ABRIL 2006
NACIONAL
Prostitución: más derechos, menos hipocresía
Foto: Hetaira |
"Se ha demostrado que el prohibir no acaba con la prostitución, lo
único que consigue es que se desarrolle en peores condiciones, en
condiciones de clandestinidad" |
La prostitución genera posiciones encontradas entre los que abogan por la
abolición y los que creen que la solución es legalizarla. Para estos últimos
la prostitución es un trabajo y debe ser reconocido como tal, otorgando los
derechos correspondientes. La psicóloga
Cristina Garaizábal
defiende esta postura, como
Portavoz del Colectivo Hetaira,
que trabaja por el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del
sexo.
- Mientras que normas como el Plan
contra la esclavitud sexual del Ayuntamiento de Madrid hostiga a clientes y
prostitutas, desde Hetaira pedís leyes que legislen la prostitución como
trabajo. ¿Qué argumentáis para ello?
-Nosotras creemos que es fundamental diferenciar la prostitución que se
ejerce por coacción o chantaje de terceros, del sector de mujeres que por
decisión propia se dedica a la prostitución. En el primer caso la persona
está obligada a ejercer la prostitución, lo cual es un delito contemplado en
el Código Penal y eso hay que perseguirlo con mucho más ahínco del que se
está poniendo en la actualidad, garantizando los derechos de las mujeres que
denuncien esas redes y esas mafias. En el segundo caso creemos que es
necesario reconocer que la prostitución existe, que para esas mujeres es un
trabajo y que por lo tanto tienen derechos sociales y laborales, al igual
que el resto de trabajadores. Estos derechos serían contemplar que la
prostitución se puede ejercer de manera autónoma y también de manera
dependiente de terceros. No creemos que sea un trabajo como cualquier otro,
sino un trabajo particular por la significación que tiene la sexualidad en
nuestras sociedades y por el estigma que conlleva el trabajar como
prostituta. En esa medida creemos que es necesario recortar también los
derechos de los que gozan los empresarios de los clubes de alterne, que
ponen sus condiciones de trabajo, horario... a las prostitutas. Estas
condiciones tendrían que estar en manos exclusivamente de ellas.
-El reconocimiento de la prostitución como actividad
económica legítima, ¿qué derechos llevaría aparejados para las prostitutas?
-Desde el punto de vista material, las prostitutas tendrían derechos y
obligaciones regulados como el resto de los trabajadores. Por lo tanto al
pagar su Seguridad Social tendrían derecho a pensiones, bajas por
enfermedad, vacaciones... igual que el resto de los trabajadores. Una vez
reconocido esto, creemos imprescindible pactar también lugares de ejercicio,
donde se pueda trabajar con más tranquilidad y más seguridad, lo cual
repercutiría en la mejora de las condiciones laborales. Además, el
establecer claramente una diferencia entre lo que es el delito y lo que es
legal, ayudaría también a la lucha contra las mafias, porque actualmente las
mafias se apoyan en esa situación de indefinición legal que tiene la
prostitución. Por último, desde el punto de vista simbólico, en Hetaira
creemos que considerar que la prostitución es un trabajo ayudaría a
desestigmatizar un poco esta actividad, lo cual repercutiría favorablemente
en la consideración que la sociedad tiene de las prostitutas y en su propia
autoestima, que es reflejo de esa opinión social que hay sobre ellas.
-En este momento acudimos a un enfrentamiento entre un
sector de la sociedad que pide la abolición y otro que pide la legalización.
¿A dónde cree que llevan los dos caminos?
-El reconocer que es un trabajo llevaría a lo que te explicaba
anteriormente: a una mejora de las condiciones de trabajo de estas mujeres,
y a poder luchar mejor contra el estigma. Por otro lado, las posiciones
abolicionistas conducen en la práctica a una mayor discriminación de las
mujeres, a un empeoramiento de sus condiciones de trabajo y a una represión
de un sector importante de mujeres que no quieren abandonar esta actividad.
Por mucho que estas posiciones se defiendan desde una perspectiva positiva,
feminista y de preocupación por las mujeres, en la práctica sucede esto. De
hecho, hay experiencias históricas de abolición de la prostitución en otros
países e incluso en España, donde hasta hace treinta años se recluía a estas
mujeres en un sitio para rehabilitarlas. Actualmente el Plan contra la
Esclavitud Sexual del Ayuntamiento de Madrid -apoyado por grupos feministas
abolicionistas-, en la práctica ha conducido a la expulsión de muchas
mujeres, a la creación de listas negras y a la persecución de estas mujeres,
es decir, a un empeoramiento de sus condiciones de trabajo y a que haya
vuelto a surgir la figura del chulo que existía ya en el franquismo. Porque
en la medida en que ellas están en condiciones de mayor inseguridad legal,
se buscan siempre a alguien que las saque si las detienen o les ponen una
multa. Y no digamos ya los problemas que se están generando en Barcelona con
esas multas impresionantes de 3.000 e. Al margen de que es un dinero que no
pueden pagar y de la represión que eso implica, las mujeres se están
trasladando a zonas mucho más apartadas como Montjuïc, donde ha habido ya
agresiones y asesinatos de mujeres porque esos lugares son mucho menos
seguros. Se ha demostrado que el prohibir no acaba con las cosas, lo único
que consigue es que se desarrollen en peores condiciones, en condiciones de
clandestinidad.
-¿Es la abolición una muestra de hipocresía de una
sociedad que compra sexo en abundancia?
-Aunque sí considero que hay una parte con mucha hipocresía, no todas las
posiciones abolicionistas están llevadas por ese sentimiento, por ejemplo
las posiciones muy ideológicas de aquellas feministas que defienden un
discurso muy abstracto y que no han tocado nunca la realidad de la
prostitución. El abolicionismo es también una posición con mucha moralina,
muy deudora de una moral judeocristiana que considera que la sexualidad es
lo más sagrado y que entonces no se puede comerciar con ella. Pero en lugar
de vivirlo en clave de pecado, lo formulan diciendo que es lo peor que puede
hacer una mujer porque es lo peor del patriarcado. Me parece muy respetable
quien así lo piense, pero en todo caso esta opinión no se puede hacer
extensiva a todos los ciudadanos y desde luego no se puede legislar con
ella. Porque hay mucha gente que no comparte eso.
-¿Tiene una cuenta pendiente la sociedad española con la
prostitución?
-La cuenta más importante con la prostitución es considerar a estas mujeres
como ciudadanas de primera categoría, sujetos sociales de derechos y por lo
tanto tratarlas con la dignidad y con el respeto que se merecen. Por
desgracia creo que por el hecho de ejercer la prostitución, la sociedad las
ve, valora y juzga con un rasero muy diferente al resto de personas y al
resto de ciudadanos. ∆ |