CONEJO AL AJILLO CON CASTAÑAS
Ingredientes (como pá 4 personas):
1 conejo entero (troceado) • 4 dientes de ajo • aceite • sal • 8
castañas • 1 pastilla de caldo de carne • 1 vasito de vino blanco
Manolo
salió de la cárcel y fui a verle. Ha tenido una vida muy difícil a pesar
de seguir los consejos de su padre. A los quince años ya le advirtió que
hiciera el amor con prudencia, y a los pocos días Prudencia quedó
embarazada.
Bien, vayamos a la receta que él como ayudante de cocinero de la prisión
me ha contado. En una sartén amplia ponemos abundante aceite y cuando
esté bien caliente echamos el conejo y lo freímos hasta que quede bien
doradito (unos 20 minutos). Le vamos dando la vuelta a los trozos y
vigilando un poco que no se nos pegue.
Él sale cargado de la filosofía que hay tras las rejas. Dice que como
bien decía Jack el Destripador, lo verdaderamente importante es aquello
que cada persona lleva en su interior.
Mientras os cuento todo esto ir picando los dientes de ajo en trocitos
muy pequeños y cuando esté listo el conejo lo apartamos. Retiramos las
tres cuartas partes del aceite, echamos los trocitos de ajo y los
doramos un poco sin que se quemen.
Un amigo le dio trabajo de dependiente en una tienda de disfraces, pero
el carácter a veces le traiciona.
-¿Me puede mostrar un disfraz?
-Sí, tengo este de Superman y cuesta 1.500 euros
-¿No tiene uno mas barato?
-Sí, tengo este de Batman, y cuesta 1.100 euros
-No, no me alcanza. Sólo traigo 50 euros
Entonces Manolo le trae una maraca, a lo que el cliente le dice:
-¿Qué quiere que haga yo con esto?
-Se la mete por el trasero y va disfrazado de serpiente de cascabel.
Echamos a continuación el conejo y removemos bien durante dos minutos,
luego añadimos el vaso de vino y removemos durante otros dos minutos.
Por último, ponemos la pastilla de caldo de carne y un vaso de agua.
Ya le dijimos que con esas maneras iba a tener menos futuro que un
submarino descapotable, así que cambió de carácter.
Porque Manolo aunque robaba, siempre tuvo buena educación. Un día va a
la farmacia y le pregunta al farmacéutico:
-¿Tiene pastillas para los nervios?
-Sí.
-¡Pues tómese dos, que esto es un atraco!
Echamos las castañas sin cáscara y sin piel, y las colocamos en el medio
de la sartén. Tapamos parcialmente, mantenemos removiendo de vez en
cuando durante unos cinco minutos a fuego medio y lo retiramos. Lo
servimos en una fuente de barro y ¡a disfrutarlo!
Para despedirme os cuento cómo le atraparon esta última vez. Estaba
robando con su "ex-compañero" en un piso, cuando de pronto oyen la
sirena de la policía:
-Maldición, la policía. ¡Salta rápido por la ventana!
-¿Cómo que salte? Estamos en el piso 13.
-No empieces con tus supersticiones. ¡Salta, idiota!
/ El Cuñao
|