OCTUBRE 2004
JAIME SMITH SEMPRUN
Escritor
Jaime Smith Semprún ha investigado sobre las
facultades de la mente humana, llegando a la conclusión de que dedicamos
muy poco esfuerzo a desarrollarlas. Bajo la palabra inteligencia ha
agrupado conceptos como la imaginación, la creatividad, el sentido del
humor, la voluntad o la conciencia, que rompen con el tópico de que la
persona que más sabe es la más inteligente.
Texto: Marta
Iglesias / Foto: Nan
Jaime Smith Semprún es una persona
inclasificable para esta sociedad que divide a sus individuos según sus
conocimientos. Estudió en España, Inglaterra y Francia, e hizo la
carrera de Ciencias Empresariales en Nueva York. Ha trabajado en grandes
empresas como Mennen o Revlon, y dado múltiples conferencias y
seminarios sobre comunicación y creatividad, a partir de su experiencia.
Así mismo es el fundador de la Alianza para la Depresión, y autor de
El dolor del alma y La cara oculta de la inteligencia.
Inquieto, buscador, un gran conversador y un atento interlocutor, nos
habla sobre los conceptos que plantea su último libro.
-¿Considera la creatividad como una de las fórmulas
mágicas para librarnos de muchas enfermedades mentales?
-La creatividad es una de las más importantes facultades de la mente
para enfrentarnos a la vida, que no es un camino de rosas. Pero
asociamos la creatividad únicamente a los artistas y eso es un error
enorme. Einstein decía que la imaginación era más importante que todos
los conocimientos, porque éstos no sirven de nada si no tenemos
imaginación para usarlos. Por eso, esta extraordinaria facultad de la
mente nos hace crear una nueva realidad.
-¿Cuáles considera las facultades mentales que han
pasado más desapercibidas a lo largo de los años, herramientas que bien
utilizadas hubieran cambiado el rumbo de nuestras vidas?
-Entre todas ellas desde luego destaco la creatividad, la
imaginación, la conciencia y la voluntad. El coeficiente intelectual que
estableció Binet hace cien años hoy en día ya está superado. De hecho
acapara tres o cuatro facultades de la mente, cuando los últimos
estudios afirman que tenemos cerca de 150. Además se ha visto que
personas con un coeficiente intelectual muy alto han fracasado en la
vida, con lo cual hoy se da mucha importancia a la inteligencia
emocional, que abarca el saber vivir, tratar con los demás, colaborar,
tener empatía...
"Personas con un coeficiente
intelectual muy alto han fracasado en la vida, con lo cual
hoy se da mucha importancia a la inteligencia emocional, que
abarca el saber vivir, tratar con los demás, colaborar..." |
-¿Qué nos ha impedido en este tiempo, mirar, bucear,
preguntarnos por nuestro mundo interior y en cambio nos ha centrado en
el exterior?
-La razón se debe a que es más fácil mirar fuera; hacerlo dentro es
más complicado. Es más sencillo ver bichitos en un microscopio, lo cual
me parece muy bien porque soy un gran admirador de Pasteur, pero ya los
filósofos griegos hablaban de la introspección y temas interiores, y sin
embargo no interesó hasta Freud volver a ver dentro de nosotros. Parece
mentira la poca atención que hemos puesto en conocer la máquina tan
extraordinaria que es la mente humana.
-¿Qué les espera a todas estas personas que quieran
iniciar esa aventura de observarse, de aprovechar toda la inteligencia
que tienen, de descubrir nuevas capacidades...?
-Una vida mucho más enriquecedora, una vida mucho más equilibrada y
una vida mucho más útil. Porque el problema en el mundo no es racional,
sino emocional; todas las cosas que suceden se deben a emociones
negativas, que son las que dominan en este momento: el odio, la
venganza, la ira, la avaricia, el poder...
-¿De quién diría que es simplemente un Homo Sapiens y de
quién diría que es sabio porque sabe utilizar otras facultades de su
mente?
-Hay muchos sabios, pero como ejemplo pondré a Einstein, que era un
científico con una gran imaginación. Lo curioso es que él no era muy
bueno en matemáticas, de hecho su mujer le hacía sus deberes, sin
embargo tenía una mente privilegiada en el sentido de que no se limitaba
a un campo solo. Y es que una de las características en la creatividad
es la producción divergente: no hay que ir solamente hacia un punto,
sino que hay que estudiar todas las posibilidades. Por eso en la vida
hay que involucrarse. La vida es un reto y hay que aceptarlo. El gran
problema está en que huimos de las dificultades, cuando hay que
afrontarlas, porque al tratar de resolverlas desarrollamos nuestra
mente.
-¿Cómo distingue a una persona inteligente a simple
vista?
-Pues mirándole a la cara, que es el espejo del alma. Y de hecho ése
es el gran problema que hay hoy en día en la medicina, donde los médicos
no tienen tiempo para mirarle a la cara al paciente. El Doctor Marañón,
que fue otro gran inteligente, decía que el mejor instrumento de la
relación médico-paciente es una silla donde sentarse. Así que la
expresión de la cara es fundamental para conocer la inteligencia de una
persona, pero sobre todo una cualidad importante es que tenga una
amplitud de criterios, que no sea cerrado, que no sea fanático, porque
el fanatismo es la antítesis de la inteligencia.
-"Los seres humanos somos como estrellas, unos brillan
con luz propia y otros sólo reflejan la luz". ¿Realmente queremos ser
libres de dibujar nuestro futuro o nos gusta la comodidad de dejarnos
llevar?
-En el mundo moderno hay una cosa muy buena, el individuo lo es todo
y ello nos obliga a tomar miles de decisiones en muy poco tiempo. Pero a
su vez el hombre es un animal de comunidad, social. Se trata de lograr
el equilibrio entre comunidad e individualidad. Necesitamos a otras
personas, pero no hasta el punto de que nos lo hagan todo y nosotros
nada.
"La educación se ha encargado de matarnos la
imaginación, desde que vamos a la escuela"
-¿Cómo hacer para que no se pierda la imaginación, que
los niños tienen a flor de piel? ¿Cómo mantenerla en las aulas?
-En la educación es donde menos imaginación hay. La crisis de la
educación no es política, que siempre está inventando nuevos sistemas
educativos que no sirven para nada porque el problema de la educación es
el contenido. En uno de mis libros hablo de una profesora de instituto
que durante una huelga fue a clase y se sentó a corregir. De repente
empiezan a entrar los estudiantes y ella les pregunta, ¿pero no estáis
de huelga? Sí, contra el instituto pero no contra usted porque su clase
nos gusta mucho. ¿A quién no le va a gustar aprender? La palabra alumno
viene de alimento, y la educación es el alimento del alma. Pero ocurre
que los contenidos se cargan a todas las asignaturas: la filosofía, la
historia, la religión. Yo no soy profesor pero he dado clases a
profesores y alumnos universitarios, y veo que éstos se entusiasman,
porque les hablo de sus cosas y ellos han ido a aprender, no a que el
maestro se luzca. Entonces la educación se ha encargado de matarnos la
imaginación, desde que vamos a la escuela. Si uno quiere ser maestro, lo
primero que tiene que saber es que él va a aprender también. Para mí es
un camino de doble vía, de comprensión, de observación, de atención y de
motivación.
-"El hombre es como un niño que con la edad adquirió
conocimientos, juicio y experiencia, pero pagó un alto precio: perdió su
imaginación" ¿Aún estamos a tiempo de recuperarla?
-Sí, porque está ahí, sólo hay que desarrollarla. En la universidad
di una conferencia a 18 profesores que estaban muy desmotivados, y
aparte de eso me dieron una hora terrible que es las tres de la tarde.
Unos iban con su bocadillo, otros tenían sueño. Estuve tres días con
ellos, y el primero se me dormían pero poco a poco fueron tomando
interés. Al final no podían ni estarse quietos y tenía que mandarles
sentar para seguir. Estaban tan motivados, tan entusiastas... y todo
porque había desarrollado su imaginación. Hay que lograr darle un cauce
a nuestra imaginación, que consiste en hacer cosas útiles. Y lo más
motivante es que anima a los que están a tu alrededor. Yo lo he hecho en
empresas en las que he trabajado y todavía hay vendedores que me dicen
que tienen en la pared las cartas que les escribía. Que haya motivación
en la universidad, colegios, que ellos ejerzan su imaginación para
inventar cosas, para crear, para resolver problemas... Porque lo más
grande para el ser humano es crear algo.
-Entonces la verdadera inteligencia es la que no nos
mejora sólo a nosotros, sino todo lo que está a nuestro alrededor...
-De todas, todas. Mire por ejemplo personas como Edison, que no
tenía ningún título y ni siquiera era ingeniero y el hombre tenía cuando
murió más de mil patentes a su nombre. Si no hubiera sido por él
estaríamos con velas, no escucharíamos música grabada... Estas personas
utilizaron su inteligencia para hacer cosas.
"En la vida hay que involucrarse.
El gran problema está en que huimos de las dificultades,
cuando hay que afrontarlas, porque al tratar de resolverlas
desarrollamos nuestra mente" |
-Si el sentido del humor es una facultad de la mente,
como afirma en su libro, ¿no cree que muchos políticos tienen una gran
carencia?
-En la política es donde más necesidad hay de imaginación y de
humor. Hay muy poca imaginación y están siempre con la cara muy seria.
Si se sonríen es por la cámara, pero el sentido del humor no es cuestión
de reírse o no, va más allá. Los políticos son demasiado fanáticos, lo
cual es una carencia total de inteligencia. Y es que las ideologías son
muy relativas; derechas e izquierdas han fracasado, y tenemos que
aceptarlo. Pero lo que les sucede a ellos pasa en muchas de las
profesiones: se sufre de deformación profesional, lo cual no permite ver
más que un camino, el suyo. Yo presenté hace un tiempo un sistema para
avanzar en la terapia del SIDA, una idea que a médicos y biólogos les
pareció muy buena y me aceptaron. ¿Cómo se me pudo ocurrir? Porque no
tengo su deformación profesional y se me ocurren más caminos.
-El discernir también es facultad mental, ¿no lo están
poniendo difícil los medios de comunicación, ofreciendo una información
única que no permite distinguir la realidad?
-Todo es pura falta de imaginación. La televisión es mala, pero no
porque el medio sea malo -hay documentales y películas muy buenas-, sino
por la falta de imaginación de los anunciantes, de los que se ocupan de
los contenidos, de los productores, de los directores. Mucha crítica a
la telebasura pero no se hace nada.
-En su caso, ¿cree que lo que le mantiene tan joven son
sus ganas de aprender?
-Siempre. Me encanta leer, escuchar, saber... Mientras viva hay que
aprovechar cada momento de la mejor forma posible para uno y para los
que están alrededor.
-¿Y de qué le gustaría saber más?
-Me gustaría conocer muchísimo más sobre las enfermedades, economía,
el trato con las personas... Me gustaría saber mucho más de todo porque,
como decía un filósofo griego, "Sólo sé que no sé nada". ∆ |