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AGOSTO 2006

Violencia de género
¿Por qué?

 En 2005 fueron 74 las víctimas por violencia doméstica. En lo que va de año ya se han contabilizado más de 36 muertes. A este ritmo, antes de que termine el año más de medio centenar de mujeres habrán perdido la vida en nuestro país a manos de su pareja. /Texto: Mariló Hidalgo

 

El Congreso aprobó en 2004 de forma definitiva y unánime la Ley Integral contra la Violencia de Género. Posteriormente se crearon juzgados especiales para abordar este problema y coordinar a todos los agentes implicados en el proceso (fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, fiscales, forenses, psicólogos, magistrados) que recibirían una formación específica para que las víctimas fuesen atendidas en todo momento por especialistas en la materia. A pesar de todas estas medidas, una de cada siete mujeres admite ser víctima de maltrato y sólo uno de cada cien casos acaba en un juzgado.
Vamos a hacer un viaje al origen del problema, sólo desde ahí se pueden ver otras perspectivas. Esta es nuestra propuesta.

 Somos diferentes

Hombre y mujer están construidos de forma diferente, con materia diferente y siguiendo diseños diferentes. Los descubrimientos científicos avalan esta afirmación. Vayamos por partes:
Los cromosomas que se encuentran en cada una de las células de nuestro cuerpo, contienen genes que determinan las características de cada persona. En este sentido las mujeres poseen dos cromosomas X y los hombres portan un cromosoma X y uno Y, responsable este último de las características masculinas. Siempre se pensó, o por lo menos así nos lo hicieron creer, que el XX -la Eva, el sexo débil- había partido del XY -Adán, el sexo fuerte-. Vamos, lo de la costilla. Hace unos años, la prestigiosa revista Science publicó un estudio de los científicos Bruce Lahn de la Universidad de Chicago y David Page del Instituto Whitehead en Cambridge en el que aseguraban que el cromosoma Y era una versión erosionada del cromosoma X. Ambos tenían el mismo origen pero no habían evolucionado de la misma manera. Posteriormente y después de secuenciar el cromosoma X, proyecto -publicado en Nature- en el que participaron más de doscientos cincuenta científicos, se llega a la conclusión de que dicho cromosoma es mucho mayor que el Y, contiene 1.100 genes, casi el 5% del genoma humano, mientras que el Y posee menos de 100. La mujer posee además dos copias de dicho cromosoma aunque uno de ellos se cree que está en gran parte desactivado. Los investigadores coinciden en señalar que las diferencias entre los dos sexos son en estos momentos "intrigantes" e incluso se atreven a decir que ello puede significar que no existe un genoma humano, sino dos: uno masculino (el cromosoma X de los hombres es el mismo para todos) y otro femenino (el cromosoma X de las mujeres muestra patrones genéticos distintos). Si nos fijamos en el cerebro, la periodista Teresa Viejo autora de "Hombres: Modo de empleo" (Martínez Roca), también afirma que encontramos importantes diferencias. "Las mujeres -explica- gozan de una red mucho más intensa y sofisticada de conexiones cerebrales, de modo que el transporte de un hemisferio a otro es infinitamente más fluido. El hombre presenta mayor desarrollo del derecho, mientras que en la mujer ambos son casi iguales y están mejor conectados. El cerebro femenino depura la especialización y se hace polivalente, el masculino no".

 

El cromosoma X es mayor que el Y. Contiene 1.100 genes mientras que Y posee menos de 100.

Pasa lo mismo con el diseño de nuestros cuerpos, resultado de miles de años de evolución biológica y de adaptación al medio. Desde esta perspectiva el catedrático de Fisiología de la Universidad de Extremadura, José Enrique Campillo nos comenta que "el macho de la especie humana -especialmente de cintura para abajo- es exactamente igual que cualquier macho de otra especie. Mientras que la mujer tiene una serie de características fisiológicas que la hacen radicalmente distinta a cualquier otra hembra que exista, incluidas las monas. Han sido ellas quienes a lo largo de millones de años de evolución soportaron cambios en su organismo que impulsaron la evolución de la especie humana". En su libro "La cadera de Eva" (Editorial Crítica) defiende la importancia de ese hueso femenino en la evolución humana. "Somos los que somos gracias a un hueso, que no fue la costilla de Adán como dice la Biblia, sino la cadera de Eva como señala la ciencia". Pasamos de andar a cuatro patas a caminar sobre dos y a partir de ahí se desencadenaron importantes cambios en la evolución humana.

 ¿Ellos cazadores, ellas recolectoras?

Al calor de la lumbre se cobijan tres pequeños con hambre. La mujer busca leña para alimentar el fuego mientras esperan la llegada del cazador que surge entre las sombras con una pieza ensangrentada sobre los hombros.
Esta escena que recogen numerosas películas y novelas, es pura invención. "No es algo que diga yo, explica el profesor Enrique Campillo, es algo demostrado científicamente. Hasta hace muy poco los libros de evolución sólo hablaban del macho, del mono cazador; la hembra siempre tuvo un papel secundario. Era él quien llegaba con la pieza cazada a cuestas y alimentaba a la prole. Pero aquel hombre primitivo era frágil, con muchas limitaciones físicas. La caza era muy peligrosa sobre todo en las llanuras y tampoco tenían utensilios para llevarla a cabo. Por los datos que se han podido recoger, es más probable que los hombres se agrupasen para juntos recorrer grandes extensiones de terreno en busca de carroña comestible. En el mejor de los casos recogían huesos para aprovechar la médula y el encéfalo, ricos en proteínas y grasas. El llamado sexo fuerte, lo era en músculo o tamaño corporal, pero no era el que alimentaba al grupo. Las hembras, los miembros en teoría más débiles, eran las que alimentaban a estas sociedades y lo han seguido haciendo hasta ahora". Hemos podido conocer que ellas no sólo recolectaban alimentos, sino que también organizaban la aldea, construían chozas, se encargaban de la comida y la distribuían. La agricultura y ganadería eran la base sobre la que se edificaron estas primeras tribus. Todo lo recibían de la tierra, que para ellos era una especie de madre gigante que "paría" alimentos y hacía posible la vida. El antropólogo Desmond Morris explica en su libro "Masculino y Femenino" (Plaza & Janés) cómo esa Madre Tierra se convierte en una Diosa todopoderosa, símbolo de fertilidad de cosechas y animales, y responsable también de la fertilidad de la hembra humana que con frecuencia y mediante ritos que hoy aún se conservan, pedía a la Diosa la bendición de los hijos.

El mito del hombre cazador que alimenta a la tribu, es falso. Son las mujeres las que desde siempre han proporcionado el alimento y sustento necesario al grupo.

La mujer al igual que la Diosa poseía el don de crear vida, y en ese proceso el hombre era colaborador. La mujer se siente cada vez más atraída por la Diosa Madre y a base de observar y experimentar, se introduce en los misterios y la sabiduría de la tierra, descubre el poder de sanación, la magia de la sexualidad y los secretos de la Diosa. Preciado conocimiento que fue pasando de generación en generación. La Diosa y sus enseñanzas serían el referente para la humanidad durante miles de años.
Si el poder y la capacidad de crear vida, el origen de la creación siempre estuvo asociado con lo femenino, ¿de dónde surge la imagen actual del Dios varón? La filósofa y gran estudiosa del tema, Victoria Sendón explica que ha investigado los arquetipos femeninos y es "impresionante comprobar cómo se ha dado la vuelta a todo. Las diosas que siempre fueron poderosas, independientes y benéficas, bajo los signos patriarcales pasan a ser maléficas, supeditadas a un dios y sometidas en ocasiones al ridículo". Sendón aclara que existe una etapa comprobada científicamente en la que existieron sociedades solidarias, igualitarias, donde no existían armas, se dedicaban a la agricultura y ganadería, y adoraban a la Gran Diosa Madre de la Tierra. "Cinco mil años antes de Cristo tuvo lugar una invasión en toda Europa de tribus patriarcales, guerreras, nómadas. Sociedades de dominación procedentes de la zona euroasiática. Poco a poco invadieron el sur de Europa hasta llegar a Creta, el último reducto de ese modelo de sociedad matriarcal. Primero utilizaron la fuerza, pero la historia ha demostrado que la dominación sólo por la fuerza no pervive, así que lo siguiente fue cambiar la cultura, creencias, mitos... todo el orden simbólico. Las diosas entonces se convirtieron en dioses. Y hay una cosa muy curiosa, después de esto transcurren mil años de los que no se conoce absolutamente nada, se les denomina los "siglos oscuros". Hasta que aparece un "nuevo mundo" con unos dioses impuestos, sociedades basadas en la dominación, donde la mujer es relegada y obligada al sacrificio y a la sumisión total. Las espadas son sustituidas por otras armas: el matrimonio y la familia patriarcal. La misma palabra familia, significa grupo de esclavos, hijos y mujeres al mando de un patriarca. Ahí empieza la llamada 'dominación simbólica', dominación asumida inconscientemente que se ha perpetuado de generación en generación". Una dominación que el macho lleva a cabo utilizando violencia, control y ejerciendo el derecho de uso y disfrute de los servicios sexuales de algo que pasó a ser de su propiedad, la mujer. A partir de aquí la historia comienza a ser escrita bajo la visión y el lenguaje del dominador.
¿A qué obedeció esta especie de "golpe de estado"? nos preguntamos. Muchas religiones, no sólo la católica, hablan de una rebelión en los cielos que no difiere mucho de lo que ocurrió aquí en la Tierra. Según esto, algún "Dios" protector de lo masculino se rebeló contra el poder de "Lo Femenino" -auténtico origen de lo creado- y usurpó temporalmente el mando.
El patriarcado intentó por todos los medios aniquilar lo femenino exaltando lo masculino y sustituyendo los valores de la Diosa -visión, intuición, instinto, unidad, generosidad, profundidad, fuerza interior, sensualidad, magia- por los suyos: deber, estatismo, silencio, destrucción, separatividad, normas, razón...

 Cuando algo poderoso es reprimido

...lejos de desaparecer, aguarda en la sombra, a la espera... para surgir con la fuerza de un volcán.
El hombre sometió a la mujer desde el único lugar desde donde podía -con su fuerza física, con normas, con la moral, con la religión-, aún así ellas siempre dominaron el mundo interior, por eso nunca se llegaron a separar de la Diosa, de lo femenino y de su poder. Nunca se desconectaron de lo sagrado. Victoria Sendón asegura que "dentro de cada una de nosotras están grabadas esas claves primigenias de la Diosa y aún no las conocemos: fuerza, capacidad, potencial, inteligencia, poder. Para descubrirlas -continúa- tenemos que quitarnos de encima la inseguridad y potenciar al máximo la creatividad. Con ella podríamos comernos el mundo como un sandwich. La mujer no pretende ser igual que el hombre, sino cuestionar el código secreto de un orden patriarcal que convierte las diferencias en desigualdades".

La mujer poco a poco está despertando de su letargo, está descubriendo esas claves ocultas de lo femenino dentro de ella y como consecuencia siente una necesidad irrefrenable de cambiar el orden de las cosas. Por ello está dispuesta a enfrentarse a todo lo políticamente correcto y a meter la nariz en lo que moralmente ha sido tachado como malo o le ha estado prohibido. Rompe el silencio de su cuerpo y de su mente y se deja ser, sin miedo. Se atreve a mirar dentro y ve un arco iris de colores nunca vistos. Siente una potente energía que la inunda, una especie de volcán que reclama libertad... Algunas han decidido abrirle paso...
Esta corriente de rebeldía hoy recorre todo el planeta. Movimientos de mujeres en todo el mundo dan prueba de ello.



"Los maltratadores suelen ser hombres que creen en el estereotipo masculino, creen que por ser hombres tienen el poder dentro de casa y desean mantenerlo a toda costa, usando para ello la violencia física y psicológica"

M.A.Cueto

 ¿Por qué un hombre agrede a una mujer?

Para Mª Jesús Hernández, responsable del Area de Mujer del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, se trata de "una forma de ejercer el poder ya sea a través de la fuerza física, psicológica o sexual, y necesariamente implica la existencia de una persona en posición superior respecto a otra. La violencia de género la sufren las mujeres simplemente por el hecho de serlo. Es una cuestión de dominación masculina en la que el hombre, considerando inferior a la mujer intenta dominarla para así dejar claro que es superior a ella".
Mesas y armarios de juzgados están llenos de expedientes donde aparece relacionado este tipo de comportamiento violento con un intento de liberación, crecimiento o cambio en la vida de la mujer. "El inicio de los malos tratos en una relación suele coincidir -señala Mª Jesús Hernández- con períodos como: el noviazgo -donde aparecen pequeños incidentes violentos sutiles que la mujer no percibe como tales- o el inicio de una convivencia en pareja. Pero también pueden aparecer en momentos en los que aumenta el poder personal de la mujer por cambios en su vida a nivel profesional, cuando se libera personal y socialmente, lo que conlleva por tanto a una independencia económica. Es entonces cuando ésta pide más ayuda, más colaboración por parte del hombre y éste por miedo a perder el poder de autoridad y económico, y viendo amenazada su supuesta superioridad sobre la mujer, se comporta de forma más violenta. Los maltratadores suelen ser hombres que creen en el estereotipo masculino, creen que por ser hombres tienen el poder dentro de la casa y desean mantenerlo, usando para ello la violencia física y psicológica, si la liberación de su pareja como mujer y como profesional se convierte en amenaza". El psicólogo Miguel Angel Cueto, Presidente de la Asociación Española de Especialistas en Sexología, añade que "nos encontramos ante una mujer que ya no necesita de su pareja para sobrevivir económicamente, que tiene una vida fuera de la familia y es consciente de la igualdad entre hombre y mujer que se relaciona y tiene más recursos sociales. En esta situación el agresor consiente de la pérdida de sus privilegios y pudiendo perder el control que pretende ejercer sobre su pareja, da un salto en ese dominio y aparece la agresión".

Las formas de violencia contra la mujer en el entorno familiar, contexto donde debería de sentirse más protegida, son variadas nos explica Miguel Angel Cueto. "Puede ser a través de la violencia física: empujones, golpes, patadas... que producen daño físico, miedo y malestar en la víctima. Violencia psicológica o abuso emocional: actos de degradación, humillación, chantaje emocional, insultos, hacerla sentir loca, culpabilización, control de sus actividades, etc. Atenta contra las defensas psicológicas de la mujer, contra su autoestima y percepción, conlleva graves consecuencias ya que bloquea los recursos de la mujer. Violencia sexual: abuso, violación o coerción sexual en el sentido de forzar a realizar prácticas sexuales que resultan degradantes o humillan a la mujer. El agresor intenta que la mujer cumpla con las funciones impuestas por su rol de género o bien utiliza las prácticas sexuales como medio de reconciliación o castigo".
El 29 de junio de 2005 iniciaron su andadura los juzgados especializados en combatir la violencia que sufren las mujeres -algo más de 430 juzgados en toda España-. En algo más de un año ya han atendido más de 120.000 denuncias, según el Consejo General del Poder Judicial. La pregunta que está en la calle es ¿existen ahora más casos de maltrato o es que sale a la luz algo que antes permanecía oculto? Desde el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, Mª Jesús Hernández nos comenta que el hecho de que cada año aumente el número de denuncias no demuestra que el maltrato vaya a más, sino que aumenta la sensibilidad social por el tema y que las víctimas se sienten cada vez más protegidas. El problema de la violencia contra la mujer existe desde tiempos inmemoriales aunque ha permanecido oculto debido fundamentalmente a la creencia social de que admitir su existencia sería una intromisión y que atentaría por tanto contra la integridad de la familia. En los últimos años se ha trabajado mucho para documentar la incidencia de la violencia, tomar las medidas necesarias en prevención y acabar con la misma. Hoy se considera a la violencia no sólo como un mal social sino como un delito y se trata como tal. Ha aumentado la conciencia social de esta lacra, se trabaja desde diferentes ámbitos, como el policial, sanitario, judicial y social para unificar criterios y de forma coordinada poder prevenir la violencia de género".
El psiquiatra Luis Rojas Marcos decía en su libro "Las semillas de la violencia" (Espasa) que la violencia no se adquiere sino que se aprende. Si es así, ¿quién la enseña?

El maltrato atenta contra las defensas psicológicas de la mujer, contra su autoestima y percepción. Conlleva graves consecuencias ya que bloquea los recursos de la mujer.

Foto: Fer

Hernández cree que "la violencia es una conducta aprendida a partir de modelos familiares y sociales (videojuegos, medios de comunicación, cine...) que la definen como un recurso válido para resolver conflictos. Es frecuente en la familia la retirada del afecto como forma de desaprobación del comportamiento, la descalificación del niño o la niña en lugar de descalificar su conducta, un 'eres tonto' en lugar de 'a veces haces tonterías', o el cachete que 'se lo estaba buscando'. Muchas mujeres verbalizan que sus agresores han sido maltratados o han sufrido abusos en el pasado o han sido testigos de violencia entre sus padres, es decir, han llegado a normalizar la violencia como forma habitual de actuación en sus relaciones familiares. De todas formas es importante destacar que no todas las personas que en su infancia han presenciado conductas violentas, como víctimas directas o testigos de las mismas, desarrollan en su vida futura un carácter violento".
El psicólogo Miguel Angel Cueto insiste en que este tipo de violencia nos rodea desde que nacemos. "Estamos inmersos en un sistema de patriarcado, en el que el predominio del hombre sobre la mujer no sólo se ve en el matrimonio o en la pareja, sino que está presente en todos los estamentos sociales. El hombre ejerce poder y dominio sobre la mujer, es uno de sus 'privilegios y derechos' y por lo tanto a él le compete la forma en que los mantiene, siendo la agresión una forma eficaz. Estos son los valores que en la escuela, en la familia y en las instituciones se transmiten, fomentando que, a través de los procesos de socialización se constituyan en modelo de referencia dentro de las relaciones afectivas. Así, los procesos de socialización diferenciada en función del sexo se inician desde el momento mismo del nacimiento. Se une a la niña con su sexo incluyéndola en un rol que determina quién es, cómo jugar, cómo vestirse, cómo comportarse y qué funciones ha de desempeñar por ser mujer, se crean los estereotipos de género. Estos contribuyen a aumentar las diferencias entre hombres y mujeres, hablamos de una masculinidad y feminidad ligada a un conjunto de normas, valores y conductas presentes a lo largo de nuestra vida, relaciones, decisiones..."

 Futuro bajo lo Femenino

De la situación de poder, muchos hombres han pasado a la del temor por tener que convivir con mujeres que ejercen sus derechos y ver cómo aquello por lo que habían luchado se cae por su propio peso.
¿Y ahora qué? ¿Hacia dónde dirigir la mirada? Al hombre le toca descubrir su energía femenina -huella del creador- y para ello debe de cogerse de la mano de la mujer. Es ella quien ahora debe conducirle por el camino correcto para poder encontrarse consigo mismo. Un camino que ella empezó a recorrer hace tiempo. Un camino que circula al margen de ese Dios que él defendió y que utilizó a los hombres como títeres, haciéndoles creer que eran los amos y señores.
Los pasos que a partir de ahora dé el hombre irán íntimamente ligados a la liberación de la mujer que pasa de ser esclava a ser guía en esta nueva andadura.

Los pasos que a partir de ahora dé el hombre irán íntimamente ligados a la liberación de la mujer.

Hablando de este tema con la periodista Teresa Viejo, comentaba que ahora la mujer tenía ante sí a un hombre algo indeciso a medio camino entre el hombre fuerte -que se supone tenía que ser- y el frágil y emocional que parecía surgir. "Es un momento de mucha paciencia, hasta que vaya haciendo migas con el componente femenino de su personalidad, herencia del zigoto híbrido -todos los seres vivos nacen hembra- que fue en sus comienzos". Al final comentaba, "me resisto a creer que los hombres busquen a mujeres que ya no existen, y nosotras hombres que aún no han nacido".
Nace una nueva mujer que no habla de feminismo ni de machismo, sino de Lo Femenino. Energía que contempla al hombre y a la mujer y les abre nuevos espacios que ambos deben descubrir desde su diferencia, desde su unidad. Nos encontramos ante una aventura donde hay mucho por aprender. ∆

 

Temor a no dar la talla

Miguel Angel Cueto
Foto: J.M.López

"El culto al coito ha hecho que el hombre olvide otros aspectos de contacto físico y expresión de afectos. Le ha llevado a preocuparse en exceso por la consecución del orgasmo"

El psicólogo Miguel Angel Cueto acaba de publicar "Sexo en la pareja" (Biblioteca Nueva), un libro donde se combinan datos científicos con la práctica cotidiana fruto de sus muchos años de trabajo en este terreno tan complejo. Quisimos conocer su opinión sobre algunos datos aparecidos en la prensa.

-Dos millones de españoles sufren disfunción eréctil (Congreso Internacional de Medicina General Española). ¿Cuántas de estas alteraciones podrían estar relacionadas con la liberación de la mujer (temor a no dar la talla, eyaculación precoz)?
-La disfunción eréctil se debe a la combinación de factores fisiológicos y psicológicos. Dentro de estos últimos la ansiedad de ejecución y el miedo al fracaso actúan como variables precipitantes o mantienen la disfunción. Los fracasos que haya podido tener el hombre para mantener la erección condicionan una respuesta de ansiedad y malestar psicológico ante la que el varón responde con diferentes estrategias: Una, observa activamente su conducta y su respuesta fisiológica durante la interacción sexual, con lo que deja de focalizar su atención en las sensaciones placenteras que la estimulación le reporta. Otra, intenta evitar nuevas situaciones sexuales. La actitud de la pareja es de vital importancia para el mantenimiento de la disfunción eréctil. Cabello y Lucas (2002) y el equipo del que formo parte, hemos observado que las mujeres con buen funcionamiento sexual suelen presentar conductas demandantes de mayor intensidad que presionarían más al hombre. La demanda, después de uno o varios fracasos en la consecución de la respuesta sexual, haría que el hombre reaccionara negativamente evitando las situaciones sexuales lo que refuerza su patrón de comportamiento de ansiedad y evitación de las relaciones sexuales.

-Son muchos los hombres que están afectados por eso de no cumplir con el estereotipo masculino forjado a lo largo de la historia. ¿Crees que nos encontramos ante el nacimiento de un nuevo hombre? Si es así, ¿cómo lo dibujarías?
-En nuestra cultura la vivencia sexual está asociada al modelo coital, joven y heterosexual. El culto al coito ha hecho que el hombre olvide otros aspectos del contacto físico y la expresión de los afectos que no deriven en esta práctica, de igual modo que le ha llevado a preocuparse en exceso por la consecución del orgasmo.
Actualmente se intentan fomentar otros valores en torno a la sexualidad, alejándola de la genitalidad y orientándola hacia la sensorialidad. Nuestra piel está dotada de células receptoras de la estimulación, sensibles a las caricias y al contacto sexual; hemos de aprender a disfrutar de estas sensaciones por el mero hecho de "sensar", acabando así con la ansiedad por conseguir un orgasmo que convierte al varón en espectador de sus propias interacciones sexuales y mediatiza su placer.
Estamos en el camino para conseguir un nuevo modelo sexual, alejado de viejos estereotipos, que dé una mayor libertad sexual al hombre alejándole del mito de la virilidad asociada a la ejecución sexual, pero todavía quedan muchas barreras por franquear.

-Otro dato: durante los últimos cincuenta años la calidad del semen ha descendido a casi la mitad de su concentración espermática por centímetro cúbico. Aunque supongo que será un tema complejo, ¿me podrías señalar factores que podrían influir en este hecho?
-La calidad de los espermatozoides ha disminuido en los últimos diez años, siguiendo las estadísticas de la Clínica Tambre en Madrid donde el 75% de los posibles donantes fueron rechazados.
No se conoce a ciencia cierta cuáles son las causas de este descenso en la concentración y movilidad de los espermatozoides. Las primeras investigaciones señalaron factores relacionados con el estrés, la dieta, el sedentarismo, el tabaquismo, la ingesta de alcohol y otras drogas, los medicamentos, los traumas testiculares o enfermedades como las paperas. El calor sería otro de los factores determinantes, ya que la bolsa escrotal mantiene los testículos a una temperatura de 34 grados, por lo que ciertas profesiones o condiciones físicas que sobrepasen esta temperatura afectarían a la movilidad y concentración del esperma. Un estudio del Instituto Marqués de Ginecología y Obstetricia de Barcelona y de la Maternidad Belén de La Coruña ha encontrado que los espermatozoides de los varones de Barcelona presentan unos valores de normalidad del 35% frente al 59% de los de La Coruña. Los responsables de este estudio culpan a la contaminación como posible causa, más en concreto a la presencia de disruptores estrogénicos.
Los disruptores son unas 500 sustancias químicas liberadas diariamente en la atmósfera, agua y tierra de forma que pasan de una u otra forma a la cadena alimentaria, produciendo en el hombre un proceso de "feminización". Esto explicaría el que la producción de espermatozoides se vea afectada cada vez a edades más tempranas. ∆

 

Hipocresía de la Iglesia

-"Las víctimas de malos tratos provocan con su lengua. El varón generalmente, no pierde los estribos por dominio, sino por debilidad, no aguanta más y reacciona descargando su fuerza que aplasta a la provocadora...
... Por cada mujer muerta a manos de un hombre, hubo 1.350 niños asesinados por voluntad de sus madres". (Extracto de un artículo publicado en la hoja parroquial "Aleluya" (14-2-06) que se distribuye en la mayoría de las iglesias valencianas. Firmado por Gonzalo Gironés, catedrático de Teología)

-Una mujer que sufra malos tratos, por muy continuados que sean, no puede aducirlo como causa para pedir la nulidad del matrimonio. "El tema de los malos tratos es un asunto sobrevenido a la celebración del matrimonio y no está contemplado por la doctrina de la Iglesia como causa de nulidad del sacramento", explicaba el Portavoz de los obispos, Juan José Asenjo. (El Mundo, 18-9-02).

Ambos textos sirven para evidenciar el juego vergonzoso y la hipocresía que maneja esta santa institución. Por un lado es increíble que aún sigan defendiendo por encima de todo, ese concepto de matrimonio indisoluble, fórmula perfecta con la que han consumado a lo largo de toda la historia, el servilismo de la mujer ante el "dominio" y la "superioridad" del hombre. Que esta idea esté por encima de la integridad física de un ser humano, perdón, de una mujer, y que se argumente que, para tenerlo en consideración como causa de nulidad habría que mirar si esos malos tratos son sobrevenidos o anteriores al matrimonio -porque si se trata del primer supuesto no hay nada que hacer-, es para llevar el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Pero lo más increíble es que estas palizas, la degradación física y psicológica, el acoso, y en ocasiones la muerte de una mujer a manos del macho, se justifiquen. Es decir, que se considere normal que 'un varón pierda los estribos' por 'debilidad', porque 'no aguanta más', porque ha bebido, porque se aburre, porque no admite que ella encuentre un trabajo y se independice... y que por estas y otras circunstancias, el varón en cuestión se vea obligado a 'descargar' su fuerza sobre la 'provocadora'. Estamos ante el colmo del desprecio hacia la mujer, su capacidad y sus cualidades. Es la muestra evidente de ese temor que ha tenido siempre la Iglesia a que saliese a la luz uno de sus secretos mejor guardados: Que fue precisamente la mujer -María Magdalena- la elegida por Jesús para transmitir su mensaje (reportaje Fusión, nº 154), no Pedro. Esto explicaría la persecución histórica y la degradación del género femenino por parte de la Iglesia a lo largo de los siglos.
Cara a la galería la Iglesia practica la ambigüedad. Por un lado salen a la luz este tipo de declaraciones, y por otro están los desmentidos asegurando que estas palabras no reflejan para nada el sentir de la santa institución, que "condena los malos tratos y defiende la igual dignidad del hombre y la mujer".
La Iglesia ya no se puede esconder tras la ambigüedad, el silencio y la justificación. Se le está cayendo encima como una losa su descarado machismo, sus mentiras y sobre todo el peso de una sociedad que cada día se pasa más por el forro -perdonen la expresión-, sus "doctrinas" que, como en el caso anterior de la justificación de los malos tratos, son objeto de denuncia (delito de apología del terrorismo y de apología de violencia de género) por parte de colectivos que han dicho ¡basta ya! ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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