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MAYO 2004

Flor rebelde

ROSA REGAS
-Escritora-

ROSA REGAS

Es como la flor que le da nombre: bella y delicada, y a su vez con una fortaleza fuera de lo común, capaz de clavar sus espinas a los que ultrajan los derechos humanos. Si a ello añadimos el 'don de la energía', que es como ella llama a su vitalidad, obtenemos una escritora de éxito, que antes ha sido deportista, editora, y traductora de la ONU. Su vida es una lección de rebeldía que practica a diario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"La libertad es también reconocer la libertad del otro. Y a esto no estamos dispuestos, porque somos todos muy autoritarios"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


"Si nos unimos somos muy fuertes, y eso es lo que intentan evitar los gobiernos que nos quieren dominar"

 

 

Texto: Marta Iglesias
Foto: Fusión


Quedamos a las ocho de la mañana para desayunar en el hotel donde se aloja y a esa hora despliega una vitalidad desbordante, tanto física como mental. Entre un té, una tostada y cereales desgrana con gran agudeza el mundo que nos rodea, intentando desentrañar sus secretos. Hoy cambia el periódico por una amena conversación donde se dan la mano la realidad con retazos de su vida.

-El otro día recibí un correo suyo sobre un escrito de la Sección Femenina donde añadía a título personal, "Ya no hay mujeres como las de antes". ¿Seguro que no existen ninguna de esas víctimas entre nosotros?
-Yo creo que todavía queda gente con esa educación, aunque yo no la conozco. Es ser víctima de una historia. España no ha tenido sólo estos 40 años de oscurantismo durante el franquismo, ha tenido 20 siglos. Lo que te quiero decir es que si hubieran sido 40 años sería más fácil de quitar, pero esto está de toda la vida. La Iglesia ha mandado aquí desde siempre. Hay mujeres en este país que murieron por darle a una persona una taza de hierbas para que se curara el dolor de barriga, porque estaba prohibido que las mujeres tomaran decisiones. Entonces las consideraban brujas y las quemaban en la plaza pública. El oscurantismo que ha vivido este país durante tantos siglos es muy gordo.

-Tras los 40 años de franquismo, ¿considera que ha habido un gran cambio?
-Sí, pero también ha habido una regresión. Los primeros 20 años de democracia fueron espléndidos, se empezaron a romper cosas, vino la Ley del Divorcio, la Ley del Aborto, la libertad de las mujeres... Pero con el gobierno del PP, reaccionario y catolicón, dimos un paso atrás. Fíjate que ahora la TV es mucho más basura de lo que era hace diez años y eso no es porque sí, es mucho más basura porque interesa que las mujeres estén amarradas a la TV viendo basura y ellas mismas se conviertan en personas sumisas, que no piensen. No hay debates, no hay programas políticos, no hay programas culturales, solamente mierda, mierda y mierda. Y esto porque no interesa que la gente piense. Una persona que piensa se dará cuenta de que España es el último país de la UE en servicios sociales, que aquí no tenemos ayuda a las familias, que no tenemos ayuda a los ancianos.

La Rosa Regàs que tengo ante mí es la mezcla de muchas Rosas. En ella se dan cita aquella niña separada de sus padres por ser rojos, y educada en una escuela de monjas por orden de su autoritario abuelo; la joven que se casó en cuanto salió de la escuela; la madre de cinco hijos; la deportista que desafió las normas para competir; la mujer que, rebelándose ante un eterno futuro como de ama de casa, decide ir a estudiar a la Universidad; la arriesgada editora; la aventurera que dejó todo en su vida para pasar diez años en Bruselas como traductora de la ONU; la escritora que a los cincuenta años da a luz su primer libro; la ganadora de los premios Nadal y Planeta; la luchadora implicada en todas las causas justas; la hermana, la abuela, la amante, la eterna amiga. Todas estas y muchas más Rosas asoman por sus ojos, se adivinan en sus palabras, en su fuerza, en el gesto de sus manos, en sus palabras directas.

-Fue una mujer atípica para su época, ¿se considera una mujer valiente?
-Sí, me veo valiente porque soy una persona muy fuerte y he cambiado en todo lo que he podido. Aunque en ocasiones me costaba mucho, porque me venía a la cabeza eso que nos dicen a las mujeres cuando nos equivocamos de 'qué torpe eres'. Y también soy consciente de que en mi misma época había mujeres que no tenían esa fuerza que a mí me mueve, mujeres sumisas que no lograron cambiar.

-Apoya muchas plataformas de lucha, una de ellas por la laicidad en la educación...
-Sí, porque esto es lo que pide la Constitución, no lo que se ha inventado la anterior ministra de Cultura, que se puso de acuerdo con la Conferencia Episcopal.

-¿Le recuerda esa educación a lo que le enseñaban en la escuela de niña?
-Yo fui a una escuela distinta, a un colegio de monjas dirigido por un sacerdote extraordinario, que había sido el director de los seminarios en la época de la República en Barcelona y lo relegaron a este colegio. Era una maravilla y me ha enseñado muchísimas cosas, como una frase que repito mucho cuando doy conferencias dirigidas a las mujeres: 'Si buscas una mano que te ayude, la encontrarás al final de tu brazo'. Si tú no te ayudas, la ayuda que recibas de los demás no hará efecto.

-Viéndole tan vital, ¿por qué cree que a tantas personas les resulta tan difícil envejecer?
-Porque se les ha parado el cerebro. Si no se ejercitan las facultades mentales, éstas no se desarrollan y al no desarrollarse las facultades mentales te vas quedando con las mismas apetencias de cuando tenías 20 años. No adelantas. Y a los 20 años lo que quieres es estar guapa y si no adelantas, a los 40 también y a los 80 también. Y te pones histérica y lo único que quieres es operarte y ser una niña de 20, cosa que es imposible. Todas estas mujeres que además les pagan operaciones de las tetas a sus niñas de 18 años, están apostando por una vejez amargada. Cada operación de éstas te amargará la vida en el futuro, porque llegará un momento en el que ya no te puedas operar más.

-¿Y de dónde le proviene esa juventud que le sale por los poros?
-Cada persona tiene un don. Hay personas que nacen con el don de la inteligencia, de la belleza, de saber hacer dinero. Yo tengo el don de la energía y tengo muchísima. Si te cuento mi programa para esta semana ni te lo crees.

-¿Por qué considera que es tan importante que todos tengamos un lugar en la mente para soñar, para fabular?
-Porque es fundamental dejar volar la imaginación y tener para ello un lugar libre en la mente. Y esto es algo que a las mujeres nos cuesta mucho, porque siempre tenemos la cabeza ocupada con los hijos, los problemas caseros... Así que es fundamental tener ese lugar libre, sobre todo en el caso de la mujer, para conocerse y soñar. Fíjate que hay mujeres que han muerto sin conocerse, sin saber siquiera quienes eran, qué pensaban de las cosas, asumiendo siempre lo que les imponían desde fuera. Y eso es algo terrible.

-En su caso, ¿de qué llena los espacios de su mente?
-De muchas cosas: proyectos, preparación de conferencias, amigos y sobre todo lecturas. Yo escribo todo lo que puedo, pero leo muchísimo.

-¿Qué le hace confiar tanto en el poder del ciudadano, que transmite en todas sus conferencias?
-Tengo mucha esperanza en el movimiento ciudadano. Lo que pasa es que cada individuo solo no es nada. Si el ciudadano no se une en organizaciones y en asociaciones no tiene fuerza. Por eso yo siempre digo 'Unámonos'. Por eso me gusta tanto oír a gente que ha organizado un grupo para algo, porque la fuerza la hace la unión. Ir por libre está muy bien, pero si tú vas unida a una serie de gente, el trabajo que haces se multiplica por mil, y eso es lo que intentan evitar los gobiernos que nos quieren dominar, ya sean de derechas o de izquierdas. En la Rusia de Stalin sólo existían las organizaciones que creaban ellos, pero lo mismo pasaba en la Alemania de Hitler y en la España de Franco. Quiero decir que los gobernantes saben muy bien que si nos unimos somos muy fuertes. Y no es necesario que las uniones sean de mucha gente. En un pueblo, una asociación de 25 mujeres puede cambiar su destino.

-¿Qué le indigna hoy en día?
-El PP y todas las mentiras que nos han dicho constantemente. Por ejemplo, Zaplana es el embustero más grande que hay. Incluso llegó a decir: 'el presidente nunca dijo que hubiera armas de destrucción masiva'. Y se queda tan fresco; pero como la mayoría de personas no piensan, esto a base de repetirlo terminan por creerlo. Pero por ejemplo el PP, que tanto se ha indignado con el asunto de Carod Rovira no dice que Zaplana, cuando era presidente de la Generalitat Valenciana, recibió con todos los honores al líder de las FARC, que es el grupo terrorista más grande del mundo después de Al Qaeda, con 20.000 muertos en su haber. Mentiras y mentiras y mentiras.

-Usted ha dicho, "No quiero hacer de mi corazón una obra de arte sino un insondable pozo de libertad", ¿lo ha conseguido?
-¿Yo he dicho esto? Es bonito, pero estoy en ello. Yo soy una persona dentro de todo bastante libre, pero también tengo mis limitaciones, hay cosas que me hacen detenerme y muchas veces la vida se me hace difícil. Pero creo que a medida que voy creciendo no solamente tengo menos pelos en la lengua, sino que también me parece que soy capaz de pensar más libremente. A veces tengo que hacer verdaderos esfuerzos porque me dejo llevar por la emoción o por las sensaciones, en lugar de dejarme llevar por la racionalidad. Digamos que son dificultades que uno encuentra en el camino que hay que ir salvando, no hay que desanimarse. Además si me equivoco da igual, vuelvo a empezar, no me pasa nada. No me importa equivocarme, ni me importa reconocerlo.

-La relación con los demás -hijos, marido, amigos- es lo más importante que ha tenido en su vida. ¿Por qué relacionarse, conversar, hablar, es uno de los temas pendientes de la sociedad?
-Pues porque somos todos muy autoritarios. Porque en el fondo la libertad es también reconocer la libertad del otro. Y esto es a lo que no estamos dispuestos. Nosotros pensamos que lo nuestro vale más que lo que piensa el vecino. Y entonces no intentamos debatir, escuchar lo que nos dice, compararlo con lo que nosotros pensamos y establecer un debate en el que ambas partes podemos cambiar. No, no. Se trata de luchar para imponer nuestro pensamiento en el otro.

-¿Por qué el folio en blanco es un desafío y sin embargo llena con ilusión las páginas blancas de su vida diaria, sin importarle el qué dirán ni el temor a equivocarse?
-Bueno, me cuesta todo. Me cuesta ponerme a escribir, me cuesta salir de lo que estoy haciendo para hacer otra cosa... Es que una cosa es la vida de cara al exterior y otra cosa es escribir, que es la vida de cara al interior. Y en esa vida tienes que sumergirte dentro de ti misma, lo cual requiere un esfuerzo.

-¿Cómo se compra el tiempo, algo en lo que pensaba invertir los cien millones del Premio Planeta?
-Con aquello lo que quería decir es que deseaba hacer más cosas que me gustaban y eso lo he hecho, aunque no en una gran medida. Es que es muy difícil porque todo lo que hago me gusta, y no soy capaz de renunciar a ninguna actividad. Me gusta dar charlas, conocer a la gente y saber lo que piensan, me gusta defender las libertades de la gente, me gusta meterme con el PP y me gusta pelearme con Mercedes de la Merced. Digamos que lo que siempre me falta es tiempo. La pena es que no soy de vocación única. Si fuera de vocación única me metería en una habitación y estaría todo el día escribiendo, pero no es mi caso. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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