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SEPTIEMBRE 2004
ASIGNATURA PENDIENTE
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Me
pregunto por qué se para todo, por qué no hay nadie donde tiene que
estar y, si lo hay, sencillamente no está, porque acaba de venir o
se va a ir pronto, estados que conllevan un estar sin estar estando. |
Todos los años, por estas fechas, finales
de agosto, me digo lo mismo... "Tengo que escribir algo sobre este bendito
mes y lo que me provoca..." Pero siempre acabo diciendo que no merece la
pena, que da igual. Al fin y al cabo, el año que viene se repite.
Sin embargo esta vez no. Estoy decidido y comprometido, porque si no lo hago
estaré en deuda con mi mente, que no para de parir preguntas y más preguntas
tratando de buscar una explicación lógica, racional y coherente a la
conducta humana durante el mes de agosto. Y en ello estoy.
En primer lugar, me gustaría saber por qué se eligió agosto para concentrar
en él todos los despropósitos y toda la estupidez humana. Supongo que será
porque tenía que ser uno y le tocó a él, o porque está situado
estratégicamente en el centro del verano, ese lugar tan disputado, el
centro, por los que quieren simular ser lo que no son y convencer a los
demás de que todo va bien así, de esa forma tan ambigua, extraña y
desdibujada.
Me pregunto por qué en este mes se desconectan los pocos cables que se usan
el resto del año, cables que alimentan la cordura, el sentido común, el
sentido del ridículo, etc., y se deja que el barco navegue a su aire, de
fiesta en fiesta, de juerga en juerga, de reunión familiar en reunión
familiar.
Me pregunto por qué se para todo, por qué no hay nadie donde tiene que estar
y, si lo hay, sencillamente no está, porque acaba de venir o se va a ir
pronto, estados que conllevan un estar sin estar estando, o lo que es lo
mismo, el más elevado índice de apijotamiento que un ser humano puede
soportar sin producirse lesiones definitivas.
Me pregunto qué satisfacción existe tras el hecho de ser engullido por la
masa en todos sitios, por perder la preciada individualidad y convertirse en
masa que viaja, que se baña, que baila, que gasta, que consume sin sentido,
que se quema al sol, que pilla hongos, que es estafada, que llega tarde, que
no llega, que se aburre, que soporta caravanas en las cuales se enfada
aunque ya sabía que iba a encontrarse caravana, que se endeuda para el resto
del año, que busca sexo fácil, etc., etc.
¿Y todo eso en agosto? pues sí, todo eso y más, mucho más, porque el mes de
agosto es una fuente inagotable de estúpidas pretensiones basadas en
estúpidas creaciones del ser humano que pretende pasarlo bien a cualquier
precio esperando con ello encontrar lo que el resto del año no tiene porque,
sencillamente, es un aburrido, un pelmazo o un incapaz.
Porque agosto es el menú a la carta para que escojas aquello que no te
obliga a pensar, a ser creativo, a atreverte a romper con lo establecido y,
por ejemplo, no ir a la fiesta del pueblo porque en el fondo te parece que
es el mismo rollo de todos los años, donde saludas a los mismos, donde
hablas de lo mismo y donde lo que subyace, en realidad, es una pasarela
donde cada veraneante indígena va a mostrar lo bien que le va la vida, a
presumir de lo que no tiene, o lo tiene, pero hipotecado, y donde todo es
pura mentira, pura hipocresía, amenizada, eso sí, con la orquesta del año
pasado, y con los últimos cotilleos que son la salsa y la chispa de tan
aburrida y monótona concentración de mediocres.
¿Y todo eso en agosto? pues sí, todo eso y más, mucho más, porque para eso
se diseñó agosto, para que el personal que no tiene imaginación dispusiera
de un tiempo y de un espacio donde pudiera hacer algún pinito extra que
diera sentido a su existencia, como quitarse ellas la parte de arriba del
biquini en la playa del pueblo que la vio nacer o irse él a tomar un cubata
con sus antiguos camaradas del instituto, que es una forma de librarse de su
mujer unas horas con una justificada y homologada causa, de las pocas que le
quedan en su lúgubre existencia.
Pero en agosto todo vale. ¿Por qué tamaño "desmadre" es válido en agosto y
no en otro mes? pues porque así está establecido, lo mismo que no ir nunca a
la Iglesia excepto el día grande del santo patrón, eso sí, a misa de 12.
Y así año tras año. Y cada año agosto se hace más fuerte, más absurdo, más
vacío, más inhumano.
Sólo la cada vez más reiterada y potente presencia de los Elementos rompe la
monotonía y devuelven por un tiempo a la realidad a los adeptos a la orgía
mental que, como droga masiva, embota la razón y se apodera de la masa.
Lo terrible es que a todos, o a casi todos, les gusta así. Qué pena.
/MC |
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