: el
20% de la población española vive en el umbral de la pobreza. Es decir,
uno de cada cinco ciudadanos dispone de menos de 400 euros al mes para
sus necesidades, y los grupos más perjudicados son la tercera edad y los
menores de dieciséis años.
Víctor Renes Ayala, Responsable de
Estudios en Cáritas Española,
explica por qué tenemos estos índices de pobreza.
-¿Cómo hemos llegado a este punto en el que el 20% de la población
española vive por debajo del umbral de la pobreza?
-En primer lugar deberíamos precisar que no hemos llegado a esa cifra
ahora, sino que seguimos manteniéndola estable desde 1994. Los datos
estadísticos de este país nos empiezan a hablar de cuál es el umbral de
pobreza desde el año 1973. En ese momento teníamos un nivel de pobreza
superior al actual y se ha venido descendiendo hasta hace diez años,
donde se ha estancado. Por eso lo que hay que entender es cómo seguimos
manteniendo este porcentaje, cuando paralelamente sabemos que desde el
año 96 estamos en una situación de crecimiento económico sostenido e
importante que se traduce en crecimiento en el empleo, crecimiento en el
PIB... ¿Cómo con un crecimiento económico continuado mantenemos el mismo
margen de pobreza que en 1994?
-¿Tiene usted la respuesta?
-Esto pasa por dos razones fundamentales. La primera porque tenemos un
crecimiento que no ha ido acompañado de distribución en dos ámbitos
importantes: el salarial y la protección social. Es decir, habíamos
pensado siempre que el trabajo era la solución, pero ocurre que hay un
12% de personas que son población activa, están trabajando y sin embargo
se encuentran bajo el umbral de pobreza. No son trabajadores en la
economía sumergida sino con contratos legales, y sin embargo pobres. Es
un grupo estable, que ha crecido durante la década de los 90 y que nos
indica clarísimamente que la distribución a través de los salarios no se
está dando. Y en cuanto a la protección social comentar que seguimos
manteniendo un sistema de protección absolutamente descoordinado y
además tenemos una protección asistencial que es muy asistencialista,
que llega a más gente, pero no ha crecido en intensidad y no es
suficiente.
La segunda razón por la que crece el PIB y también la pobreza es que ese
crecimiento económico en nuestro país ha ido acompañado de un incremento
del IPC. Con lo cual se ha disparado el coste de una serie de bienes
básicos, entre ellos la vivienda.
-¿Dónde se queda entonces todo ese dinero?
-Ahí ya la encuesta no nos da datos. Pero evidentemente hay un aumento
de las desigualdades, y este es el tema fundamental. Hay determinados
grupos de población que están llevando unos estándares de vida muchísimo
más altos que la media.
-¿Por qué no existe una política real de solucionar
las causas que originan la pobreza en nuestro país?
-Porque hemos aceptado plenamente pertenecer a un sistema que se basa en
una competitividad agresiva y extrema. Al haber aceptado ese modelo
social europeo e incluso mundial, hemos conseguido que el desarrollo
social se haya vaciado de contenido e identificado con el crecimiento
económico. Entonces nos movemos básicamente en una economía de la
oferta, es decir, creando unas características para producir en más y
mejores condiciones, para competir en más y mejores condiciones, y para
que seamos nosotros, y no otros, quienes generemos y nos apropiemos de
ese crecimiento económico. Y todo queda condicionado a ello. Así pues,
si hay que precarizar se precariza. Si eso genera poblaciones
vulnerables, pues lo sentimos.
-El informe también confirma que los hombres ganan un
17,3% más que las mujeres. ¿Por qué el sistema no soluciona esta
diferencia que convierte a las mujeres en dependientes de los hombres?
-Pues porque hay un modelo cultural que mantenemos, y con ello me
refiero a toda una concepción social de pautas de funcionamiento y de
normas sociales que están introducidas en todo nuestro cuerpo social. Y
esto no alcanza solamente a las mujeres, porque ese dato es tremendo,
pero si mirásemos a los jóvenes, minusválidos o inmigrantes veríamos que
son de menor consideración social y más a la hora de la retribución.
Esta sociedad considera que o bien son sustituibles o bien tienen otros
roles y cuando están trabajando no necesariamente hay que considerarles
en el mismo rango y nivel que esos otros que sí tienen como rol
principal el trabajo. Un ejemplo: si hablamos de un hombre de 40 años y
preguntamos por su situación, esperamos que esté empleado o en paro,
pero jorobado porque está buscando y no encuentra. Y si hablas de una
mujer dices '¿Qué hace: trabaja o sus labores?' ¿Por qué no se dice lo
mismo con el hombre? Porque hay roles y pautas sociales que hace que
haya grupos que se encuentren en esa ambigüedad que les sitúa en el lado
débil. Son roles ambiguos en los que hay consentimiento, y esto es muy
importante porque los cambios no van a venir sólo por las leyes sino por
todo un proceso de cambio sociocultural, de socialización de todas las
personas.
-Desde su experiencia, ¿cuáles serían los primeros
pasos a dar para reducir ese porcentaje de desigualdad?
-Primero el tema de distribución en condiciones laborales salariales. O
sea, no vale con 'hemos crecido en empleo' sino que hay que hablar de
empleo de calidad. Segundo, hay que pegar un salto cualitativo en el
sistema de protección social en España haciendo un sistema homogéneo y
articulado, e invirtiendo más en intensidad protectora. Un tercero tiene
que ver con protección familiar, que estamos a la cola de Europa. No
hablo de desgravaciones fiscales sino de que no puede ser que
especialmente los hogares sustentados por mujeres con menores a su cargo
estén en mayor riesgo de pobreza. Y en cuarto lugar quiero señalar que
de cara a la inserción social y laboral de esas personas, no se puede
actuar desde puras políticas punitivas o de control social. Se necesitan
medidas sociales en colegios, educación, barrios, talleres de inserción,
en itinerarios formativos... Esos son programas integrales
imprescindibles. ∆