a
sociedad iraquí se hunde en la miseria, la enfermedad y la violencia. Iraq es
hoy un país aislado que vive en estado de emergencia en medio de una situación
de guerra. Apenas hay presencia de medios de comunicación independientes por
tanto, la imagen que recibimos está totalmente manipulada por intereses
estadounidenses. Conozcamos la realidad.-Sabiendo la dificultad que
existe para viajar hasta Faluya, donde no han podido entrar observadores
internacionales y donde algunas ONG no han conseguido llegar con la ayuda, ¿cómo
ha sido posible vuestro viaje?
-Iraq en estos momentos es un país aislado donde se vive una situación de
gran inseguridad, pero no sólo para los que se desplazan hasta allí sino
especialmente para los propios habitantes. El problema con el que se encontraron
tanto organizaciones internacionales como periodistas, que poco a poco se han
retirado del país, es que no tenían un interlocutor fiable que les ofreciese
ciertas garantías. En nuestro caso, sí lo teníamos y aunque eso no eliminaba los
riesgos al cien por cien, nos permitió no sólo entrar en Iraq, sino poder
acceder a diferentes interlocutores, movernos por el país e incluso, llegar a un
sitio tan inverosímil como Faluya. Con esta iniciativa -a través del CEOSI-
quisimos resaltar el derecho, la necesidad y la obligación que tenemos, por
solidaridad, de mantener abiertos los canales de comunicación con el pueblo
iraquí y las organizaciones políticas y sociales que están reclamando desde hace
tiempo la salida inmediata de las tropas de ocupación, la restitución de la
soberanía y el establecimiento de un sistema democrático.
-Hablas de mantener abiertos los canales de comunicación con Iraq, pero
¿existe en estos momentos algún medio de comunicación independiente que
transmita información al margen de la censura estadounidense?
-Al margen de la información que proporcionan las grandes agencias
estadounidenses y británicas, es muy poco lo que nos llega de allí. Al-jazira
por ejemplo, está prohibida por las autoridades iraquíes. En momentos puntuales
se desplaza hasta allí algún corresponsal independiente, pero es tal la
situación de inseguridad que se vive que no pueden desarrollar su trabajo en
condiciones. Viven en hoteles que son auténticas fortalezas. Al regreso de
nuestro viaje tuvimos ocasión de hablar en España con varios periodistas que nos
comentaban que a ellos les gustaría ir allí, pero que sus medios tenían una gran
preocupación por su seguridad y sobre todo por los elevadísimos seguros de vida
que les tendrían que hacer. El problema es contar con un interlocutor fiable que
te permita reducir riesgos. Creo que los medios de comunicación deberían de
mantener el compromiso de estar allí y ofrecer una información alternativa,
complementaria a la que se emite normalmente: atentados, explosiones...
-La imagen que de allí nos llega es la de una lucha de la "democracia" contra
un grupo de fundamentalistas seguidores de Sadam. ¿Qué está pasando en realidad?
-La imagen que nos llega es la de un país más o menos normal que sufre
atentados. Eso no es así. El escenario es una guerra permanente con una
presencia abusiva y agresiva, siempre a la defensiva, de las fuerzas de
ocupación; una población replegándose cada vez que un convoy atraviesa la ciudad
con tanques, helicópteros, cazabombarderos sobrevolando por las noches; unas
fuerzas de seguridad iraquíes asociadas a los propios ocupantes y todo ello, en
medio de unas condiciones de vida degradadas hasta niveles extremos (sin luz ni
agua). Las condiciones que sufre la población civil ahora son mucho más
dramáticas que las que tenían al principio durante la guerra. Así, que no es de
extrañar que con este escenario la gente no perciba ningún progreso de
normalización democrática como nos están haciendo creer. Ciudadanos que votaron
en enero, unos meses después nos decían desanimados que aquello seguía siendo el
escenario de una guerra permanente donde no existían interlocutores
institucionales. Un ciudadano que reclame ante las instituciones iraquíes en
cualquier campo, se encontrará con instancias carentes de poder, corruptas e
ineficaces que al final acaban remitiendo al ciudadano a los estadounidenses.
-Estuvisteis en contacto con representantes de diferentes sectores sociales.
¿Qué vive el pueblo?
-Tuvimos la ocasión de entrevistarnos con entidades comunitarias,
religiosas, con asociaciones de mujeres, de derechos humanos, sindicatos,
partidos políticos e incluso, con mandos de la resistencia. En la población
existe un sentimiento mayoritario en contra de la ocupación, de apoyo a la
actividad armada que consideran que es legítima, al tiempo que condenan
explícitamente los atentados indiscriminados y masivos que está sufriendo el
país. Atentados que achacan en unas ocasiones a los propios ocupantes, a las
nuevas autoridades iraquíes o a las corrientes fundamentalistas que son
consideradas por ellos como ajenas al proceso de la mayoría de la sociedad
iraquí. El sentimiento común es de recuperar la soberanía y la democracia.
-Otra imagen que nos llega con frecuencia es la de iraquíes matándose entre
sí. Una especie de guerra civil.
-En este momento, éste es un tema de debate dentro de la sociedad iraquí en
el seno de las diferentes organizaciones sociales, políticas y de la propia
resistencia. Los cuerpos de seguridad, la guardia nacional -que es el nuevo
ejército iraquí-, a veces van enmascarados y con toda normalidad se abren paso a
tiros por las ciudades. Además se han convertido en una especie de hacendados a
la sombra de los ocupantes y son utilizados por ellos como escudos humanos a la
hora de intervenir operativamente en actividades contra los insurgentes. La
gente les aborrece, al tiempo que les preocupa la imagen que se ofrece en el
exterior, de confrontación civil en vez de una lucha contra los ocupantes.
-¿Quiénes formarían parte de la resistencia?
-No existe hegemonía de ninguna corriente concreta. Son ciudadanos que no
tienen necesariamente referentes ideológicos claros. Sí hay corrientes muy
explícitas: nacionalistas iraquíes, disidentes del antiguo régimen retornados a
Iraq; integrantes del antiguo Partido Baas. Todo eso, articulado en torno a
mandos militares del ejército de Sadam, pero sin referencias -y este dato es muy
importante- al anterior régimen. Junto a todo ello y con difícil cuantificación
de cuál es el sector que predomina, está también un sector islamista -integrado
probablemente por elementos del exterior-, formado por grupos o entidades
religiosas radicales que explícitamente se distancian de las corrientes de
resistencia interna iraquí. Aunque se ha avanzado en niveles de coordinación
interna, no existe un mando unificado de la resistencia.
-¿Cuál es la situación real de las fuerzas de ocupación, después de que
varios países hayan retirado de allí sus tropas?
-Como anécdota te diré que al pasar la frontera con Iraq nos encontramos con
un destacamento estadounidense y cuando dijimos que éramos una delegación del
Estado español, el soldado escupió al suelo y dijo:"¡jodidos españoles!". Están
a la defensiva y cada vez que hay un incidente, se ponen a disparar al azar. Hay
muchas víctimas en los atentados, pero no te puedes imaginar cuántas hay
asociadas a incidentes cotidianos. Las tropas de ocupación no están
acuarteladas, su presencia es continua en las calles. Llevan vehículos con las
calaveras y tibias cruzadas advirtiendo que cualquier coche que se aproxime a
ellos más de cien metros en una ciudad ó 300 metros en una carretera, será
disparado. No ponen un pie en la calle, tienen miedo y están totalmente
escindidos de la población civil que se aparta a su paso. Por otro lado, el
control territorial que ejercen es muy precario.
-Se llegó a decir que el ejército norteamericano había empleado en sus
ataques armas químicas. ¿Sabes algo al respecto?
-En Faluya en concreto, sí hay indicios de ello. Por un lado nos lo
comentaron los propios habitantes y luego nos lo confirmaron en el Hospital
General donde estuvimos entregando una partida de ayuda humanitaria.
Concretamente el director nos dijo que había indicios en los cadáveres que se
habían recuperado. Se sabe que se utilizó fósforo, variantes del napalm, además
de otras sustancias que no se han identificado. La prensa árabe asegura que hay
zonas de Faluya con un nivel de destrucción impresionante, donde se ha visto a
los estadounidenses removiendo tierra y transportando restos de los ataques.
-En medio de tanta inseguridad, ¿llegaste a temer por tu vida?
-Miedo sí se pasa, pero no es mayor que el que tiene toda aquella gente.
Tienes miedo de aquello que no controlas, en este caso es hacia las fuerzas de
ocupación, la delincuencia común o los atentados. Por lo menos nosotros sabíamos
con quién estábamos y eso, te da cierta tranquilidad. Te aseguro que el poner en
riesgo nuestras vidas y nuestra seguridad no es nada comparado con el milagro de
este pueblo que a pesar de las desventuras que ha vivido -con el embargo y ahora
con esto-, sale adelante. ∆