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DICIEMBRE 2006

ABUELOS MALTRATADOS
Foto: L.G.

ABUELOS MALTRATADOS

Las estadísticas basadas en las denuncias aseguran que el cinco por ciento de los españoles mayores de 65 años sufre algún tipo de violencia. Es sólo la punta del iceberg que asoma, ya que la mayoría de los mayores maltratados conviven en silencio con el trato vejatorio que les dispensan familiares y cuidadores. El problema es silenciado por una sociedad que se niega a verlo de frente. Texto: Marta Iglesias

Si en una encuesta nos plantean si en España se maltrata a los niños, diremos que sí. Si nos preguntan si se maltrata a las mujeres la respuesta seguirá siendo afirmativa. Si la cuestión es si se maltrata a la tercera edad, posiblemente el interlocutor se eche las manos a la cabeza y niegue ostensiblemente con cara de escandalizado. Ese es precisamente el principal problema que señalan los expertos en el tema, sean trabajadores sociales, psicólogos o personal médico: la falta de conciencia social hace que este fenómeno sea invisible y no se perciba como un problema.
Está tan oculto que los pocos casos que salen a la luz se contemplan como algo anecdótico, una excepción censurable. Precisamente el psicólogo Juan Muñoz Tortosa declara que: "El problema más oculto que existe en nuestra sociedad es el maltrato a los ancianos. A la sociedad en su conjunto le parece una barbaridad pensar que los ancianos son maltratados, y como mucho piensan en residencias en las que no les dan de comer o les pegan. Pero por cuestión de proporción numérica, en las residencias sólo se alojan entre el dos y el tres por ciento de las personas mayores, mientras que el noventa y siete por ciento está en las familias o en el entorno cercano a ellas. Luego la prevalencia del problema se da mucho más en el ámbito familiar".

 Pocas denuncias
Debido a ello hay menos denuncias de las que debería, las estadísticas reflejan datos falsos y no hay estudios que faciliten al profesional cómo detectar el maltrato en mayores. Desde Cruz Roja orientan diciendo que los malos tratos físicos se pueden localizar si hay cortes, heridas o magulladuras escondidas en diferentes partes del cuerpo; que el maltrato sexual y la violación es fácilmente reconocible con una exploración; pero que la dificultad estriba en demostrar los malos tratos psicológicos.
Catalina Alcaraz, del Departamento de Intervención Social Cruz Roja, desde su experiencia asegura que "en el fenómeno del maltrato hacia las personas mayores la prevalencia no es precisamente hacia las agresiones físicas, sino que se da más el maltrato psicológico como el abandono, la negligencia, el no proveerles de los cuidados que necesitan. Para detectarlos se necesita intuición; incluso cuando los indicadores nos muestran que podría haber una situación de maltrato psicológico, ni siquiera podemos estar seguros de ellos, sino simplemente sospecharlo". Esta ONG define el maltrato psicológico como una agresión verbal crónica que incluye palabras e interacciones que denigran a las personas de edad, que hieren y disminuyen su identidad, dignidad y autoestima. Se caracteriza por la falta de respeto a su intimidad y pertenencias, la falta de consideración de sus deseos, o la desatención de las necesidades de su salud.

Es difícil que un mayor denuncie porque la persona a la que tiene que acusar es alguien querido o la institución donde vive, y no tiene otra alternativa de protección”

Otra forma de maltrato se refiere a la economía de estas personas y se puede apreciar cuando la persona pierde dinero de manera inexplicable, aparecen cheques firmados en su nombre, cuando el mayor desconoce su estado económico o empieza a preocuparse en exceso sobre el mismo, si hay un cambio repentino de testamento o de transmisión de poderes... Todos son indicios que es importante seguir. También las pensiones bajas, las barreras arquitectónicas o la falta de personal geriátrico, influyen para empujar a un mayor a una mayor soledad y desprotección.
Curiosamente Cruz Roja realizó recientemente un estudio de lo que los expertos consideraban maltrato a las personas mayores y se comparó con estudios de lo que los mayores perciben como maltrato y el resultado fue sorprendente: "El punto de vista de los profesionales -indica Catalina- suele ser la existencia de malos tratos físicos, agresiones, etc. Es lo que más les llama la atención, pero no lo más prevalente en la gente mayor. Ellos iban más allá, hablan del mal trato que se les da, no de malos tratos como agresiones. Por ejemplo se quejan de que unos años antes se les trataba con cierto respeto y cuando son más mayores no. Se quejan de que al cumplir cierta edad pasan de ser ciudadanos con pleno derecho a ser personas que no pueden tomar decisiones, a los que se trata como a niños tontos. A ellos les importa mucho cómo son tratados y eso nos sorprendió a todos".

 Víctimas y agresores
Según el estudio realizado por Cruz Roja las personas mayores más susceptibles de sufrir malos tratos son aquellas más dependientes física o psíquicamente, las que viven en situación de pobreza, las que viven solas o socialmente aisladas.
El mayor maltratado es difícil que denuncie. Eso es una evidencia. Y en ello se mezclan varias razones: la dependencia que tiene el mayor de la persona a la que se va a denunciar; la vergüenza que produce admitir que uno está siendo maltratado o que un miembro de tu propia familia te maltrata; la falta de compresión social que existe hacia este problema; la dificultad para demostrar que se está sufriendo un trato psicológico vejatorio... Catalina Alcaraz lo completa diciendo que "la persona a la que tiene que denunciar es alguien querido o bien una institución donde vive. Ellos le están procurando cuidados y manutención, y no tiene otra alternativa de protección".

Los más comunes maltratadores son los miembros de la familia, seguidos por amigos y cuidadores, profesionales de la salud, medios de comunicación, instituciones y poderes públicos.
En muchos casos nuestra manera de ver el mundo les hace daño: "El primer paso -afirma Catalina- es reconocer la posibilidad de que nosotros mismos con nuestras creencias, con nuestras actitudes o con nuestros conocimientos o falta de ellos, podemos estar haciendo daño a una persona mayor sin quererlo, pero de alguna manera vulnerando sus derechos fundamentales".

 Leyes y valores
Se espera mucho de la Ley de Dependencia. En Cruz Roja creen que estas ayudas mejorarán la vida del 12% de hogares españoles en los que por lo menos una persona atiende a otra de edad avanzada. Hoy 9 de cada 10 cuidadores no cuentan con ayuda profesional ni institucional; su perfil es el de una mujer mayor de 55 años que dedica más de doce horas al día para atender a un familiar con una situación económica mala.
Lo que sucede es que hoy tenemos muchísimos mayores y muchas son personas activas, en plenas capacidades física y mentales, y productivas más allá del sentido económico. Músicos, pintores o escritores han realizado sus obras más importantes en edad muy tardía, lo cual quiere decir que la creatividad y la imaginación siguen vivas y enriquecidas a esas edades por las experiencias acumuladas. Pero la realidad es que los mayores se encuentran inmersos en una sociedad que no les contempla y les hace a un lado. El anciano transmisor de valores ya no existe más que en algunas culturas, como la sudamericana, la tibetana o la gitana. Los nietos ya no visitan a sus abuelos, los hijos consideran que las experiencias de sus padres son para otras épocas, y los abuelos están cada vez más solos. Nuestra sociedad de consumo, nuestra cultura de usar y tirar no está preparada para valorar a la tercera edad.

“En soledad, y ante las demandas de la persona mayor, aparece la agresividad del cuidador. En este contexto pueden darse los malos tratos”

"El problema principal es que en nuestro país todavía no existe una verdadera política social o familiar del envejecimiento. Cuando los padres pierden la autonomía, dentro de una familia de varios hermanos, hay uno que se elige en portavoz y que prácticamente se va a hacer cargo de toda la atención de los padres. Ocurre que automáticamente el resto de la familia va desapareciendo y esa persona se queda sola, sin recibir ninguna ayuda. En soledad y ante las demandas de la persona mayor, la ansiedad, la agresividad y la depresión no tardan en aparecer, y precisamente en ese contexto podemos situar el riesgo de que aparezcan malos tratos. La sociedad tiene también muchísima culpa, comenzando por los propios medios de comunicación que venden continuamente que lo único que vale es lo joven, lo bello y lo guapo", afirma Juan Muñoz.
Para la mayoría de los expertos la solución es la prevención, las campañas de sensibilización; formar a los profesionales para que lo detecten, y a los cuidadores y a los mayores, para que sepan qué hacer en caso de maltrato, a dónde acudir, cómo denunciar. "Se puede establecer un marco normativo -continúa el psicólogo-, pero no resuelve el problema. Tenemos una de las leyes que más castiga al agresor de mujeres y este año han muerto un número similar al pasado. Creo que el tema del maltrato es una cuestión mucho más profunda, principalmente educativa, de valores". ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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