(CEOSI).-De las últimas declaraciones
de Bush y Rice, ¿qué planes futuros se pueden deducir que tiene la
actual Administración estadounidense con respecto a Irak?
-Creo que sí hay una pretensión real estadounidense por parte de la
Administración Bush de una retirada importante de sus efectivos en
Irak, pero el problema real es que no se pueden ir. Se ha dicho
explícitamente en estas últimas semanas que se va a cambiar de
actitud ante las autoridades iraquíes. Hasta ahora el planteamiento
era un compromiso de presencia en Irak porque los nuevos cuerpos de
seguridad iraquíes no están capacitados para asumir la seguridad del
país. Y ahora se está diciendo que se va a cambiar ese discurso por
uno de que, más bien antes que después, las tropas estadounidenses
tendrán que retirarse. La cuestión es que sobre el terreno la
situación no cambia porque se cambie el discurso. La realidad es que
ahora mismo Estados Unidos tiene en Irak más tropas de las que lo
invadieron y para los primeros meses del 2006 realizará reducciones
muy limitadas que no rebajarán la presencia estadounidense en el
país por debajo de esos 150.000 efectivos, que fueron la media
durante el 2005.
-Haga un balance: si EE.UU. decide irse, ¿qué
logros de todos los propuestos al iniciar la guerra ha cumplido?
-No ha cumplido ninguno. Aunque quizá lo que habría que plantearse
es cuál es el balance para los propios estadounidenses, no para la
población iraquí. La cuestión real es que si EE.UU. o los británicos
-que tienen un contingente mucho más discreto- se retiran de Irak de
manera rápida y cuantiosa, evidentemente la situación interna se
invertiría perdiéndose la pretensión inicial de controlar
estratégicamente el país. Ese es el problema, que no hay garantías
de que las nuevas instituciones y los nuevos cuerpos de seguridad
puedan hacerse cargo de la situación. No quedarían instituciones
democráticas porque las que se están imponiendo no lo son. Se
anticipa que probablemente el país se fragmente en zonas de
influencia: el Kurdistán bajo vigilancia turca y mucha influencia
israelí, y la gran zona sur y centro del país pues probablemente
bajo control iraní. Ese es el escenario que yo creo que los
estadounidenses están empezando a aceptar y asumir, así como el
procurar establecer vínculos que sin tanto coste humano y material
les permitan su objetivo básico, que era acceder y controlar los
recursos petrolíferos. Pero realmente el escenario es de derrota y
extremadamente complejo para los estadounidenses ahora mismo.
-¿Qué dice del ejército estadounidense que esté
siendo derrotado por una resistencia que no cuenta con sus medios
técnicos?
-La guerra de ocupación de 2003 tiene un modelo militar
completamente distinto al del 91, que además era el modelo del
Secretario de Defensa, de Rumsfeld, y que empleaba contingentes muy
móviles, muy bien conectados en redes de comunicación, con un gran
apoyo aéreo y con muy pocos efectivos. Pero ahora mismo hay más
tropas en Irak que cuando invadieron el país. Finalmente EE.UU. se
ha visto obligado a afrontar una guerra terrestre, esencialmente
urbana y también de grandes espacios abiertos, y está siendo
derrotado no por grandes movimientos de fuerzas guerrilleras
insurgentes como puede ser el modelo de Vietnam sino sencillamente
por el castigo de guerra de desgaste que están suponiendo las bombas
domésticas. Mientras, el recurso estadounidense es el de matar
moscas a cañonazos literalmente, aunque en este caso sean seres
humanos. Porque arrasan una tras otra ciudades como Faluya o
Samarra... para luego tener que abandonarlas y que caigan nuevamente
bajo control insurgente.
-¿Por qué abandonar Irak ahora: porque ya tienen
el petróleo que querían, porque no encuentran la manera de abandonar
la ratonera en la que se metieron, porque el apoyo ciudadano es cada
vez menor...?
-Porque sencillamente el proyecto de control de Irak ha fracasado.
Ahora se están ensayando otras fórmulas a través de ese parcheado
territorial, con interlocutores locales -quizás con las fuerzas
profesionales chiíes, con los kurdos- pero el modelo ha fracasado.
Por ejemplo ahora Irak está produciendo y exportando menos crudo que
antes de la guerra y EE.UU. está teniendo entre dos y tres bajas en
combate diarias y un gasto multimillonario que se estima que puede
ya alcanzar los seis mil millones de dólares al mes. Es decir, que
desde el punto de vista económico y humano la invasión y la guerra
han sido un fracaso, y por primera vez empieza a emerger una opinión
pública interna en contra de ese fracaso, sin beneficios directos
para la población. Igualmente en las cámaras del Senado y Congreso
estadounidenses incluso representantes del partido republicano ya
han empezado a pedir una política explícita de retirada o de control
de la situación en Irak.
-¿Qué pasará en Irak cuando todos los ejércitos
lo abandonen, ya que se han pasado de 150 a 700 ataques diarios de
insurgentes?
-Los estadounidenses, algunos países regionales de la zona y las
propias fuerzas colaboracionistas apuestan por el modelo de intentar
asegurar algunas zonas del país. Pero yo veo que por cómo es la
población iraquí y por cómo se ha constituido el país, sería
extremadamente sangriento imaginar que quedasen zonas étnicamente
puras o confesionales. Considero que la situación se revertiría de
manera inmediata y que probablemente la población iraquí sería capaz
de recomponer y afrontar un proceso de reconstitución de Irak. Las
consideraciones de que es inevitable una guerra civil creo que son
para justificar o anticipar lo que se está provocando, porque tengo
muchas esperanzas en la población iraquí -que además está muy
mezclada, los matrimonios son mixtos y tiene una tradición muy larga
de convivencia que ahora se está quebrando parcialmente-. La
continuidad de las fuerzas de ocupación precisamente puede impedir
lo que sería una muy rápida recuperación de un futuro democrático
integrador. ∆