TALLARINES CON SALSA DE ESPINACAS
Ingredientes (como pá 4 personas):
400 grs. de tallarines • 400 grs. de espinacas cocidas y picadas • 3
dientes de ajo • 2 ramitas de perejil • 250 grs. de requesón • 200 ml de
nata • 50 grs. de nueces peladas y picadas • 25 grs. de piñones picados
• 1 lata de anchoas • Aceite de oliva • Queso parmesano rallado • Sal,
pimienta negra molida, nuez moscada y eneldo.
J uan era camarero y
trabajó hasta aquella noche en el mesón de su jefe, cuando un hombre le
pide una cerveza.
-Tome señor, es un céntimo.
-¿Un céntimo? - Entonces echa una mirada al menú y pregunta:
-¿Me podría preparar un chuletón bien jugoso, con patatas y dos huevos
fritos?
-Por supuesto señor, pero eso le saldrá más caro. Cuatro céntimos.
-¡¡Cuatro céntimos!! ¿Dónde está el dueño de este lugar?
-Arriba, con mi esposa.
-¿Y qué está haciendo arriba con su esposa?
-Lo mismo que yo le hago a su negocio.
Vamos cociendo los tallarines mientras preparamos la salsa, que es el
secreto de la receta. Para ello doramos el ajo y perejil picados, y
añadimos las espinacas ya cocidas y picadas muy finas. Se deja todo al
fuego diez minutos, removiendo de vez en cuando.
Hasta aquel día, vivía feliz de camarero, siempre con anécdotas que
contar:
-(Acento de turista inglés). ¡Camarero! ¡Hay "el" mosca en sopa!
-No es "el" mosca, es "la" mosca.
-¡Caray! ¡Qué vista tiene usted!
Luego añadimos el requesón en trocitos sin dejar de remover, y
seguidamente las nueces y los piñones. Seguimos removiendo y añadimos
lentamente la nata.
Salpimentamos, espolvoreamos nuez moscada y una pizca de eneldo y por
último ponemos las anchoas cortadas en trocitos pequeños, removemos una
vez más y apagamos el fuego.
Pero esa noche cambió su vida, se emborrachó, y le pillaron en un
control de alcoholemia....
-Le vamos a retirar el carné; ha dado 4.5
-¡Pero hombre! ¿Y me van a suspender por medio punto?
Para terminar añadimos la salsa a los tallarines, espolvoreamos
abundante queso parmesano y servimos caliente. Bueno, me despido con lo
último que le pasó a Juan esa noche, que como no le dejaron seguir
conduciendo se puso a hacer autostop en medio de la noche, con una
tremenda tormenta. De repente ve cómo un coche se acerca lentamente y al
final se detiene. Juan sin dudarlo se sube al coche y cierra la puerta,
mira y se da cuenta que nadie va conduciendo. El coche arranca
suavemente, mira hacia la carretera y ve que delante hay una curva.
Asustado, comienza a rezar. No ha terminado de salir de su asombro,
cuando justo antes de llegar a la curva se abre la puerta del conductor,
entra una mano y mueve el volante en la curva. La tormenta aumenta y
Juan, sacando fuerzas, se baja del coche y va corriendo hasta el pueblo
más cercano, entra al bar, pide dos coñacs y aún temblando les empieza a
contar a todos lo que le sucedió. Como a la media hora llegan dos tipos
todos mojados y le dice uno al otro:
-Mira Antonio, allá está el cabrón que se subió al coche cuando lo
veníamos empujando...
/ El Cuñao |