DICIEMBRE 2006
La Rioja
Sed de viajar
El vino que refresca
nuestro paladar, el vino que alegra esas charlas de amigos y las fiestas
populares, es el mismo vino que surge de esta tierra generosa. Como un
río de color sangre y oro circula por las vidas de los riojanos, desde
los campos de labor hasta la copa cristalina. En ella se reflejan
pueblos, ciudades y lugares que podemos visitar de esta pequeña
comunidad que es La Rioja. Por esta vez elegimos tres puntos de destino:
Logroño, Haro y Santo Domingo de la Calzada. Aprovechamos las fiestas de
Navidad para tomarnos unos días libres y viajar con sed insaciable por
conocer.
Textos: Eli Cañadó / Fotos: Fusión
Logroño
Tarjetas de presentación
En la capital riojana despertarás a mil sensaciones cuando veas su
riqueza histórica, social y cultural.
Vívela, exprímela, quédate con ella y con su gente que te llevará de la
mano por toda la ciudad. Tú eliges.
Logroño a tu aire
Siéntete libre para moverte por la ciudad y conocer algunos de los
lugares más concurridos. La Calle Portales tiene su origen en el siglo
XV, cuando los primeros comerciantes instalaron ahí sus talleres y
negocios. Si la sigues llegarás al mismo corazón del casco antiguo y
pasarás ante la Concatedral de la Redonda, con sus torres gemelas. A
poco que andes te toparás con el Mercado de Abastos, con el Museo de La
Rioja, con las Murallas y la Puerta del Revellín. Que la Rúa Vieja lleva
hasta el Puente de Piedra sobre el Ebro lo saben todos los peregrinos,
pues es parte del trazado jacobeo en la ciudad. Lo que te parecerá
curioso es encontrar a medio camino un enorme juego de la Oca sobre el
suelo de la Plaza Santiago. Verás en el callejero que hay más iglesias y
edificios antiguos que alimentan la historia que pide ser observada con
calma, sin agobios. Así que tómate tu tiempo porque Logroño tiene mucho
que mostrarte.
Logroño de vinos
¿Dónde se ha visto que vayas a La Rioja y no pruebes el vino de la
tierra? Para degustarlo como es debido hay que aprender a comprar,
conservar y catar. Lo dicen los entendidos, que nos aconsejan guiarnos
por un sencillo ritual. En el mercado hay vino joven, de crianza, de
reserva o de gran reserva, clasificación que define el tiempo de
conservación o una cosecha excepcional. Después de un viaje hay que
dejar reposar el vino unos días y guardarlo tumbado en un lugar seco,
oscuro y fresco, a una temperatura entre 15º y 18º. A la hora de abrir
una botella hay que cortar la cápsula por debajo del anillo y tener
cuidado de no traspasar el corcho con el sacacorchos. Ya en la copa se
siguen los principios de la cata: oxigenar el vino, observar los
colores, los diferentes aromas... A base de práctica se saborea más y
más.
Logroño a tu gusto
El vino abre el apetito por esa gastronomía tan rica de La Rioja, con
recetas y productos de muy buena calidad. Las verduras saben exquisitas
y las alcachofas, los pimientos, los espárragos y las setas, los cardos
y las borrajas son cómplices de una menestra de ¡aupa! Le siguen los
guisos tradicionales como las patatas con chorizo o las calderetas, y
las carnes de ternera, cordero, y las chuletillas al sarmiento. Nos
queda por nombrar los callos, los embuchados, los caracoles, el bacalao,
y postres riojanos que heredaron la influencia árabe como el mazapán o
los fardelejos. La ruta del buen comer está en la calle, con parada y
tapeo en los restaurantes y locales de la ciudad.
Logroño
a lo loco
Tenemos varios ases en la manga, y si te los mostramos no podrás
resistir nuestras sugerencias. Porque la noche es joven y tienes una
serie de locales que abren sus puertas para que pases una velada
divertida con música, bailando todo lo que quieras, y tomando algo entre
amigos. Porque es Navidad y puedes irte de compras por sus calles,
pararte ante los escaparates y buscar ese regalo que andas buscando.
Porque tú también te lo mereces y es hora de que te des el gustazo:
entrar en ese local original, déjate asesorar por manos expertas o
dedica un tiempo para relajarte. La ciudad es tuya. ∆
Haro
Diario
de viaje
Nos subimos al tren turístico de Haro, Capital del Rioja, con parada en
todas las estaciones. Vino, cultura, historia, tradiciones,
gastronomía... aparecen en el itinerario. Pasen por ventanilla y saquen
sus billetes, que nos vamos de viaje.
Arranca nuestro diario de viaje por la Capital del
Rioja, con una breve pausa para acercarnos a su historia. Partimos del
siglo XIX, en una época en que las casas de vino francesas afectadas por
plagas y escasez de producción, tuvieron que abastecerse del vino de La
Rioja. Haro vivió entonces su gran desarrollo económico y se inauguró la
estación de ferrocarril que comunicaría esta población con el puerto de
Bilbao. El vino riojano traspasó fronteras y el nombre de Haro sonaría
en el mundo entero gracias sus bodegas y su importante producción
vitivinícola. Seguimos viaje y llegamos hasta nuestros días para
bajarnos del tren un siglo y pico más tarde en una villa de aspecto muy
cambiado. El carácter mercantil sigue destacando pero ahora son los
comercios modernos, las empresas y los servicios de todo tipo los que
llenan sus calles. El carácter amable de la gente que nos atiende nos
anima a quedarnos un poco más y conocer también sus costumbres. En los
locales y restaurantes de Haro sirven el buen vino de la tierra con
platos que son típicos de la gastronomía jarrera. Mientras probamos los
asados en horno de leña, el bacalao, el lomo con pimientos o alguna de
las ricas tapas que ofrecen sobre el mostrador, hablamos de las fiestas
locales. Está claro. La próxima vez que volvamos a Haro será el día de
San Pedro a finales de junio, para celebrar la Batalla del Vino,
declarada de interés turístico. La cuestión está en unirse a uno de los
bandos y disparar al enemigo hasta remojarlo en vino. Valen botas,
porrones o incluso sulfatadoras para esta guerra sin cuartel aún a costa
de ponernos perdidos de la cabeza a los pies. Pero estamos en Navidad y
el calor estival ha dejado paso al frío invierno, de modo que esta noche
podemos ir pensando en otro plan. Podemos irnos de copas, reunirnos con
los amigos y perdernos por las calles de Haro, repletas de pubs y bares
que abren por la tarde y cierran de madrugada. Después de salir de
marcha volvemos a subirnos a nuestro tren que esta vez nos llevará de
viaje por la vida cultural harense. Nos bajamos en este andén, a pocos
pasos del Teatro Bretón donde nos acercamos para ver la programación que
tienen en cartelera durante todo el año. Podemos elegir butaca para ver
cine, teatro o marionetas, música clásica, conciertos y danza. Debemos
puntualizar además que es en otoño cuando este teatro rebosa de
actividad por los cuatro costados. De año en año celebra con mayor éxito
y afluencia de público el Certamen Nacional de Teatro Garnacha de Rioja
y su Muestra Paralela de Artes Escénicas de Otoño. Una última parada, la
que finaliza este peculiar viaje, nos deja en pleno casco antiguo de
Haro para visitar sus principales señas históricas y artísticas. Veremos
la Basílica de Nuestra Señora de la Vega, el antiguo Convento de San
Agustín, el Palacio de los Conde de Haro, el Palacio de Paternina, y el
Palacio de los Condestables entre tantos otros. El billete ha sido bien
aprovechado en este trayecto de corto recorrido, dejándonos con ganas de
volver a la menor ocasión. ∆
Santo Domingo de la Calzada
Teñida
de leyenda
Caminamos en silencio por las calles de esta antigua villa riojana. A lo
lejos se escucha el canto del gallo en la Catedral, mientras paseamos
entre bellos edificios de porte medieval. Santo Domingo de la Calzada
tiene algo de enigmática y mucho de cercana, siempre hospitalaria con
los visitantes.
Si
las piedras pudieran hablar tendrían mucho que decirnos de la historia,
las tradiciones y otros milagros que envuelven el origen de Santo
Domingo de la Calzada. Fue un buen hombre, de nombre Domingo y vocación
de ingeniero, quien construyó un puente a esta altura del río para que
pudieran cruzar con seguridad los cansados peregrinos. Taló parte de un
bosque y creó una calzada, un hospital y un templo para dar cobijo y
atención al viajero. El santo hizo milagros pero dicho sea de paso, el
hecho más importante fue haber dado vida a esta villa que nació en el
siglo XI, envuelta en esta hermosa historia teñida de leyenda.
Mil años después Santo Domingo de la Calzada ha ganado en atractivos y
sigue siendo visitada tanto por los peregrinos como por los viajeros.
Una excusa puede ser la Ruta Jacobea que entra en la villa por la Calle
Mayor. Ésta lleva a la Casa del Corregidor... "donde cantó la gallina
después de asada", el milagro más conocido de la edad media. Desde
entonces se conservan siempre vivos un gallo y una gallina en la
Catedral, y dicen los peregrinos que oír cantar a estas aves es un
augurio de buen viaje. Nos quedamos con el dicho y seguimos de visita
por la Ruta Medieval para ver la Plaza del Santo, la Casa de Trastámara
o las Murallas. Dicen de ellas que es el mayor recinto amurallado de
toda La Rioja y debió ser buena fortaleza pues todavía conserva en pie
su tramo norte con cinco torreones. La Ruta Renacentista Barroca
recorre, entre calles y recovecos, un circuito urbano bastante amplio,
desde la Plaza de España hasta la torre de la Catedral. Paradas
recomendables: una sucesión de casonas y palacetes como la Casa de
Lorenzo Tejada, el Palacio del secretario de Carlos V, la Casa del
Marqués de la Ensenada o los palacios de la Calle Pinar. Cerca de la
Casa de la Antigua Carnicería está la Oficina de Información y Turismo,
donde nos ofrecerán unas cuantas sugerencias para aprovechar bien el
tiempo. En este mes Santo Domingo de la Calzada celebra las Ferias de la
Concepción, durante el puente festivo de principios de diciembre. Estos
días la villa se engalana de banderas y escudos familiares en los
balcones para acoger un Mercado Medieval de lo más vistoso. Le acompaña
un Mercado del Camino donde se venden productos relacionados con el
Camino de Santiago, y otros acontecimientos como una feria de productos
ecológicos o unas Jornadas Gastronómicas. Las actuaciones de época y los
juglares adornan el ambiente de estas fiestas que tienen varios siglos
de tradición. ∆ |