iego Postigo es Coordinador de
Campañas de Ayuda en Acción. Estuvo presente en la Conferencia sobre el
Sida en Bangkok , celebrada en julio, un fracaso en la medida en la que
todos se plegaron ante las condiciones impuestas por Estados Unidos y
las grandes empresas farmacéuticas.
-¿Qué papel tienen que jugar los países más desarrollados, como EE.UU.
en la lucha contra el Sida?
-Lo que tienen que tener muy en cuenta es que con políticas de
medias tintas y con falta de liderazgo no vamos a llegar a ningún sitio.
Lo que hace falta es un compromiso muy fuerte si hablamos de los países
donantes, de apoyar financieramente la lucha contra el sida, con métodos
y en estrategias que se esté demostrando que funcionan.
-¿Qué es lo que lo impide realmente que se frene la expansión del
sida?
-Lo que lo impide es por una parte falta de voluntad de algunos
de los gobiernos de los países más afectados por la epidemia, que no han
tomado toda la iniciativa que podrían tomar, y por otra la falta de
financiación internacional para estos tratamientos. Ahora mismo está en
marcha la iniciativa 3x5 de la Organización Mundial de la Salud, que
pretende llevar tres millones de medicamentos a tres millones de
personas para finales del año 2005.
Ahora mismo de esto hace más de medio año y vamos por unos cuatrocientos
mil tratamientos. Estamos todavía muy lejos de los tres millones de
tratamientos y además se están incumpliendo las metas intermedias que se
había puesto en eso. Esto ocurre porque no hay financiación. Para que te
hagas una idea hace falta más o menos el triple de dinero para la
iniciativa 3x5, y aún así estaríamos hablando de tres millones de
personas, que son solamente la mitad de las personas que lo
necesitarían. Es decir, para llevar el tratamiento a todos los que lo
necesitarían, sería necesario un incremento de la financiación brutal,
algo que ni siquiera la OMS se ha permitido soñar.
-Los Acuerdos de Doha (2001) permitían en determinados casos fabricar
o comprar genéricos. ¿Qué países se han acogido a estos acuerdos ?
-Como sabrás la declaración de Doha contenía la previsión de que
en casos de peligro para la salud pública se pudieran fabricar o
consumir medicamentos genéricos. Pero no estaba del todo claro, e hizo
falta un segundo acuerdo al que se intentó llegar en Cancún el año
pasado, en la reunión ministerial de la Organización Mundial de
Comercio. En Cancún realmente la reunión fue un fracaso. En el tema de
los medicamentos sí se llegó a una especie de acuerdo que no contentó a
nadie, porque aunque prevé que los países que lo necesiten puedan
producir medicamentos, sería sólo siguiendo unos doce pasos con unas
complicaciones burocráticas absolutamente innecesarias. Son tan
complicadas que de hecho hasta ahora ningún país que necesita genéricos
se ha acogido a ello.
-¿Tienen los gobiernos de los países menos desarrollados capacidad de
presión ante los dictados de EE.UU?
-En Cancún se unieron por una parte los países más pobres y por
otra parte los países de economías emergentes. Se unieron pero no se
llegó a ningún acuerdo. Sin embargo ha desembocado en un acuerdo más
favorable a estas economías emergentes un año después en Ginebra, o sea
que ha funcionado. Tampoco hay que pensar que ha perdido mucho la Unión
Europea o que ha perdido mucho Estados Unidos, seguramente aunque es
algo que hay que analizar porque es un acuerdo al que se llegó hace poco
pero seguramente hayan salido ganando todos los países negociadores y
todos han tenido algo que perder por supuesto.
-¿Qué opinión le merece la política que defiende EE.UU. de
"abstinencia, fidelidad y condones", por ese orden?
-Está comprobado por diversos estudios, incluso alguno de ONU
Sida y Naciones Unidas, que intentar seguir una política de promoción de
la abstinencia y de la fidelidad no da resultado. Lo que sí está
comprobado es que los preservativos son un método 100% eficaz en la
prevención. Es uno de los principales métodos de prevención a promover,
aunque no el único. También están en juego relaciones de género y las
relaciones de poder entre las personas. Esto influye mucho en que los
preservativos se puedan llegar a utilizar finalmente. Se ha comprobado
también que la disponibilidad de preservativos en una comunidad y la
información sobre la transmisión del virus no garantiza que se vayan a
utilizar los preservativos en las relaciones sexuales.
-La Iglesia también plantea la castidad como estrategia de
prevención. ¿Le parece una irresponsabilidad, dada su influencia en
grandes sectores de población?
-Nosotros ya nos pronunciamos ante las declaraciones de un
cardenal que decía que el uso de los preservativos no era un método de
prevención seguro porque el virus era más pequeño que los
espermatozoides y traspasaba las paredes de los preservativos. En España
respondimos las organizaciones que trabajamos en este tema diciendo que
hay estudios científicos avalados por la Organización Mundial de la
Salud y por instituciones privadas rigurosas diciendo que el
preservativo, cuando se utiliza bien, es un método de prevención con una
eficacia cercana al 100%. Una institución como la de la Iglesia
Católica, con tanta influencia sobre tanta gente, no se puede permitir
el confundir los conceptos. ∆