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UNA VISION DE FUTURO

MARZO 2004

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UNA VISION DE FUTURO

He tenido un sueño. En él he visto a la Diosa Madre, a la Tierra, tocar con su mágico y poderoso dedo a la mujer, a todas las mujeres del planeta, en la frente. He visto cómo una corriente de energía eléctrica penetraba en ellas y recorría sus cuerpos desnudos impregnándolos de fuerza y despertando en ellas la sabiduría dormida, herencia de la Madre, y el poder oculto, herencia del Padre, y cómo con la combinación de ambas cosas se fundía el arma símbolo ancestral del guerrero, una espada que se materializaba en sus manos y brillaba con luz propia, como si un nuevo sol hubiera despertado de un largo letargo y llenara con su luz todos los rincones del Planeta.
En el sueño he visto a las mujeres levantarse con la espada en la mano. En sus ojos brillaba una extraña luz que parecía fuego. Sus cuerpos desnudos mostraban la belleza más absoluta, con altivez, desafiantes, como vengándose de tantos siglos de represión, de ocultar con vergüenza aquello que habían catalogado como prohibido, como símbolo del pecado y del mal.
Un aura de libertad las envolvía y su decisión era tan firme que todos se apartaban a su paso.
Era evidente que nada podría detenerlas, que no existía fuerza en el planeta capaz de frenar tanto poder, de evitar las consecuencias de su despertar.
Las mujeres, todas, como respondiendo a un impulso común, a una fuerza que las dirigía desde algún nivel mental interno, se dirigieron a los hombres y les ofrecieron dos caminos, dos posibilidades. La primera consistía en establecer un pacto mediante el cual el planeta pasaría a ser gobernado íntegramente por ellas. Así comenzaría un proceso durante el cual ellas mostrarían al hombre el verdadero poder, su correcto manejo, para que los que así lo desearan pudieran compartir el futuro junto a ellas en igualdad de condiciones, con absoluto respeto y reconocimiento hacia las cualidades de ambos sexos, con la sabiduría heredada de la Madre y con el poder heredado del Padre. Y así, en un futuro cercano, ambos gobernarían en igualdad de condiciones.
La segunda opción consistía únicamente en una declaración de guerra sin condiciones. El bando que venciera heredaría el planeta.
Los hombres callaron ante las dos propuestas y se retiraron a debatir. Pasaron mucho tiempo discutiendo, enredados en polémicas, con la férrea oposición de los que ostentaban el poder y de los líderes religiosos.
Mientras, las mujeres esperaban sin moverse, en silencio, con la decisión brillando en sus ojos, su espada en la mano y sus cuerpos desnudos.
Poco a poco, algunos hombres fueron abandonando la reunión y en silencio se fueron situando entre las mujeres, su actitud mostraba claramente que habían aceptado la primera opción. A medida que pasaba el tiempo más hombres se iban sumando a ese movimiento, así hasta que sólo quedó en el debate un reducido grupo que representaba a los poderosos y a las religiones.
Pasó un tiempo y las mujeres, algunas mujeres, rodearon el lugar formando un círculo que lo envolvió totalmente.
Entonces levantaron sus espadas y poderosos rayos surgieron de sus puntas formando un círculo de energía eléctrica que creó una especie de jaula eléctrica que aisló el lugar del resto del planeta.
Luego se retiraron y dejaron allí aislados y solos a los que no habían aceptado su oferta.
A continuación se dirigieron a los hombres, les cogieron de la mano y se los llevaron con ellas para comenzar a enseñarles los secretos del poder, el manejo de la espada, las claves de la sabiduría, los misterios ocultos del amor, la magia ancestral del sexo, la perfecta relación entre los sexos, entre los dos polos, y así, juntos en mente y cuerpo, poder comenzar a diseñar el futuro, una nueva humanidad en una nueva Tierra.
Y antes de que el sueño se desvaneciese se me permitió ver un poco de ese futuro, y sólo había luz, y sólo había poder, y sólo había alegría, y sólo había belleza.
Y entonces comprendí que la clave de este presente para que ese futuro sea posible, está en la naturaleza oculta de la mujer, en su despertar, en su decisión, en su reconocimiento como Hija de la Madre Tierra y del Padre.
Y supe que no sólo era posible, sino que era real. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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