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En Junio de este año, EE.UU se gastó millones de dólares en unas maniobras militares conjuntas con los países del Sahel en el marco de la Iniciativa Transahariana de Lucha contra el Terrorismo.
Foto: Stephanie BOUAZIZ-ACH Níger

OCTUBRE 2005

HAMBRE ANUNCIADA

Vinieron las langostas y pusieron sus huevos. Se sabía que al año siguiente la cosecha sería escasa. Pero además llegó un largo período de sequía y dejó al mínimo los graneros africanos. Todos conocían que habría una crisis alimentaria en África pero nadie donó ni un euro hasta que los niños moribundos salieron en los medios de comunicación. De hecho, incluso se gastaban millones en maniobras militares conjuntas con estos países con la hambruna a la vuelta de la esquina.
Texto: Marta Iglesias

Desengañémonos. El problema no es la naturaleza sino la política que siguen los gobernantes mundiales.
Hay soluciones para las langostas y previsiones para la sequía. El mismo Jean Ziegler, relator especial de la ONU para el derecho a la alimentación, afirma en su informe de 2005 que "hay suficiente comida en el mundo para alimentar al doble de la población existente, lo que necesitamos son soluciones políticas". La Madre Tierra es generosa, en cambio sus hijos no.
Para comprobarlo, basta con echar un vistazo a los últimos informes de este año. El del organismo internacional PRB (Population Reference Bureau) se publicó en agosto e indica que más de la mitad de la población mundial sobrevive con 1,64e diarios. Pero como en el primer mundo no llegamos a esa cifra, nuestros porcentajes se reparten entre los países pobres. Así, el 97% de la población de Uganda se mantiene con ese dinero, el 80% en Nicaragua, el 66% en Pakistán y el 47% en China.
La FAO -agencia de alimentación de la ONU- completa los datos afirmando que cada día mueren por culpa del hambre 25.000 personas. O sea, 1.042 personas cada hora, 17 personas cada minuto. Tic, tac. Tic, tac. El reloj no se detiene y sigue contando víctimas. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

 Llegar a pasar hambre
Actualmente la mayor crisis alimentaria se da en Níger, pero también afecta a Burkina Faso, Malí, Mauritania y Chad -lo que se conoce como el Sahel africano-. El caso más acuciante es el de Níger, que además tiene poca capacidad de respuesta debido a su extrema pobreza: ocupa el penúltimo lugar en el índice de desarrollo humano. Para saber cómo se llega a una situación como ésta, llena de múltiples matices, tomaremos su ejemplo. Lo primero que hay que indicar en el caso de Níger es que el 34% de su población sufre desnutrición, un problema arrastrado desde hace años que hace que una crisis alimentaria sobre ellos sea demoledora. El sistema de sanidad es privado, y sólo existen cuatro médicos por cada 100.000 personas. Después hay que conocer que sólo el 3% de la superficie del país es cultivable. Y por último, Níger tiene petróleo y uno de los yacimientos de uranio más importantes del mundo, aunque es el penúltimo en desarrollo humano. Ahora podemos pasar a la cronología: ya en octubre de 2004 el Programa Alimentario Mundial (PAM) de la ONU lanzó una llamada de ayuda internacional al constatar que las cosechas no iban a ser suficientes para la población de el Sahel. Casi no hubo respuesta. El dinero necesario estaba en Iraq y el tsunami del sudeste asiático, de hecho un informe de Intermón-Oxfam revela que la ayuda recibida por los nigerinos es ocho veces menor que la que se ofrece a las víctimas iraquíes. En enero de 2005 las tasas de desnutrición eran elevadas, y en mayo de 2005 NU hace un llamamiento de emergencia pidiendo 13 millones de euros apuntando que la "silenciosa" crisis de Níger es la "emergencia humanitaria más olvidada y desatendida". A finales de ese mismo mes, incluso el Primer Ministro de Níger lanza "un llamamiento angustiado". Sin embargo, por su parte el Gobierno sólo ofreció créditos a los campesinos, y a principios de junio la única respuesta fue vender mijo a precio moderado a 3,4 millones de personas vulnerables. Pero éstas ni siquiera tenían acceso a esos precios, habían vendido todo lo que tenían y muchas empeñado su próxima cosecha. Sólo a principios de agosto, ante la presión internacional, comenzó la distribución gratuita de alimentos. La subida de los precios del mijo, el alimento base en la dieta de los nigerinos, ha hecho aún más difícil la situación. Mar Padilla, Responsable del Servicio de Información de Médicos Sin Fronteras, se refiere así a la crisis alimentaria del Sahel: "La causa no es sólo una consecuencia de la problemática natural. Cuenta la plaga de langosta, cuenta la sequía, pero también cuenta el tema de los mercados internos a la hora de los precios. ¿Cuánto cuesta un kilo de mijo o de arroz? Esos precios se marcan también a nivel internacional, no sólo nacional. Y en Níger esto influye muchísimo".
Si se hubiese reaccionado en octubre de 2004, con la primera alerta, con menos de un euro por niño y día hubiese bastado, ahora se necesitan 70, con el sufrimiento añadido que viven tres y medio de nigerinos. En total, NU necesita 80 millones de dólares de los que sólo han recaudado un 60%.
Las propias ONG han lanzado su llamada para ayudar al Sahel, como Acción Contra el Hambre a través de su Director técnico, Amador Gómez: "El estado nutricional de las poblaciones es muy preocupante, hemos comprobado que más de uno de cada tres niños menores de cinco años sufre desnutrición aguda. En este momento en el que las familias más vulnerables tienen un acceso muy limitado a los pastos para sus animales, alimentos y agua, es indispensable que la comunidad internacional se implique cuanto antes en apoyar a las poblaciones de este país, para evitar que la crisis se agudice".
Pero esto no es un problema puntual. Mar Padilla asegura que "aunque no hubiese incidentes, su propia producción sólo les llegaría para autoalimentarse, aunque de forma bastante ajustada. Son países con muchas carencias". De modo que de nada vale un análisis puntual de esta región africana, se necesita una solución para personas cuya subsistencia se basa en un 80% en la agricultura, que emigran a países vecinos para enviar dinero a sus familiares y que no pueden vender sus productos -sal y dátiles- en el mercado internacional porque ya no son competitivos. Quizás ahora con la ayuda que les llega puedan salvarse, pero la próxima cosecha es en octubre y se prevé muy escasa porque la sequía continúa.

El FMI, la UE y otros organismos internacionales han presionado para que el presidente de Níger instaurase en diciembre de 2004 una tasa del 19% sobre los alimentos de primera necesidad

 Responsabilidad eludida
Los cálculos de la FAO indican que 852 millones de personas pasan hambre en el mundo. Paralelamente la OMS calcula que hay 1.000 millones de personas en el mundo con sobrepeso, de los cuales 300 millones son obesos.
Grotesco y absurdo. Pero si vamos más allá de las primeras impresiones que producen las cifras, llegamos a la conclusión de que tenemos una responsabilidad importante. Y no sólo por omisión, sino por acción.
De hecho, en junio de este año, EEUU se gastó millones de dólares en unas maniobras militares conjuntas con los países del Sahel en el marco de la Iniciativa Transahariana de Lucha contra el Terrorismo. Y recordemos que a principios de julio se reunían en Gleneagles (Escocia) los Estados más ricos del mundo para declarar que 2005 sería el "año de África". Pese a que había ya una hambruna anunciada en varios de esos países, la reunión se centró en las condonaciones. Para rizar aún más el rizo, la culpa de la subida de los precios de los alimentos en Níger tiene directamente que ver con el FMI, la UE y otros organismos internacionales que han presionado para que el presidente instaurase en diciembre de 2004 una tasa del 19% sobre los alimentos de primera necesidad. Además los bancos cerealeros locales, subvencionados por el Estado -que impedían la especulación que causaba la crisis- han dejado de funcionar por orden del FMI y la consecuencia es que el precio del mijo se ha disparado: de 15 a 34e, el saco de cien kilos. Imposible que el país salga por su propio pie.
Ignacio Ramonet, director del prestigioso semanal Le Monde Diplomatique, cierra una de sus crónicas sobre la crisis alimentaria en África diciendo que "en situaciones de desastre humanitario, el dogmatismo neoliberal mata". Efectivamente, esa política es aplicada por diversos organismos mundiales, y tras ellos hay nombres y apellidos concretos de gente que los dirige, artífices de los muertos y hambrientos que hoy contamos. Volvamos sino la vista al principio del texto y a la afirmación Jean Ziegler: "Hay suficiente comida en el mundo para alimentar al doble de la población existente, lo que necesitamos son soluciones políticas". ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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