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ABRIL 2006

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NO SON COMPATIBLES DIOS Y EL PECADO

El Papa advierte contra "los signos del pecado"

¿Quién en su sano juicio puede seguir los designios de un "dios" que utiliza semejantes intermediarios?
¿Existe algo o alguien sobre el planeta que haya cometido tanta cantidad y variedad de "pecados" como la Iglesia?

Dice el Papa, Benedicto XVI, que "la humanidad lleva los signos del pecado", y que estos le impiden avanzar. Y punto.
Y uno, que lee la noticia, cortita, entre otras que se suponen más interesantes, pienso en lo bajo que cotiza el pecado en este siglo XXI que iniciamos.
Pienso también que es así porque en realidad nunca fue definido ni concretado, porque la definición "original", aquello de la serpiente, la manzana, Eva y Adán, duró lo que resistió la ignorancia a los embates de la razón y de la lógica. O sea, demasiado tiempo, por desgracia, pero ya caducó, excepto para aquellas mentes que arrinconaron el arte de pensar porque exigía esfuerzo, concentración y valentía.
Pienso también que sería bueno que Benedicto XVI se animara a definir de una vez por todas el concepto pecado, y de paso aclararnos eso de que un Dios Padre, amante como sólo Dios puede usar el amor, establezca en su relación fraterno-filial el pecado y el consiguiente castigo como norma de la existencia.
Decir que la humanidad lleva los "signos del pecado" es como decir que un hijo es seropositivo porque su padre tiene el sida.
Y si bien eso puede ocurrir a nivel humano, no se puede aplicar la misma lógica a Dios y a su creación.
Entonces, la pregunta que debemos hacernos es...¿existiría la Iglesia como institución, como jerarquía, si no existiera el pecado? ¿Tendría sentido su existencia?
Por supuesto que no. Si yo no creo que mi relación personal con Dios, por cierto la única verdadera, la de cada uno, esté condicionada por el pecado, ¿para qué necesito ningún intermediario?
Además... ¿Cómo puede ejercer de intermediario quien está demostrando constantemente, históricamente, que vive inmerso en ese supuesto pecado que a su vez echa en cara a los demás?
¿No es una absurda contradicción?
La Iglesia, como puede hacer un Banco, o una empresa de móviles, o una marca de coches, ofrece sus servicios para "salvarnos" a todos, porque llevamos, según ellos, la "mancha del pecado original". Pero, ¿y si eso que ellos llaman "mancha" o "signos del pecado", fueran las consecuencias del aprendizaje de una humanidad que fue creada, diseñada, para ser libre?
Es más... ¿Y si esos "signos" fueran la "marca" inconfundible del Creador, lo que identifica y relaciona a un hijo con su Padre?
Claro que si fuera así habría que desmontar la imagen de Dios que la Iglesia nos vendió durante siglos y cambiarla por la de un Dios más parecido al que Jesús nos mostró, o sea, un Dios que deja que sus hijos experimenten en libertad, que descubran por sí mismos los senderos del "bien" y del "mal", que se forjen como auténticos "expertos" en los misterios de la vida y en el conocimiento de las leyes de la creación.
Además... ¿Puede ser conceptuado como un "Dios" alguien que sólo hace prohibir, condenar y poner limitaciones a sus criaturas?
La Iglesia, y el Papa, saben de sobra la diferencia entre una cosa y otra, pero la realidad no les conviene porque significaría prescindir de ellos, de su hipotética labor de intermediarios.
Pero... ¿Quién en su sano juicio puede seguir los designios de un "dios" que utiliza semejantes intermediarios?
¿Existe algo o alguien sobre el planeta que haya cometido tanta cantidad y variedad de "pecados" como la Iglesia? ¿Existe algo o alguien tan falso, tan hipócrita?
Todos sabemos que no. Pero la clave está en liberarse del miedo, de las amenazas, de las cadenas mentales que durante siglos creó la institución más maligna de la tierra.
Ellos se inventaron el pecado para tener una poderosa razón para maniatar y dominar a las masas. Pero en realidad lo que les interesa es el poder, el máximo poder posible, y eso sólo se consigue cohabitando con los poderosos, mirando hacia otro lado cuando estos cometen injusticias, asesinatos, genocidios.
Por eso, de vez en cuando recuerdan a las gentes que llevan el "pecado" en sus entrañas, y que el "maligno" anda suelto, y que el camino hacia la "salvación" pasa por ellos.
Pero esta humanidad, a pesar de todo, es niña, y por tanto pura.
No posee manchas ni signos de pecado, sí en cambio lleva en su interior el "sello" de su Creador, el inequívoco signo de la libertad.
Y eso es lo que a ellos les duele y les gustaría poder controlar.
/MC

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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