contesta a nuestras preguntas.
-Hamás ganó las elecciones (76 de los 132
escaños) con un elevado índice de participación ciudadana. Hágame
una lectura de lo que representa esta victoria para Occidente y para
Oriente.
-La abrumadora victoria electoral del Movimiento de Resistencia
Islámica (Hamás) constituye una auténtica sorpresa tanto para los
analistas occidentales como para la clase política árabe. En efecto,
antes de la celebración de los comicios palestinos, nadie apostaba
por el espectacular avance de la corriente islámica. Sin embargo,
hace ya algún tiempo, los funcionarios de la Secretaría General de
las Naciones Unidas barajaron esta posibilidad, asociándola, eso sí,
al "germen de la guerra civil" que podría afectar a los habitantes
de los Territorios Palestinos. Se trataba, siempre según la ONU, de
un escenario... catastrofista.
Actualmente, la lectura en clave política se resume a una sola
palabra: "fracaso". Podríamos hablar de un triple fracaso:
• fracaso de la política estadounidense en Oriente Medio, extraña
mezcolanza de "guerra contra el terrorismo" e intento de
"democratización manu militari" de la región;
• fracaso del mal llamado "proceso de paz", obstaculizado por los
múltiples intentos del Gobierno israelí de vaciar de contenido las
propuestas presentadas por las instancias internacionales (ONU, UE,
etc.) y, por ende,
• fracaso de la política de la Autoridad Nacional Palestina (ANP),
incapaz de administrar eficazmente los territorios bajo su control.
Huelga decir que la interpretación del avance de Hamás difiere según
los casos. Lo que para Occidente presupone una "amenaza" (más
ficticia que real) se convierte en un "rayo de luz" para la opinión
pública de los países árabes, que prefiere asimilar el auge del
islamismo palestino a una derrota política de Israel. A cada cual su
verdad...
-¿Por qué este resultado no formaba parte de
ninguna quiniela?
-Curiosamente, la respuesta parece sencilla. Israel, padre
espiritual de la criatura (Hamás), confiaba en poder emplear el
peligro islamista para:
• contrarrestar el peso de la OLP en los territorios ocupados;
• fomentar el victimismo de un Estado judío perseguido por el odio y
la venganza de los vecinos árabes.
Partiendo del supuesto de que los servicios de seguridad hebreos
controlarían a los militantes islámicos. Tal vez por ello nadie se
atrevió a especular siquiera con la pérdida de control sobre el
Movimiento Islámico.
-El pasado 13 de febrero el líder de Hamás lanzó
en un diario ruso la siguiente propuesta: "Si Israel reconoce
nuestros derechos y se compromete a abandonar todos los territorios
ocupados, Hamás y con él el pueblo palestino, tomarán la decisión de
poner fin a la confrontación armada". ¿Por qué ha tenido tan poca
trascendencia este comunicado? ¿Con qué intereses estaría chocando
esta propuesta?
-Para las autoridades de Tel Aviv, la propuesta de Hamás es
inaceptable, pues contradice la filosofía del sionismo. Lo que
pretende el Movimiento Islámico o, mejor dicho, su ala política, es
obligar a Israel que abandone los territorios sin contrapartidas.
Algo inimaginable para cualquier político hebreo.
-¿Cómo interpreta el ofrecimiento de Vladimir
Putin como mediador en esta crisis?
-El ofrecimiento de Vladimir Putin y la visita de los líderes de
Hamás a Moscú se interpretan como un intento por parte de Rusia de
recuperar el protagonismo en la región de Oriente Medio. Un
protagonismo que se fue desvaneciendo tras la desaparición de la
URSS. Sin embargo, el Kremlin es consciente de que Rusia aún cuenta
con simpatías en la zona. Se trata, recordémoslo, de una región más
cercana a los rusos que a los americanos. Se puede hablar no sólo de
antiguos lazos históricos, sino también de afinidades culturales.
-¿Cree usted que el bloqueo impuesto a Hamás es
una solución? ¿Qué otras propuestas faltarían encima de la mesa y
quién debería de hacerlas?
-El bloqueo impuesto por los Estados Unidos a Hamás es absurdo,
aberrante. La solución no estriba en "sofocar" a los palestinos,
sino en ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida, velar por la
libre circulación de seres humanos y mercancías, por el desarrollo
económico de Gaza y Cisjordania. De lo contrario, se castigaría a
quienes se limitaron a castigar la mala gestión de la ANP, a
protestar, a su manera, contra la hipocresía de los políticos
israelíes.
Es preciso convertir a Hamás en un auténtico interlocutor político.
Y ello no se puede lograr con bloqueos, listas negras o amenazas. ∆