Siempre nos han hablado de la complejidad del Universo. Hay múltiples y
complicadas teorías que intentan explicarlo. Pero, ¿y si todo fuese más
sencillo? David Luján en su "Universo reflexivo" (Almuzara) hace un
estudio de las investigaciones más recientes y defiende que la ciencia
actual se encuentra limitada a causa de sus métodos de segmentación de
la realidad. A partir de ahí nos hace una propuesta arriesgada: ver la
realidad que nos rodea "relativa, interdependiente y multidimensional",
desde una visión global del Universo. Una sola teoría, una sola idea
podría explicarlo todo.
“Si
todo el Universo es una gigantesca red de información, el ADN sería una
especie de antena receptora de radio que recibe frecuencias que luego se
transmiten a los genes.”
“Algunos científicos admiten que el 70% del cerebro se forma por
interrelación con el entorno. Según cómo te integres, así creces.”
“Antiguamente en Grecia y hoy lo siguen haciendo en Oriente, un padre o
un maestro no le dice al niño lo que tiene que saber -que es lo que se
hace- sino que le formula preguntas dirigidas para que encuentre por sí
mismo lo que se le quiere mostrar.”
“Trabajo con la idea de que una sola teoría tendría que dar sentido a
todo, porque no existe nada separado, todo está interrelacionado. Creo
que la Teoría Integral explicaría enigmas de muy diferentes materias.” |
Texto: Mariló Hidalgo
Cuando hablé con él lo primero que me preguntó era
si me había leído el libro -pocos de sus amigos lo habían hecho-. Su
interlocutora no era una especialista en el tema pero sí una curiosa a quien le
había llamado la atención el título de la obra y quería conocer más. A partir de
ahí surgió nuestra conversación. Quiero decir con esto que aunque en la
entrevista no aparezcan referencias a teorías, personajes científicos, debates,
datos y demás, no quiere decir que no estén abundantemente documentados en el
libro. Simplemente pensé que si las cosas eran tan sencillas, para hablar de
este tema no nos harían falta.
-El libro se
titula "Universo reflexivo". ¿Por qué el Universo se pregunta por qué?
-Si tú
miras alrededor ves que todo lo que te rodea no ha podido ser creado al azar.
Algunas ciencias actuales sí creen en el azar, pero también dicen que ha tenido
que ocurrir un milagro cada quince segundos para que esto naciera y se
mantuviese en pie. No creo que se trate de un milagro azaroso y tampoco creo en
un Dios. Un día encontré una frase muy lógica que decía, 'no se puede dar nada
que no se tenga previamente'. A partir de ahí pensé que si el hombre vivía en
una continua búsqueda del porqué de las cosas era porque el Universo también lo
hace, es reflexivo.
-Antes,
cuestiones como 'quiénes somos' o 'de dónde venimos' se las hacían los
filósofos. Hoy los científicos se plantean esas mismas preguntas. ¿Qué quiere
decir este cambio?
-La
pregunta casi daría para escribir un libro entero. La Mecánica Cuántica antes
era como las leyes de Newton, una física de las cosas tangibles, que se podían
tocar. La ciencia ha ido avanzando y ha descubierto que la realidad se encuentra
en cosas más profundas. Ahí surge la Mecánica Cuántica, pero resulta que no la
puedes interpretar si no utilizas términos metafísicos, porque las cosas
aparecen, desaparecen, cambian. Y eso no lo puedes explicar físicamente. La
ciencia se apoya cada vez más en la intuición más que en la lógica lineal, por
eso se están recuperando las preguntas filosóficas.
-No obstante,
las disciplinas tampoco parecen distanciarse tanto entre sí como parecía.
-Trabajo
con la idea de que una sola teoría tendría que dar sentido a todo, porque no
existe nada separado, todo está interrelacionado. Creo que la Teoría Integral
explicaría enigmas de muy diferentes materias.
-Desde esa
perspectiva de la Teoría Integral ¿en qué cambiaría nuestra forma de ver el
mundo?
-En
todo, y en ese sentido, este libro es muy ambicioso. Lo primero sería un total
respeto a todo lo que nos rodea. Esta teoría rompe con el egocentrismo tan
propio del ser humano. Antes pensábamos que éramos el centro del universo, luego
nos dimos cuenta de que no era así. Pensábamos que el sol giraba a nuestro
alrededor y vimos que no era cierto. Se ha cambiado, pero aún queda mucho, y
seguimos pensando que somos más importantes que muchas de las cosas que nos
rodean. Si esta teoría se demostrara en toda su magnitud, nos obligaría a tener
el mismo respeto hacia todo lo que nos rodea, sea lo que sea, porque todo viene
de la misma energía y está en constante movimiento. En el fondo, todo lo creado
es fruto de una reflexión del Universo.
-"El secreto de
la vida no está tanto en descifrar la composición de los elementos -como se ha
hecho hasta ahora- sino en entender
la información. Es ahí donde se encuentra la clave de todo". Según esto que
comentas, ¿qué sería el ADN?
-Si todo el Universo es una gigantesca red de información, el ADN sería una
especie de antena receptora de radio que recibe frecuencias que luego se
transmiten a los genes. Se recoge información de zonas concretas, dimensiones
concretas, según tengamos sintonizada nuestra frecuencia. Según la Mecánica
Cuántica, uno capta una frecuencia y tiene ante sí una serie de probabilidades.
Pero si uno cambia de sintonía -como lo hace un transistor- captará otras ondas
y automáticamente conectará con otras realidades y probabilidades diferentes.
Hay que ver los pensamientos como ondas que nos afectan y afectan al entorno.
Recibimos de la red y volcamos información a la red. Me sorprende ver cómo los
científicos llevan años preguntándose cómo algo tan sencillo y pequeño como el
ADN puede albergar tanta información. Si coges ese punto receptor y le cortas
los canales que lo alimentan es como una radio que deja de sonar, se convierte
en algo muerto. En el mundo hay un estancamiento, nos creemos aislados cuando
todo está unido por invisibles corrientes que pululan por el aire.
-Esto que dices
choca con la visión tradicional que nos dice que en el ADN está todo escrito.
-Algunos
científicos admiten que el 70% del cerebro se forma por interrelación con el
entorno. Según cómo te integres, así creces. Se están dando cuenta de que no
sólo pasa eso en el 70% sino en el 100% porque somos una antena y las neuronas
se mantienen ahí por una radiación constante de ondas. Pero en nuestro caso
seríamos además un receptor reflexivo, que piensa, por tanto puede "orientarse",
no hace falta que nadie lo haga por él. El acto de aprender algo, por ejemplo,
supondría crear antenas receptoras para capturar información. Cada vez que
empleamos la voluntad en nuestra vida, en nuestros actos, damos golpes de
frecuencia, cambiamos de una sintonía a otra y por tanto de probabilidades. El
lenguaje que empleamos unos con otros, serían como códigos que sintonizan con
las distintas emisoras y recogen y envían información. Todo en el Universo son
ondas en constante movimiento y todos nos beneficiamos de ello.
-Dices en el
prólogo del libro que agradeces la ayuda de tu hija que te ayudó a ver la
naturaleza con ojos de niño. ¿Qué nos estamos perdiendo los adultos?
-Algunas
culturas conservan esa intuición innata del hombre que les aporta conocimientos
amplios y profundos de todo cuanto les rodea. En la nuestra poco a poco se ha
ido perdiendo. La mirada que tenemos es táctica y física, con lo cual nos
perdemos el alma de los objetos, lo que está detrás. Y digo hemos, porque antes
lo teníamos. Hemos pagado el precio -sobre todo desde el inicio de la revolución
industrial- de perder esto a cambio de tecnología. La observación, la intuición,
la búsqueda es lo que muchos científicos intentan obviar o apartar.
-Pero también
existen otros científicos que lo emplean y han llegado a formular interesantes
teorías que obligan a plantearse muchas cosas.
-Sería
increíble poder unir por ejemplo budismo con la Mecánica Cuántica. Eso se está
empezando a hacer y es lo que está permitiendo ir más allá. El problema es que
la mayoría de científicos son empiristas y eso está suponiendo un freno en la
investigación. Hay que dar un salto.
-Te confiesas
amante y gran observador de la naturaleza. ¿Qué te ha susurrado al oído?
-Desde
pequeño la naturaleza me ha apasionado. Recuerdo que mis padres me llevaron al
psicólogo porque me atraía más jugar con las hormigas o estar en el campo
observando el aire, los árboles, las hojas, antes que jugar con mis amigos. Nací
escuchando a la naturaleza. Mi relación con ella ha sido a través de preguntas,
de observación. Eso te lleva luego a plantearte cosas que no son racionales, son
casi intuiciones y a partir de ahí tiras del hilo. Al final acaban siendo
conclusiones científicas pero desde otro planteamiento. Se trata de ser un
pensador lógico.
-Dices en tu
libro que "nada por sí solo puede existir. Todo está interconectado de tal
forma que sólo la absoluta interdependencia genera la vida". Si esto es así,
¿cómo se puede explicar la actitud de una sociedad que potencia cada vez más al
individuo como eje en torno al cual se articula la vida? ¿Cómo se ha llegado
hasta aquí?
-Nuestro
cuerpo, nuestra vida, todo cuanto nos rodea forma parte de esa interdependencia,
sin embargo nos hemos alejado mentalmente de ella. Y digo mentalmente porque si
esa interdependencia no estuviese por encima de nuestros planteamientos, no
existiríamos. El cerebro humano ha seleccionado una sola línea para funcionar y
avanza por ella, eso es lo que ha hecho también la cultura occidental. Se
selecciona una cosa, se levantan barreras alrededor, se defiende para poder
continuar el camino y se ignora todo lo demás y a los demás. Somos seres
producto de esa interdependencia, que curiosamente defienden vivir aislados.
-¿Qué crees que
hace vibrar la vida?
-Mi idea
se aproximaría más al taoísmo, disciplina que no tiene adjudicado un Dios. El
Dios sería todo, el propio movimiento de la naturaleza, lo que nos envuelve. No
existe un ente aislado como nos han hecho creer. Dios sería toda la energía que
hace vibrar la vida. Mientras más te sientas en esa interdependencia, más
vibración tendrá la vida. Más energía emites, más energía percibes.
-¿Qué dosis de
imaginación es necesaria para entender el Cosmos?
-La
imaginación es un entrenamiento y entrenamos poco. En otras culturas desde niños
se les enseña a interpretar, buscar, preguntarse, observar. Aquí por ejemplo la
religión te dice que creas las cosas por que sí, por fe. Antiguamente en Grecia
y hoy lo siguen haciendo en Oriente, un padre o un maestro no le dice al niño lo
que tiene que saber -que es lo que se hace- sino que le formula preguntas
dirigidas para que encuentre por sí mismo lo que se le quiere mostrar. No se
proporciona información sino que se enseña a capturar esa información, a
sintonizar los receptores.
-Al final del
libro haces una reflexión: "Necesitamos construir una sociedad que se mueva de
forma similar a como lo hace la naturaleza". ¿Por dónde empezamos?
-Primero
habría que repasar la historia para ver los errores cometidos: personas que se
han apropiado de unas ideas y las han conducido en una dirección, luego otras
las han girado en dirección contraria porque no funcionaba lo que había. El
mismo error en distintas direcciones. Lo que hace falta es cambiar de rumbo sin
olvidar lo que hemos aprendido, pero por caminos distintos a los emprendidos
hasta ahora. Aunque pueda ser idealista creo que las bases para un nuevo mundo
serían sin dirigentes. Por cierto, es el título de mi próximo libro. ∆ |