Yo, por si las moscas, cada
vez que veo una paloma blanca en el parque, pongo tierra de por medio,
no sea que me cague o me fecunde, que ninguno de los dos casos es bueno.
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MAYO 2005
MALDITA PALOMA
POR ELENA F. VISPO
E l Espíritu Santo sale poco de casa,
pero cuando lo hace, la monta parda. La más famosa de estas excursiones
consistió en dejar embarazada a una paisana, hace dos mil y pico años, sin
que hubiera sexo por el medio. Es el primer caso de fecundación in vitro
documentado, creo yo. Y aunque según los Testamentos la mujer estaba muy
contenta, no me querría ver yo en su caso, embarazada tras un acto de
zoofilia simbólica, y teniendo que dar explicaciones a mi marido, lo cual
resulta aún más embarazoso teniendo en cuenta el contexto histórico. Si lo
mismo hubiera pasado hoy, con el divorcio express aprobado, la historia de
Santa María y San José hubiese sido bien diferente.
Yo, por si las moscas, cada vez que veo una paloma blanca en el parque,
pongo tierra de por medio, no sea que me cague o me fecunde, que ninguno de
los dos casos es bueno.
Total, que el otro día sale la paloma de marras y prende una fogata en el
Vaticano, ahuma a toda la curia cardenalicia, y tras varios intentos
fallidos consigue un humo que el telediario identifica como blanco. Y va el
Camarlengo (bonita palabra), sale al balcón y dice: habemus papam. Y la
paloma, que yo la vi, detrás, descojonándose de la risa.
Luego sale el susodicho Papa y resulta que se ha puesto un nombre larguísimo:
Benedicto XVI (Dieciséis), lo cual supone que ese nombre no lo va a usar ni
Dios (nunca mejor dicho) y que la historia lo recordará, evidentemente, como
Ratzinger Z. El primer discurso del nuevo Papa es en latín, dejando muy
clara su vocación de llevar a las masas hasta el aburrimiento más absoluto.
Pero los allí congregados, que digo yo que no entenderían ni torta,
aplaudían igual, en un estado de euforia colectiva bastante antinatural. A
lo mejor la explicación está en ese humillo de características sospechosas,
ya lo dice el nombre: fumata.
Pero no nos fiemos sólo de la conclusión, porque el proceso entero ha dado
mucho de sí. Como el último Papa era muy mediático él, ahora las nuevas
tecnologías se usan para todo. Estaba yo un día viendo las noticias del
guiñol, cuando van y me las cortan porque se ha muerto Juan Pablo II, y
adiós al guiñol y a todo atisbo de televisión inteligente propia de un país
laico, como pensaba yo que era éste. Entonces asistimos a un monográfico
sobre la vida, muerte y funeral de este señor, del cual nos enteramos que
hizo maravillas por la humanidad. Protección Civil manda mensajes de móvil a
todo el mundo dando instrucciones de cómo llegar a Roma y no morir en el
intento. A mí, que no debo de estar en los archivos de Protección Civil, me
llega este mensaje: "Concentración en la Catedral a partir de las 12 de la
noche para exigir a Dios que resucite al Papa y poder ver algo en la tele".
Supongo que por eso hubo momentos en que el despliegue informativo daba un
pequeño descanso y echaban una película para relajar un poco el ambiente.
Por ejemplo, Las Sandalias del Pescador, bonito film que pusieron tres veces
en dos semanas, que yo haya contado.
En cualquier caso, yo me alegro por este hombre. Por Ratzinger, digo. Es
bueno ser Papa, porque te conviertes en un dechado de virtudes que antes no
veías ni de lejos. Y si antes eras un Inquisidor y un retrógrado, de repente
eres un humilde siervo del Señor, y como tal se te perdonan todos los
pecadillos de juventud y las declaraciones fascistas. Pelillos a la mar:
habemus buen rollum.
Y buena falta que hace el buen rollum, porque la Iglesia Católica necesita
tomar decisiones urgentes. Esto se pide en la calle, a los mensajes de móvil
me remito: "Por el reciclaje. Exige el Papamóvil para Fraga". Son cosas
importantes, no como llamar a la objeción de conciencia a los funcionarios
para que se nieguen a casar a parejas homosexuales, que luego tiene que
salir la Vicepresidenta vestida de rosa (supongo que por solidaridad) con
cara de no saber si enfadarse o troncharse, a decir que de objeción nada,
que a un funcionario le pagan por cumplir las leyes.
Falta ahora por ver lo que tarda Ratzinger Z en poner a toda la iglesia de
base en su contra, porque a los no católicos ya nos tenía antes de uñas,
cuanto más ahora. De momento ya van surgiendo voces que han puesto el grito
en el cielo con un argumento básico: a quién se le ocurre escoger a este
tipo. Por allí, por el cielo, andará la palomita, como ya he dicho,
partiéndose la caja de risa. Aunque a lo mejor alucina de que haya tanta
gente mentándole a la madre, cuando ella no ha tenido nada que ver con el
asunto.
Aún así, siempre es más fácil echarle la culpa al pobre animal, antes de
detenernos a pensar que nos hemos vuelto todos locos. Conclusión: Joder con
la paloma. ∆ |