nos lo explica.
-Parece ser que EE.UU., México y Chile no
consiguieron convencer al resto de países americanos con respecto al
ALCA. ¿En qué consiste esta política económica que desde hace tiempo
intenta imponer en la zona EE.UU.?
-El ALCA es una propuesta promovida por EE.UU. que busca
establecer un mercado único en todo el continente, de forma que los
países puedan comerciar sin trabas entre ellos. Dicho así, que es
como gusta a EE.UU. presentar su propuesta, suena razonable y
prometedor. La trampa está en la inmensa asimetría entre los
protagonistas: uno de ellos, la mayor economía del mundo y los
otros, economías mínimas, con nula o escasa base industrial y
técnica. Por una cuestión de capacidad económica, industrial y
científico-técnica, el pez grande se comería a los chicos. A ello se
oponen MERCOSUR y Venezuela, que promueven la integración regional
tomando como modelo a la UE. Ello implica proteger sus economías,
dar prioridad a los intercambios entre los socios y defender sus
propios mercados. Como son conscientes de que no pueden competir con
EE.UU., se niegan rotundamente a aceptar sin más la firma de un
tratado global de libre comercio.
-¿Qué beneficios le reporta el ALCA a EE.UU.?
-A través del ALCA, EE.UU. quiere garantizar su hegemonía
económica y comercial sobre el continente, absorbiendo o controlando
la economía de los países. Las empresas estadounidenses podrían
expandirse más en los países del sur, aprovechando los salarios del
hambre y la laxitud impositiva y legal, sobre todo en materia
medioambiental, y desde ellos exportar a todo el continente. También
copar los mercados de los países, arruinando o comprando empresas
nacionales y destruyendo el sector agropecuario. Los resultados se
ven en México, un país con cifras macroeconómicas tan notables como
engañosas, pues presentan como exportaciones mexicanas las que salen
de las "maquilas" establecidas en los Estados fronterizos de EE.UU.,
donde lo mexicano es simplemente el acabado final de los productos.
Merced al Tratado de Libre Comercio (TLC), el maíz transgénico
subvencionado por el gobierno estadounidense está despoblando el
campo mexicano, donde los pequeños y medianos productores no pueden
competir con las transnacionales. Los productos de EE.UU. han
inundado México, haciéndolo una réplica. El ALCA se inserta dentro
de la lucha mundial por los mercados. La UE tiene el suyo; en Asia,
Japón, China e India hacen retroceder a EE.UU.. Se trata de un
monroísmo económico: América para las empresas norteamericanas.
-La negativa de estos países al ALCA -que ya
tendría que haber entrado en vigor este año-además de tener una
lectura desde el punto de vista económico podría tenerla también
desde una perspectiva política. ¿Qué grado de influencia y poder
tiene ahora Bush en aquella región?
-La oposición al ALCA sólo puede entenderse desde el declive
regional y mundial del poder estadounidense. Esta oposición habría
sido impensable hace veinte o treinta años. El fin de la guerra hizo
desaparecer el pretexto principal que mantenía a la región atada a
Washington. Por otra parte, el fracaso estrepitoso del modelo
neoliberal, que terminó de arruinar a los países, ha desacreditado
el modelo. Otro elemento a considerar es el ascenso al gobierno de
las fuerzas de izquierda en grandes países como Venezuela, Brasil y
Argentina. Todo ello, sumado, sitúa a EE.UU. en su posición más
débil en el continente en el último siglo, agravada por el inmenso
endeudamiento de este país y su falta crónica de dinero fresco, a
consecuencia de las guerras en Iraq y Afganistán. EE.UU. no tiene
dinero para contrarrestar, por ejemplo, las inversiones
multimillonarias que están haciendo China y la UE. Los países
necesitan menos que nunca de EE.UU., sobre todo en el sur del
continente.
-Háblame de MERCOSUR. ¿Qué modelo
económico-político defiende?
-MERCOSUR es una iniciativa de Argentina y Brasil, que tiene
como modelo a la UE. Parte de la integración económica y comercial
de los dos gigantes del sur, para agrupar a las economías de otros
países en un proyecto que les permita defender sus economías,
mejorar el nivel de vida de la gente y salvaguardar sus intereses
desde la unidad. Son conscientes de que necesitan aunar fuerzas para
relacionarse y negociar en mejores condiciones con los grandes
colosos de la economía mundial, EE.UU. y la UE sobre todo. También,
de que su bienestar y crecimiento económico exige la protección de
sus empresas y del sector agropecuario. De ahí que exijan el fin de
las subvenciones agrícolas como paso previo a cualquier acuerdo de
libre comercio. Por esos motivos Venezuela ha solicitado su ingreso
en MERCOSUR y, si triunfa la izquierda en Bolivia, es de esperar que
este país haga lo mismo.
-Después de la IV Cumbre de las Américas parece
que quedó escenografiada la existencia de dos Américas. ¿Es así o
sólo se trató de una foto?
-En cuanto al ALCA, efectivamente hay dos Américas, la que
defiende el proyecto de EE.UU. y la que se opone a él. No obstante,
el tema es más complejo. Los países centroamericanos y Colombia son
hoy completamente dependientes de EE.UU. y se limitan a secundar lo
que EE.UU. dice. Bolivia y Ecuador están sumidos en una profunda
crisis y, según se resuelva, podrían inclinarse o no hacia el ALCA o
Mercosur. México ha sido absorbido por EE.UU. y Chile va por libre.
Cuba ha estrechado notablemente sus relaciones con Venezuela,
Argentina, Brasil y Uruguay. La región está muy revuelta y la
irrupción de nuevos actores, como China, hace la situación más
compleja y rica. Lo que resulta evidente es que el declive
estadounidense ha revalorizado a la región y Latinoamérica ya no
tiene que esperar autorización de EE.UU para relacionarse libremente
con el resto del mundo. En los próximos años se verá acentuado este
proceso, en muchos sentidos liberador. Soy optimista en relación al
futuro de la región, especialmente en el sur. ∆