Escapar del círculo de la
violencia y del acoso de los maltratadores sigue siendo un proceso lleno de
espinas, largo y difícil y por eso es importante mencionar la valentía de
las que emprenden la ruta de la libertad con mucho dolor y esfuerzo. |
|
NOVIEMBRE 2004
LA
HORA VIOLETA
LAZOS BLANCOS
POR ISABEL MENENDEZ
C uando estas líneas vean la luz
estaremos ya en el mes de noviembre, el que contiene el Día
Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. Por fortuna, en los
últimos años hemos asistido a un incremento de la sensibilidad ciudadana
hacia el problema del maltrato en particular y de la violencia que
padecen las mujeres en general y, quien más y quien menos, intenta
recordar que el Día 25 de noviembre hay que ponerse un lazo blanco para
solidarizarse con los centenares de compañeras, amigas, hermanas,
vecinas o madres que han perdido la vida a manos de los varones con
quienes habían soñado un proyecto de vida en común. Junto a ellas,
muchas más padecen las secuelas de agresiones físicas y psíquicas de
todo tipo cuando no el exilio o la sordidez que impone la vida de
fugitivas, la falta de recursos económicos y, sobre todo, el miedo y la
soledad que las acompaña en los primeros pasos de un nuevo camino que,
sin embargo, ofrece la esperanza certera de la luz, una esperanza hacia
la que debemos ayudarlas a dirigirse desde cualquiera que sea nuestro
entorno personal o profesional.
Muchas personas creen que ahora hay más violencia conyugal que antes,
porque salen muchas noticias en la prensa y continuamente escuchamos
testimonios en la televisión. Las mujeres que trabajan en esta área
aseguran que lo que ocurre es que se ha visibilizado lo que antes estaba
oculto y que ya no existe la vergüenza (o al menos no en la misma
medida) que paralizaba a las agredidas pues la sociedad convertía en
culpables a las víctimas (así funciona el discurso social). No obstante,
escapar del círculo de la violencia y del acoso de los maltratadores
sigue siendo un proceso lleno de espinas, largo y difícil y por eso es
importante mencionar la valentía de las que emprenden la ruta de la
libertad con mucho dolor y esfuerzo. Y es responsabilidad de todos y
todas no permitir ni una mínima expresión jocosa o irrespetuosa hacia
ellas, sobre todo cuando la intoxicación y la reacción (mediática,
política, ideológica... la que sea) insiste en convencernos de que
muchas de ellas se inventan ese rosario de padecimientos para conseguir
beneficios económicos o de otro tipo. Nadie que haya hablado unos
minutos con una mujer maltratada puede asegurar semejante injuria
sosteniéndole la mirada. Contribuir a su desprestigio es de una bajeza
intolerable y nos convierte también en culpables.
Las expertas en comunicación, por su parte, advierten de que lo que se
ha incrementado es un tratamiento sensacionalista de las noticias que
recogen este tema y que, a pesar del papel de responsabilidad social que
los medios han jugado en ello, la forma en que suelen estar elaboradas
estas informaciones es cuestionable. Tanto es así que diferentes
organizaciones llevan tiempo publicando decálogos y manuales sobre cómo
elaborar información correcta en relación con agresiones a mujeres. Así,
a finales del pasado mes de octubre, el Colexio Profesional de
Xornalistas de Galicia firmó la "Declaración de Compostela" en la que
hace público su compromiso, como antes lo hicieron otros grupos
profesionales, de trabajar en la erradicación de esta lacra desde su
propio ámbito que es el de construir información. Tras un proceso
participativo, en el que estuvieron presentes no sólo las y los
periodistas sino también el movimiento organizado de mujeres, fuerzas
del orden y la seguridad del Estado; la judicatura, la fiscalía y la
abogacía; también estuvieron allí profesionales de la psicología y la
pedagogía e incluso algunas mujeres de la política local, comunicólogas
y, justo es decirlo, numerosos varones que comparten la repulsa por esta
lacra que cuestiona nuestra calidad democrática, se aprobó, tras una
intensa jornada de muchas horas de trabajo, un documento que pretende
ser un manual de intenciones para trabajar contra la violencia de
género. Entre otros compromisos, se afirma que la erradicación del
problema exige una actitud activa y que el silencio hace cómplices a
quienes no se involucran. El texto, que está ya en fase de publicación,
se hará llegar a todos los medios de comunicación de la Comunidad y
otros de fuera, con el objetivo de conseguir adhesiones y difundir la
sensibilidad. Pocos días después leo en el periódico que la cadena de
televisión Tele 5, ha elaborado un manual de medidas para controlar los
programas "basura". Es lo que se conoce en la profesión como
autorregulación, es decir, la vía que las y los profesionales tienen que
elegir en un trabajo al que se le supone responsabilidad social. No sé
si se quedará en un texto de expresiones políticamente correctas, espero
que no, pero lo que nadie puede obviar es que la televisión parece
caminar en una única dirección (mejor diría que sin dirección),
especialmente en los programas llamados de información rosa que, ahora
más que nunca, están tiñéndose escandalosamente de amarillo. Todo lo
contrario a la ética periodística. Todo lo contrario al respeto por la
intimidad y el dolor de las personas que, como las víctimas de
violencia, merecen un lazo blanco de respeto y empatía no solo el 25 de
noviembre sino todos los días del año. ∆ |