DICIEMBRE 2006
LA POLITICA DEL MIEDO
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La tendencia en la que quieren involucrarnos a todos es la derivada
del 11-S, la política del miedo, la inseguridad, el terror. Y en esa
línea van todas sus propuestas: más policía, más vigilancia, más
penas para los delincuentes, más dureza en las sentencias. |
Desde luego, no se puede negar que el Partido
Popular está desarrollando sus dotes cinematográficas en un nuevo género: el
cine político, una versión revisada y reorientada del No-Do que cultivó su
predecesor. De momento le están cogiendo el gusto a los vídeos
publicitarios, luego llegarán los cortos, y de ahí a los grandes montajes.
Ya lo estoy viendo, estreno a todo trapo con alfombra roja, flashes de
fotógrafos, Acebes de esmoquin, en su papel de Tom Cruise por un día,
firmando autógrafos a los jóvenes de Nuevas Generaciones... Y en la
marquesina: "Zapatero: la película". A lo mejor es que les ha gustado la
estela de Michael Moore, el azote de Bush, y pretenden seguirla... de lejos.
El caso es que nos están deleitando con unas joyas propagandísticas de
primera categoría. Este último vídeo sobre seguridad es una sucesión
escogida de escenas urbanas oscuras, rápidas, confusas; agresiones y actos
vandálicos; barricadas, calles incendiadas, ciudades en estado de sitio;
contenedores volcados, adoquines llenos de sangre, armas, tiroteos,
cadáveres entre los contenedores de basura; sirenas de policía, detenciones,
ciudadanos que hablan de su miedo. Es de destacar que se hace especial
hincapié en la presencia de bandas internacionales, pandilleros extranjeros
y el aumento de la inmigración, por supuesto absolutamente descontrolada,
para que la gente no pase por alto el dato y le vaya cogiendo miedo a los
moros, los negros, los sudacas y los rumanos. Si el Ku Klux Klan hubiese
hecho un vídeo para prevenir a la población de la invasión de los negros, se
parecería a éste.
Finalmente aparece Rajoy, en amplio y diáfano primer plano, sonriente,
inspirando confianza. También Astarloa, que confianza, lo que se dice
confianza, no inspira. Su inquietante presencia física podría haberle
abierto las puertas del cine en la línea de Boris Karloff, con quien guarda
un notable parecido.
Pero lo mejor es la música, qué importante es la música en un film para
crear ambiente. Por eso a este spot le han colocado una versión de orquesta
sinfónica con coro catedralicio, que aporta un tono apocalíptico muy acorde
con la intención del vídeo. Comienza con unos compases repetitivos que van
ganando velocidad progresivamente, en paralelo a la intensidad emotiva del
vídeo. La tensión va in crescendo hasta que... se hace el silencio. La
pantalla se vuelve de un dulce azul celeste y aparece la palabra clave:
alternativa. The End.
La intención del vídeo es demasiado evidente, con lo cual, pierde todo el
interés que pudiera tener como documento político serio. Sin embargo permite
comprobar por dónde discurren las mentes pensantes de la derecha de este
país y cómo llevan la indigestión de las últimas elecciones. Y la llevan
mal, mal, mal. La tendencia en la que quieren involucrarnos a todos es la
derivada del 11-S, la política del miedo, la inseguridad, el terror. Y en
esa línea van todas sus propuestas: más policía, más vigilancia, más penas
para los delincuentes, más dureza en las sentencias. Si esto se convirtiera
en un estado policial, controlado por un estado protector y vigilante,
algunos serían más felices que un ratón encima de un queso. Querrían
insuflarnos la obsesión por la seguridad que tienen los americanos, para
quienes se ha convertido en una neurosis nacional. Querrían levantar una
sociedad llena de desconfianza, donde la gente se relacione bajo la
sospecha. La ley recientemente aprobada por el Senado de los EE.UU. es un
ejemplo de la línea a cuyo rebufo pretende ir nuestro patriota Partido
Popular. El sistema judicial americano ha quedado diseñado con los agujeros
suficientes para que -siempre para apoyar la lucha antiterrorista, claro-
puedan justificarse numerosos atropellos legales, a saber: detenciones
indefinidas sin cargos, admisión de testimonios conseguidos bajo tortura,
entre otros. Importantísima es la supresión del habeas corpus, el derecho de
un detenido a ser llevado ante un juez para que sea éste quien establezca la
legalidad o ilegalidad de su detención.
Pues hacia ahí nos dirigimos. El PP pretende alimentar aquí la misma semilla
del miedo que está volviendo locos a los americanos. Y bajo el miedo, ya lo
sabemos, se producen las conductas más irracionales que podamos imaginar.
Desde luego, no es lo que necesitamos. No es lo que queremos./
C.F. |