El Mago restaurador
Las motos de época son su debilidad, tanto que él
y su hermano han conseguido restaurar todo tipo de vehículos antiguos.
Se considera un entusiasta del tema y vive en Villaquilambre.
Roberto García de
Mingo nos abre las puertas de su casa y el taller
donde convierte mecánicas viejas en piezas de museo.
-¿Desde
cuándo te viene esa afición?
-Nace en nuestro abuelo, pero mis padres, mi hermano y yo somos los que
nos volcamos en esto. A lo largo de veinte años hemos ido rehaciendo
vehículos antiguos, y al final montamos el Museo de la Automoción "Jesús
Mingo Iturralde". Lleva el nombre de mi abuelo y está en Cifuentes
(Guadalajara), de donde es parte de mi familia. El taller de
restauración está en Villaquilambre y tenemos preciosidades, muchas
matriculadas. Mi padre, que era veterinario, tenía acceso a pueblos,
casitas y granjas. De ese modo pudimos rescatar muchos vehículos viejos
que ya nadie quería.
-¿Qué
proceso sigues para trasformar cada vehículo y conseguir sus piezas
originales antes de exponerlo al público?
-Las motos llegan muchas veces en muy mal estado, tanto mecánico como
estético. Durante años nos hicimos con material obsoleto y repuestos de
talleres o bien de desguaces y chatarras. Tuvimos que basarnos además en
cantidad de información gráfica, manuales y revistas de época que por
fortuna recopilaba nuestra familia. Por Internet también conoces a
muchos aficionados, existen mercadillos, ferias de piezas y puedes
cambiar material pues el trueque funciona mucho en esto.
-¿Qué
pieza consideras que tiene un mayor valor en vuestra colección familiar?
-Es muy difícil señalar una, porque a todas les hemos dedicado cantidad
de tiempo y de ganas. Pero hay una moto que es especial, sobre todo por
el lado sentimental. Es una BSA de 1945, de una marca inglesa ya
desaparecida, que nuestro abuelo siempre mantuvo. Él de pequeño las
arreglaba, compraba o vendía y esa moto la conservó. Es el origen de
nuestra colección y afición.
-Mucha
gente en Villaquilambre no conoce tu afición, ¿has pensado exponer parte
de la colección aquí?
-La verdad es que tampoco nos lo hemos planteado, pero estamos abiertos
a exponer una muestra. Porque el museo entero no lo podemos traer con
ciento y pico motos repartidas en dos plantas. Hace doce o trece años ya
hicimos una pequeña exposición aquí en Villaquilambre, las pusimos en la
Plaza del Ayuntamiento una mañana y tuvieron su éxito.
-¿Qué
hay de mágico en recuperar un vehículo de los de antes?
-Es difícil de explicar y transmitir. Es el placer de reconstruir algo
que es viejo, obsoleto. Las mecánicas de antes vibran, suenan...,
transmiten cantidad de sensaciones aparte del visual. Estos vehículos
requieren tu aportación para que funcionen. De modo que es más activa la
relación entre la moto y la persona. ∆
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